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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Grilla intensa y shows breves en la séptima noche chamamecera

Durante la noche del jueves, el auditorio se mostró molesto en reiteradas oportunidades por la brevedad de las presentaciones. El show de Santiago “El Bocha” Sheridan dejó sabor a poco en un público que reclamaba seguir escuchándolo.  

La pretensión de que la Televisión Pública transmitiera la mayor cantidad de números posibles generó roces y hasta negociaciones entre los artistas que subieron al escenario Osvaldo Sosa Cordero entre el lunes y el jueves, y en muchos casos dejó al auditorio con ganas de más. Sucede que para cumplir con esta idea, la organización de la Fiesta redujo el tiempo de los shows ubicados en la grilla antes de las 2 de la madrugada (horario en que se interrumpía la transmisión), y si bien la intención era buena, el público no lo supo entender y lo manifestó en reiteradas oportunidades mediante abucheos y silbidos. El caso de Santiago, “el Bocha” Sheridan fue el jueves uno de los más evidentes ya que los 27 minutos de su presentación dejaron sabor a poco en el público que no disimuló su descontento. 

“Los trapos sucios se lavan en casa” dice el refrán, pero en la Fiesta del Chamamé no fue tan así. Las internas y negociaciones para estar en la televisación nacional fueron puestas al descubierto en más de una oportunidad durante las cuatro noches en que la TV pública transmitió esta celebración. El caso más evidente fue el que tuvo como protagonistas (el miércoles) a Pedro del Prado y Chingoli Bofill. Sucede que el integrante de Amandayé contó al auditorio que los organizadores de la fiesta le pidieron que reduzca su show para que el hijo de Mario Bofill pudiera “salir en la tele”. Hugo Flores fue otro de los que se había mostrado particularmente molesto, mientras que algunos grupos canjearon minutos de show por la posibilidad de estar más adelante en la grilla.

El jueves la Fiesta Nacional del Chamamé estaba repleta de artistas talentosos, lo cual sobrecargó el espacio televisado (de 22 a 2 de la madrugada) y esto molestó al público especialmente durante el show del Bocha Sheridan, uno de los grandes favoritos. El artista contaba con 25 minutos para desarrollar su espectáculo (finalmente se extendió a 27) y no hubo posibilidades de “una más” tal y como lo reclamaba el auditorio y hasta el propio gobernador, Gustavo Valdés, que escuchaba desde la primera fila. 

Para esta edición de la Fiesta, el Bocha eligió un repertorio diferente. No sonaron clásicos como “Niña del Ñangapirí” o su exquisita interpretación de “Flores del alma”. El espectáculo comenzó con “Viejo Caá Catí” y le siguió un homenaje a Pocho Roch con “Por Santa Rosa me voy al río”. Sus hijos Santiago y Pablo interpretaron “Canto agradecido”, también hubo un homenaje a Toto Semhan que contó con la presencia del recitado Juan Pablo Baberán. El Bocha enamoró con “Leyenda de la itá hasé” y Miki Sheridan subió al escenario para cantar “Sarandí de los recuerdos”. La presentación fue buena, pero en nada se pareció a la que había realizado el año pasado en el mismo escenario y con la que había desestabilizado emocionalmente hasta al chamamecero más duro. 

Paraná y Chamamé

Con un espectáculo impecable, el misionero Joselo Schuap apareció en escena alrededor de las 23 y durante los primeros minutos de su presentación dejó que se lucieran los niños del ballet San Juan Bautista, de Loreto. El músico, autor y compositor había llegado a Corrientes en el barco “El Luchador” el mismo jueves por la tarde, luego de una travesía que partió el sábado último de San Ignacio, y en la que fue acompañado por la arpista Sonia Alvarez, el acordeonista  Jonathan Mombage y el bajista Neco Swiderski con quienes se presentó sobre el escenario Osvaldo Sosa Cordero.

Asistencia perfecta

Simón de Jesús Palacio es uno de los pocos (o el único) chamamecero que estuvo presente en las 28 ediciones de la Fiesta Nacional del Chamamé y es al mismo tiempo uno de los más queridos por los fanáticos del género.  Es que el integrante del legendario dúo “Verón Palacios” conoce bien a su público y sabe cómo enamorarlo y también cómo hacerlo bailar y sin dudas eso fue lo que hizo el jueves. 

Bandoneón

Quien sorprendió con una propuesta fresca y bien festivalera fue el bandoneonista Diego Gutiérrez que eligió “El Moncho” para iniciar una intensa presentación que duró 20 minutos en los que el público cantó, bailó y se divirtió. 

Una característica de la mayoría de los shows que entraron en la televisación fue que los artistas restringieron al máximo el diálogo con el público para poder dedicar el mayor tiempo posible a la música. Esto fue justamente lo que hizo el bandoneonista ganador del reality show “Talento Argentino”.

Ahijado

Ya entrada la madrugada apareció Nahuel de Marsico un joven del que poco se sabía, pero que cautivó desde que pisó el escenario. En su actuación interpretó temas de Ramón Ayala, Osvaldo Sosa Cordero, Salvador Miqueri y Teresa Parodi entre otros y antes de despedirse contó: “Es la segunda vez que estoy en este lugar. La primera fue hace cinco años gracias a una invitación de mi madrina Ofelia Leiva”, dijo mirando a la cantora que lo había estado aplaudiendo desde la primera fila del auditorio. 

Ayer al cierre de esta edición y con entradas agotadas se anunciaba la actuación del Ballet Folclórico Nacional, Las Hermanas Vera y Los Alonsitos entre otros. De esta manera, “Experiencia Chamamé” se alista para su último fin de semana en el Cocomarola. 

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