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La fundación de Goya

Por Juan Carlos Raffo

Especial para El Litoral

Corría el año 1771... y aparecían los primeros antecedente sobre la fundación de Goya. En la fecha, 7 de octubre, se celebra el Día de la Virgen del Rosario, constituyéndose la misma en la recordación más destacada de esta importante ciudad que no registra fecha de fundación precisa.

Por disposición del teniente de gobernador, don Juan García de Cossio, el 29 de agosto de 1771, le fue concedido al portugués don Bernardo de Olivera, casado con doña Gregoria de Morales y Alegre, un terreno que había solicitado al Cabildo  de Corrientes se le diera en depósito. Cinco meses después que Olivera obtuviera esta concesión, se presentó don Francisco Antonio de Soto, hijo de doña María Francisca Gil Fernández de Leuza de Soto, y solicitó el mismo terreno que el Cabildo le había otorgado a su madre el 22 de abril de 1771. 

El 4 de febrero de 1772 dispuso el Ayuntamiento  que el campo le fuera entregado a Soto, cosa que se cumplió el 7 de junio de 1773. Al pretender poblarlo encontró a Olivera que ya estaba establecido y, al solicitarle éste autorización para permanecer en el lugar, en principio lo autorizó a quedarse, aunque en noviembre de 1774 pretendió desalojarlo y si bien el teniente de gobernador hizo lugar al pedido, luego aceptó la apelación de Olivera. El pleito fue largo y recién a fines del siglo se le dio la razón a Soto cuando éste, por diversas razones ya había perdido interés en las tierras.

Posteriormente hubo otros reclamantes de las tierras, pero Olivera siguió en ellas llevando una vida modesta. Para afirmar su derecho, al lugar donde estaba su estancia le dio el nombre de Goya, apodo de su mujer, doña Gregoria de Morales. Con ese nombre comenzó a conocerse a un pequeño embarcadero para canoas, lanchones y embarcaciones menores que se hallaba ubicado sobre el Paraná a unos cien metros de su casa. Según dice Arturo de Carranza, (por primera vez aparece su nombre en un documento oficial, el 21 de marzo de 1792, al detallarse una carga de cueros a embarcar en el puerto que llaman Goya). 

Eran entonces teniente gobernador de Corrientes, el maestre de campo Juan García de Cossio y gobernador del Río de la Plata Juan José de Vértiz y Salcedo. Los hijos del matrimonio Olivera formaron sus familias y se instalaron en predios aledaños al de sus padres, contribuyendo al afianzamiento de la población. Doña Goya, la que sin proponérselo dio su nombre a esta importante ciudad correntina, murió a principios del siglo XIX. Poco después culminaron las gestiones de desalojo iniciadas por los Soto y don Bernardo Olivera y todos sus descendientes tuvieron que abandonar el lugar, encontrando refugio en los campos de su antiguo apoderado, don Antonio Hidalgo, sobre el arroyo Batelito, a cinco leguas al sudeste del pueblo que comenzaba a crecer. Olivera murió el 22 de febrero de 1815, cuando era ya más que centenario.

Y, finalmente, transcribimos lo que nos dice Carranza sobre el poblamiento de la zona: (el poblado se fue configurando y creciendo con los miembros de la familia Olivera-Morales principalmente, sus hijos, yernos, nueras y los nietos que empezaban a nacer, algunos de los cuales eran bautizados en pequeños oratorios, pero se registraban en la parroquia de San Roque.

 También varios integrantes de la familia Soto, sus rivales en el pleito de desalojo y otros vecinos que poseían establecimientos ganaderos en los parajes de Santa Lucía, Maruchas, Batel y Mojones, fueron avecindándose en las cercanías del embarcadero.

Juan Francisco de Soto fue, a su vez, quien donó los terrenos para la iglesia y cementerio, que quedaron terminados en 1810.

A raíz del número de pobladores que se iban afincando, el Cabildo de Corrientes consideró necesaria la designación de un Juez Comisionado y en 1769 es nombrado don Nicolás Verón de Astrada y posteriormente en 1772 es designado en el mismo cargo Juan José Ocampo, cuyas responsabilidades eran que “cuiden y velen la honra y gloria de Dios y recta administración de Justicia y mantengan en buen orden y armonía la vecindad...”.

Juan Mateo Arriola, nacido en Goya, fue designado Juez Comisionado en 1820 y el 17 de diciembre de 1822 se hizo cargo de la Comandancia Militar. 

