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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

El largo viaje de un grupo de botánicos para crear una orquídea de singular linaje

El resultado es una planta fuerte, domesticada pero agreste, gentil de cultivo y con sus flores blancas, vistosas, grandes, raras y perfumadas.
Planta florecida de Habenaria Iberá FCA. B: Plantas cultivadas en maceta. C: Plantas cultivadas en pileta de cemento de 0,25 m3 .

Una de las tareas primordiales en el fitomejoramiento de orquídeas es contar con ejemplares taxonómicamente determinados, vigorosos, sanos y florecidos por lo que conocer su cultivo y origen de las plantas es de vital importancia para la hibridación. Los viajes de colección siempre son aventuras botánicas a lo desconocido; salvo que se realicen con botánicos expertos, hábiles conocedores del terreno y generosos de compartir sus habilidades y saberes con un citadino cuya única habilidad era contar con un carnet para conducir una camioneta Ford F100 modelo “antiguo” y de color amarillo.

En diciembre del año 2001 el investigador del Instituto de Botánica del Nordeste (Unne - Conicet), Eduardo Flachsland, realizó un viaje de colección junto a la  doctora María Mercedes Arbo, el botánico Aurelio Schinini y Carolina Peichoto al Macrosistema del Iberá, ingresando desde el norte (Ituzaingó - Corrientes), por un camino arenoso, sinuoso y de escaso mantenimiento.

"Tuve muchas vivencias y experiencias con Aurelio; fue y seguirá siendo el botánico más importante que tuvo el Ibone", dijo Flachsland en diálogo con El Litoral. En una foto que conservan de él se lo puede ver en plena tarea de colectar las plantas en un campamento en plena selva misionera.

Los detalles del viaje y la fecundación de un híbrido de orquídeas, narrados en primera persona por Flachsland, fueron publicados en la última edición de la revista Bonplandia, especialmente dedicada al macrosistema Iberá. El artículo completo está disponible en el repositorio digital de la Universidad Nacional del Nordeste y a continuación se reproduce su fragmento:

El ingreso a las lagunas y parajes lo hicimos por un largo canal en una lancha manejada por un baqueano del lugar. La primera impresión que uno tiene con Iberá es ¿cómo pueden haber tantas cosas, al mismo tiempo y en el mismo lugar? plantas acuáticas, palustres, terrestres, aves, peces, reptiles, insectos, mamíferos, sonidos, silencio, luz, sombras, aguas cristalinas. Luego de un recorrido por la Laguna Naranjito paramos en un embalsado, una isla de suelo flotante orgánico (histosoles) que, sin mediar ningún anclaje con el fondo, se traslada libremente por el espejo de agua cuando los vientos y la profundidad ayudan. Generalmente, en el centro de ellas, pueden crecer arbustos o incluso árboles de pequeño porte.

El encuentro conHabenaria gourlieana

Luego de caminar por el borde donde ligeramente se hundían nuestras botas, Aurelio me muestra una población de Habenaria gourlieana plenamente florecidas a 3-4 metros desde el borde del agua. Encontrarlas naturalmente en ese entorno fue increíble así que procedimos a extraer las plantas cuidadosamente, acomodarlas en la prensa de viaje con papeles de diario, confeccionar las etiquetas, escribir las coordenadas ayudados por un equipo de Sistema de Posicionamiento Global (GPS), para luego extraer los tuberoides enterrados profundamente (30-40 cm) en el sustrato vegetal mojado.

Estas plantas tienen dos tipos de raíces: blancas, finas, endebles y pubescentes (de ca. 2 mm de diámetro) y raíces gruesas (de ca. 7 mm), resistentes, ligeramente amarillentas (seguramente con tejido aerenquimático para transportar oxígeno al tuberoide) y también pilosas. Estas últimas son las encargadas de formar los tuberoides en su extremo por lo que resulta relativamente fácil recorrer con la mano estas raíces y llegar al final del tuberoide.

