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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Catástrofes: el planeta está temblando …

Sin duda los numerosos cambios del clima, huracanes, tormentas, tsunamis, erupciones volcánicas, el frío que congela y el calor desmesurado, sumado a las inundaciones, sequías y lluvias torrenciales, son un indicio irrefutable que este mundo va por mal camino, ayudado por la desidia del hombre, que contribuye tirando desechos a los mares y ríos, a que todo se acelere.
Planeta. El mundo está cambiando y tormentas, huracanes y tsunamis nos acechan

n En todo el globo se están produciendo constantes fenómenos meteorológicos que poco a poco van destruyendo al planeta y sus habitantes, las crecidas repentinas y las lluvias torrenciales con mucha caída de agua en pocas horas con las consecuentes inundaciones, de las cuales Corrientes tuvo una muestra hace poco. Los numerosos cambios climáticos son un alerta cercano de los que las autoridades de todos los países del mundo deberían tomar recaudos y estar preparados para cualquier tipo de catástrofe, que si bien es incontrolable, hay que tomar medidas preventivas para disminuir los riesgos y poder salvar el mayor número posible de vidas humanas. Y si a eso le agregamos el peligro potencial que puede venir del espacio exterior como un gran meteorito, debemos coincidir que el planeta está en peligro, a corto o largo plazo.

Los hielos de los polos también se están derritiendo y grandes bloques se desprenden y aumentan el caudal de agua del planeta en todas partes, con las subsecuentes inundaciones que no son causadas por las lluvias sino por el derretimiento de los casquetes polares. En todo el mundo las distintas industrias y fábricas arrojan a los mares y ríos enormes cantidades de desperdicios tóxicos y químicos que no solo alteran  las aguas sino también la vida de los animales marinos y acuáticos, que se ven alterados totalmente. Se mueren miles de peces y animales acuáticos envenenados. Sin ir más lejos, hace poco más de 10 días un volcán de los tantos activos en el planeta,  entró en erupción en Islandia provocando el éxodo de muchos habitantes de la zona. Todo está cambiando, pero para mal. Los grandes calores que ha venido soportando hasta hoy Sudamérica y en especial Argentina, se deben a muchos factores, la destrucción de la capa de ozono, la entrada a pleno de los rayos solares, que al no encontrar mayor resistencia  producen lo que se denomina el “efecto invernadero” donde el calor que entra proveniente del espacio exterior, no sale en la misma medida y queda atrapado en la atmósfera terrestre, provocando el mencionado efecto invernadero. La NASA dio a conocer hace poco más de un mes una información en que se daba cuenta que el Sol estaba produciendo gigantescas llamaradas solares, equivalentes a miles de bombas atómicas por su  potencia, estas llamaradas son llamadas técnicamente y en la jerga astronómica, eyecciones de masa coronal. Pueden demorar entre 36 y 48 horas en llegar a nuestro planeta y si bien no impactan directamente sobre la superficie, es evidente que en manera más atenuada llegan a “rozar” la Tierra y esto sería otra de las causas por la cuales el planeta está entrando en una etapa crítica en la vida climática el mundo. En fin, todo suma para mal y contra el desarrollo normal de la vida en nuestro planeta.

Un ejemplo actual

Pero vayamos a un ejemplo muy cercano en el tiempo: entre el 24 y 26 de mayo de 2017, Sri Lanka vivió sus peores lluvias en más de una década. Literalmente el cielo se les vino encima. Las precipitaciones anuales propias del monzón, esperadas por los lugareños, que dependen de ellas para sus cosechas, llegaron con una intensidad extrema, agravadas por los efectos de un ciclón tropical que se sumó a las desgracias de los habitantes de la zona.  La devastación fue generalizada, a lo largo de esos dos días, la caída del agua provocó el desbordamiento de ríos, así como inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en 15 de los 25 distritos de la isla. Murieron 215 personas, decenas de desaparecidos y 75.000 personas afectadas y evacuadas que l perdieron casi todo. Según algunos reportes oficiales, no solo tuvieron que lidiar con el agua sino también con ataque de cocodrilos y otros animales que al ver desbordado su hábitat pudieron desplazarse a gusto en toda la zona inundada, causando muertos y heridos. Las pérdidas materiales se calcularon en más de 5.000 viviendas destruídas por completo y otras 22.000 parcialmente, dañadas por el agua y el barro.

Tan terrible escenario estuvo a punto de repetirse e el 2018, a mediados del mes de mayo. Las lluvias anuales volvieron a impactar con toda su terrible fuerza a este pequeño país asiático y 20 distritos quedaron bajo las aguas, afectando a unas 175.000 personas. Pero esta vez algo cambió a su favor: ya estaban sobre aviso y eso marcó la gran diferencia entre el desastre anterior y este. Unos días antes que se desencadenara el aluvión, los ciudadanos de Sri Lanka comenzaron a recibir alertas insistentes sobre las tormentas que estaban por llegar. No eran los alertas comunes que se emitían casi a diario y los habitantes pudieron tomar recaudos para protegerse y tratar de salvar sus pertenencias para no perderlo todo. En este país las lluvias copiosas son habituales y casi a diario se hacen presente, por lo cual muchas personas no le dieron importancia a estos avisos de tormentas, pero los que si lo hicieron, pudieron salvar no solo sus vidas sino también las de sus familiares y sus pertenencias. Las advertencias llegaron a la población por todos los medios Facebook, Twiter, SMS, diarios, radios y televisión, además de boca en boca. Esto ocasionó que los daños no fueran tan importantes y si bien los hubo, no fueron de tanta magnitud como la vez anterior. Tal como lo pronosticó el Servicio Meteorológico de ese país, la vez anterior el deslizamiento de tierras ocasionó muchos daños y muertos, pero en esta ocasión, la gente salió con anticipación de los lugares calificados como peligrosos, y pudieron salvar sus vidas y parte de sus cosas. Todo esto nos deja como enseñanza que la única manera de poder pelear con algo de posibilidad contra la naturaleza, es la prevención, previniendo todos los efectos que podrían ocasionarse de no hacer lo correcto.

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