Hacia 1820 se nota un fuerte crecimiento de la población y se establece la iglesia y se erige la parroquia de su feligresía. El pueblo es elevado a la categoría de Villa por Ley del 18 de febrero de 1825. Tiempos en que gobernaba Pedro Ferré la Provincia.

En 1826 es trazada la plaza Libertad, luego llamada 25 de Mayo y actualmente Mitre. De la original solo queda la Pirámide de la Libertad, similar al Obelisco de París.    

El 7 de octubre de 1852, siendo flamante gobernador Juan Pujol, fue elevada de categoría “de villa a ciudad”. El mismo texto de la Ley decía en su artículo 2º: la nueva ciudad creada tendrá por autoridad superior local un Prefecto, que dirigirá la administración civil y económica de ella y su jurisdicción. Firman la Ley Tiburcio Fonseca, autoridades de la Legislatura Provincial y la promulgó el gobernador Pujol.

En 1857 una comisión de vecinos inicia la construcción del templo de la Iglesia Catedral con las dimensiones actuales, utilizando la edificación existente. Fue solemnemente inaugurada el 15 de agosto de 1884. Fue construida por el arquitecto Francisco Pinarolli. 

En el año 1866, en medio de la guerra de la Triple Alianza, el 7 de febrero se creaba el Concejo Municipal, un paso institucional muy importante para la segunda ciudad de la provincia. El primer cuerpo tuvo como presidente a Pascual Lodola y lo integraban los ediles Desiderio Rosas; Vicente Ibáñez; Fermín Soto; y Santiago Baibiene. Como suplente, Juan Canevaro.

En tanto la iglesia La Rotonda data de 1876 y se construyó con el aporte y voluntad testamentaria de Sinforosa Rolón y Rubio. Gracias a su iniciativa se levantó también el hospital San Juan de Dios (actual Hogar de Ancianos). En el año 1887 abre sus puertas la Escuela Popular de Goya y en su nuevo edificio comienzan las clases en 1896 con sus primeras maestras Isabel y Raquel King, traídas de los Estados Unidos por  Domingo Faustino Sarmiento.  

Una particularidad es la Casa de Gregorio Araujo, quien fue fusilado por orden de Urquiza el 15 de agosto de 1846) y luego vivió en ella Juan Esteban Martínez, actual Casa de la Cultura. Aquí se alojó en 1846 el por entonces joven Mariscal de 18 años Francisco Solano López, quien llegó con 4000 soldados a sumarse a la causa libertaria de Corrientes en su lucha contra Juan Manuel de Rosas. Más tarde fue sede del Colegio Gorriti y de la Escuela Graduada, la primera autorizada por la provincia el 1º de febrero de 1878. Posteriormente fue la residencia del doctor Juan Esteban Martínez, gobernador de Corrientes.

Los ejidos de la actual ciudad de Goya fueron establecidos por Ley del 15 de junio de 1901. A 7 kilómetros se encuentra Colonia Carolina, lugar de asentamiento de familias de inmigrantes italianos, radicados en el departamento entre 1870 y 1884. En 1892 se fundan Colonia Isabel Victoria y Colonia Porvenir.

Muy cerca de Goya se libró la batalla de Ñaembé (en guaraní plato grande), donde el 26 de enero de 1871 se enfrentaron las fuerzas correntinas a las órdenes del coronel Santiago Baibiene y las del entrerriano Ricardo López Jordán, quien cayó derrotado. El 8 de septiembre de 1968 se realiza la primera “Fiesta del Agricultor” en Colonia Carolina.

Nace Colonia Carolina a partir de la Estación del Ferrocarril del Nordeste Argentino (Fcnea) en el ramal de Mantilla a Goya. Dista 6,9 kilómetros de Isabel Victoria y 9,8 de Goya. Queda en el km 441 a contar de Monte Caseros y a 227 km de la capital de la provincia. Originariamente fue llamada Berón de Astrada, por resolución del Ministerio de Obras Públicas de la Nación del 7 de julio de 1910. Por existir dos lugares de este nombre en la provincia, se le atribuyó la denominación de Colonia Carolina por resolución de 15 de diciembre de 1930.

Además de la buena ruta terraplenada que lo une a la ciudad de Goya, tiene caminos que la vinculan con Lavalle (15 km) y Maruchas (10 km). Las cargas más habituales del tren en su época de esplendor eran de naranja, tabaco y algodón.

Fue fundada en terrenos de su propiedad por don José Jacinto Rolón. El propósito del progresista colonizador proviene de 1857, en tiempos en que gobernaba la provincia el doctor Juan Gregorio Pujol y cuyo ministro general era el presbítero José María Rolón, primo de quien impulsaba la creación del poblado. 

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