Extrajimos algunos ejemplares y muchos quedaron para continuar su crecimiento y reproducción. En el invernadero de la Facultad de Ciencias Agrarias (Corrientes), los tuberoides se plantaron en macetas (de 30 cm de diámetro y de alto), a 15 cm de profundidad y en sustrato comercial Growmix Profesional de Terrafertil® mezclados con musgo Sphagnum (50:50).

Crecieron, florecieron y se reprodujeron muy bien y desde entonces se las conserva en piletones de cemento (100 cm largo × 50 cm de ancho × 50 cm de alto) con una media sombra gris del 50%. Presentan dos brotaciones al año y pasan desde mayo a agosto (en estado de descanso fisiológico), de septiembre a diciembre (pleno crecimiento), de diciembre a febrero (plena floración) con una segunda brotación, crecimiento y floración (muy rápida), entre febrero y abril, si las temperaturas siguen siendo cálidas y hay humedad en el sustrato. Florecen dos veces al año (enero y abril).

Un viaje con suerte

El segundo viaje donde encontramos Habenaria bractescens fue totalmente circunstancial. En mayo de 2010, cuando estábamos viniendo con Aurelio Schinini desde Misiones y casi entrando a la provincia de Corrientes, me relata las dificultades y desventuras de un campamento botánico que habían realizado en un viaje de colección hacía 40 años atrás a la zona de San Carlos (Corrientes) con la Dra. Carmen Cristóbal y otros miembros del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE). Aurelio se acordaba de haber coleccionado aH. bractescensen ese sitio.

En ese entonces, el campamento lo armaron en un lugar de afloramiento basáltico, suelos lateríticos y un pequeño arroyo que corría en la base de una suave hondonada protegido por la típica vegetación de selva en galería.

Durante el viaje, en mayo, se notaban los primeros indicios del otoño en la vegetación en general y decidimos recorrer el camino de tierra colorada desde la Ruta Nacional 12 hacia San Carlos por la Ruta Provincial 34. La fisonomía del lugar había cambiado por completo y los islotes de montes habían sido sustituidos por campos abiertos, pasturas y ganado.

Cada 2 a 3 km nos deteníamos y Aurelio inspeccionaba el paisaje subido al barral del vehículo y marchábamos nuevamente a paso de hombre. Así lo hicimos por el camino abovedado de tierra colorada que subía y bajaba por suaves hondonadas y lomas, con curvas y contra curvas. Al menos cuatro a cinco veces nos detuvimos y Aurelio volvía a repetir: ´Eduardito, sigamos un poco más porque mi “GPU” no me indica nada de tan cambiado que está el lugar´.

Al llegar a la parte más alta de una lomada, giramos a la izquierda para comenzar a descender hacia una hondonada que en su parte más baja tenía un afloramiento de piedras basálticas, planas, grandes y apenas mojadas por el agua que cruzaba el camino de izquierda a derecha. Allí se encajonaba en un pequeño bañado y desaparecía entre piedras y vegetación hacia el monte en galería siguiendo la inclinación topográfica (de E hacia el O) donde predominaban “ceibos”, “timbós”, “mbocayás” y “curupíes”.

Mientras subíamos lentamente la pendiente, Aurelio dijo: ´aquí era, me acuerdo esta loma, el arroyo que cruzamos y el pequeño malezal´. Volvimos, estacionamos el vehículo, pedimos permiso en una casa ubicada a 300 m e ingresamos al pequeño bañado y montebajo en galería. Caminamos unos 200 m entre la vegetación siguiendo ese hilo de agua que corría entre piedras y vegetación con bordes bien demarcados y cubiertos por un colchón de musgos y gramíneas de bajo porte.

