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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Matías Barbas: “La Fiesta es nuestra viendo a la gente bailar”

Nuevamente el estilo tarragosero hizo vibrar las entrañas del público. Había baile en cada rincón libre del anfiteatro y el sapucay estallaba en distintos puntos del predio. El músico Matías Barbas junto a su conjunto celebrará este año 40 años de trayectoria.  “Nosotros venimos a participar de una Fiesta que es de todos. La Fiesta es nuestra viendo la gente bailar, y es de la gente cuando puede disfrutar de lo que está viendo. Yo no quiero copiar un estilo sino que me siento identificado con esta forma de hacer música”, explicó. 

Paulo Ferreyra

Especial para El Litoral

Cuando hay que explicar a los jóvenes, a los turistas o simplemente a los interesados en conocer el chamamé muchos toman un mapa de Corrientes. Después dibujan las zonas geográficas del género. En ese mapa conceptual  figura Curuzú Cuatiá como la cuna del estilo tarragosero, el estilo de Tarragó Ros. Al respecto Manuel Matías Barbas explica que no quiere copiar.  “No busco copiar sino que hago este estilo porque me siento identificado con su forma. Además pretendo que la memoria de Tarragó Ros esté siempre presente”, afirma. Esta ocasión el conjunto estuvo conformado por los hermanos Trzuskot, Miño, Lebaji, Ramírez y Martínez.

Al igual que con Juancito Guenaga, el estilo tarragosero hace estallar al público. Los bailes se encienden en cualquier espacio donde se pueda bailar. Cuando ya había descansado, mientas se tomaba algunas fotos con sus seguidores Matías Barbas sonríe con los labios, lleva el entusiasmo prendido y ávido para charlar. 

- Matías, después de bajar del escenario, ¿cuáles son las primeras sensaciones de lo que has vivido?

- Las sensaciones son alegría, felicidad, pura adrenalina. Estoy muy agradecido por este don que me dio Dios de tocar el acordeón y también estoy agradecido de poder comunicarme con la gente. Nos comunicamos y la gente siente lo que nosotros sentimos cuando tocamos el instrumento. En mis primeros 40 años que estoy festejando con la música, este acompañamiento es lo más importante. No puedo explicar o traducir estas cosas en palabras. Estas cosas se sienten o no se sienten. 

Vos sabés que no vas a escuchar nunca de mí o de mis músicos pidiendo un sapucay porque eso sale solo. Yo creo que salió bien nuestra presentación porque el respaldo del público fue muy grande.

- Usted es uno de los pocos músicos que pone en escena esta vertiente del chamamé, ¿Por qué seguir sosteniendo el estilo tarragosero?

- Esto viene de muy chico. Mi padre era amigo de Tarragó y era costumbre en Curuzú Cuatiá sentarse en la vereda, mis padres tomaban mate, y se ponía el tocadiscos con la música de Tarragó. A la vereda la música llegaba desde la ventana. Además mi padre escuchaba otras músicas. En mi familia era amigos personales de Tarragó y este estilo se respiraba en mi casa desde que tengo memoria.

- ¿Cuándo decidiste sumergirte en la música?

- Vos sabés que fue desde muy chico, yo a los 4 años decidí estudiar guitarra. Estudié guitarra hasta los 13 y ahí tomé el acordeón. Primero comencé a tocarlo a escondidas, a la siesta y en otra casa. Me iba bien y rápidamente tuve dos actuaciones. Una fue en la escuela y otra en una parroquia. Pasó el tiempo y nos encontramos con un amigo de mi padre y le dice: 

- ‘Lo felicito por el hijo que tiene.

- Si, viste, es primer escolta’. 

Le respondió mi padre.

- ‘No, yo te digo por cómo toco el acordeón’.

Seguido de esto mi padre me clavó la mirada en ese momento. Ahí no me dijo nada. Después me habló cuando llegamos a casa. Le confesé que estaba tocando el acordeón y él me dijo que no afloje en el estudio. Mientras sigas estudiando yo te voy apoyar, me dijo.