Aurelio me dice: ´aquí es, allí vas a encontrar a Habenaria bractescens aunque no las veas, trae la pala que mi “GPU” no falla´. Pala, cuchara de albañil, macetas y etiquetas en mano procedí a quitar la alfombra de musgos fácilmente y remover el suelo húmedo, húmico y granuloso y a 10 cm de profundidad aparecieron los tuberoides ovoides y blanquecinos de Habenaria bractescens completamente dormidos.

Sólo Aurelio con su inefable e increíble GPS botánico y mental pudo haberme mostrado el lugar con precisión satelital. Innumerables tuberoides de diferentes tamaños había allí abajo, así que cosechamos 20 de los más grandes con un poco de suelo del lugar, volvimos a poner la manta musgosa y nos entretuvimos unos momentos en recorrer el vergel de especies que crecían en los alrededores. En el invernadero las planté en macetas de igual manera queH. gourlieanay en la pileta con un poco de agua permanente junto a otras plantas palustres.

En cultivo es una planta que comienza su crecimiento y desarrollo desde agosto a mayo (dependiendo de la temperatura y humedad del sustrato). Entra en dormición con los primeros fríos del otoño. Florece plenamente en diciembre-enero con una segunda floración en abril. Al momento de plenas etapas florales, H. bractescens ya presenta los tuberoides bien formados y la brotación de los mismos está estrictamente regulada por temperaturas benignas y abundante humedad en las macetas, aspectos muy importantes para su producción y propagación exitosa.

Luego de la floración, si se suspenden los riegos lentamente hasta casi seco, los tuberoides entran en letargo y es posible guardarlos en musgo Sphagnum levemente húmedo en bolsas plásticas micro perforadas a 4-10° C.

El híbrido Habenaria Iberá FCA

En noviembre de 2014 ambas especies, H. gourlieana yH. bractescens estaban por comenzar a florecer y las polinizamos entre ellas. Es muy fácil hacerlo por sus grandes estigmas bipartidos y polinarios grandes y abundantes, aún más utilizando a H. gourlieana como madre. El 22 de diciembre de 2014 se hicieron cruzamientos recíprocos, pero sólo continuaron su desarrollo los frutos en H. gourlieana.

Otro interesante punto que tienen las Habenaria nativas es la rápida maduración de los frutos y formación de semillas luego de la fecundación que, en el caso de estas dos especies, demandan alrededor de 30 a 45 días, poco común en Orchidaceae. El monitoreo de las cápsulas debe ser permanente y las condiciones de riego, nutrición y sanidad de las plantas evaluado todos los días.

Las cápsulas se colectaron el 10 de febrero de 2015 y las semillas con 45 días post polinización, se cultivaron in vitro. Plantas desarrolladas del híbrido fueron aclimatadas y cultivadas en el invernadero en el sustrato comercial Growmix Profesional y el 17 de enero de 2018 florecieron por primera vez y se realizó el registro del primer híbrido de Habenaria para Argentina.

Habenaria Iberá FCA (H. gourlieana × H. bractescens)

Al momento de realizar el registro, Iberá era el único nombre que nos parecía adecuado. La sigla FCA corresponde a la Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), con la que registramos todos los híbridos de la institución, siendo 94 hasta este momento.

Habenaria Iberá FCA es una planta fuerte, domesticada pero agreste, gentil de cultivo y con sus flores blancas, vistosas, grandes, raras y perfumadas, misteriosa si la observamos detenidamente; como el Iberá. Este híbrido amalgama lo mejor de ambas especies parentales.

También es una planta importante para futuras hibridaciones y se está evaluando hibridarlas con sus hermanas lejanas asiáticas que aportan genes de colores (amarillo, naranja, rosado y rojo) ausentes en las especies de nuestra región en las que predomina el blanco y verde o amarillopálido. Este híbrido, junto a sus parentales (H. gourlieanayH. bractescens), han acrecentado el valor botánico y hortícola de este género tan poco conocido y amplía el interés de muchos orquideófilos a cultivar otras especies. 

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