- ¿Cuándo fue la primera presentación profesional?

- El 15 de abril había fallecido Tarragó y el 30 yo me compré mi primer acordeón. Por ello estoy cumpliendo ahora mis 40 años con la música. El 30 de abril me compré el acordeón y un mes después ya estaba tocando de forma profesional en las radios. Siendo en aquel momento mi primer guitarrista Carozo Gutiérrez quien anduvo con Teresa Parodi entre otros artista. Me juntaba con músicos mejores que yo para exigirme a nivel profesional. 

- ¿Qué tiene el estilo tarragosero que sigue enamorando o seduciendo al público?

- Creo que transmite alegría, transmite felicidad y hay un código secreto entre los tarragoseros. Yo lo vi a Tarragó desde chiquito. Hoy vos ves que con Luis Miguel, Marco Antonio Solis u otros artistas el público se pone eufórico y las mujeres gritan cada canción. Con el chamamé puede pasar algo semejante.

Yo los veía tanto a Tarragó Ros como Isaco Abitbol, casi no hablaba con la gente y sin embargo su público explotaba de fiesta. Yo no soy Tarragó y lejos estoy de serlo, pero me preocupo por ensayar cada día y tocar de forma respetuosa. 

Yo conocí a Tarragó, fui a Rosario a aprender de este estilo con Andrés Cañete.  Me corresponde hacerlo con mucho respeto. Busco hacer esta música con dedicación, esfuerzo y respeto. Creo que por ahí debe pasar el compromiso del músico con su trabajo y la gente lo entiende. Hay un mensaje que va y viene muy lindo. Nosotros venimos a participar de una fiesta que es de todos, la fiesta es nuestra viendo la gente bailar y la fiesta es de la gente cuando puede disfrutar de lo que está viendo.  

- En el inicio de la presentación usted mantiene el saludo inicial de Tarragó con el tema Madrecita, ¿por qué?

- Esto viene en la misma corriente y forma parte de sentirnos identificados con este estilo. La ropa que uso fue bordada por la misma persona que le bordaba la ropa a Tarragó Ros. Cuando fui a estudiar con Andrés Cañete a Rosario tuve en mi poder el acordeón de Tarragó. Desde que él falleció no se tocaba y cuando estuve allá lo pude tocar. Su hijo, Antonio, sabía lo que yo sentía por Tarragó y lo que yo quería aprender de él. El hecho de usar ese acordeón fue especial. El saludo musical también forma parte de mantener este estilo.  

Yo no quiero copiar sino que me siento identificado con esta forma. No pretendo copiar. Sólo pretendo que la memoria de Tarragó esté siempre presente. Todo lo que hicieron los padres del chamamé fue importante. Nosotros no somos un rejuntado sino que somos un grupo que tiene un trabajo específico en el grupo y en cada tema que interpretamos.  Acá nos lucimos los siete porque somos un conjunto.

- Volvamos sobre un dato que lo dijo al pasar, ¿su atuendo entonces está bordado por la misma señora que bordaba la ropa de Tarragó Ros?

- La señora tiene una casa (todavía existe en Rosario se llama Casa Maslogrei)  que actualmente sólo se dedica hacer servilletas y manteles: todos trabajos artesanales.  Ella, que ya falleció, me bordó la ropa en el año 1994 y tardó un año y medio en hacerme la ropa que tengo. Aidé Clide Perrone, la única persona que le bordaba a Tarragó. Era exclusiva de Tarragó. Ella ya tenía casi 90 años y accedió hacerme por un pedido de Angelita Lezcano, viuda de Tarragó. La modista tenía los moldes con lo que hacía la ropa para Tarragó y usó esos moldes para hacer estos bordados.

- Este será un año de celebraciones, ¿cómo festejará sus 40 años?

- Llevo 40 años haciendo estas cosas y sin dudas las quiero celebrar. Estoy preparando algunas cosas pero prefiero no adelantar nada. Haremos algo en Buenos Aires y también en Curuzú Cuatiá. Oportunamente el público se irá enterando.

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