Después de la bailanta que armaron “Los Alonsitos”, el respeto del público fue para Rudi y Nini Flores, los correntinos que viven en Francia pero que cada tanto regresan y se quedan a recorrer la provincia, tal como ocurre ahora que la gira artística promocionando su último disco, toca casi todas las localidades del interior correntino.
Rudi y Nini Flores son la caracterizada transgresión en el chamamé. Gusta el estilo inconfundible, la concentración en el instrumento (guitarra para Rudi, acordeón y bandoneón para Nini) y la humildad que no acartona la esencia musical aprendida de los mayores. Crecieron escuchando a su padre, don Avelino, pronto se destacaron y al igual que Raulito emigraron más allá de las fronteras territoriales, cruzando un mar tan sonoro como el río Paraná cuando de escuchar la voz interior se trata.
Convocaron al silencio y al aplauso en partes iguales. Están presentes y es lo que vale, no hay distancia para el afecto.
MAS APLAUSOS PARA AMANDAYE
Comenzaron a musiquear “La Calandria” y se despidieron con “Bajo el cielo de Mantilla”. En el medio del repertorio, “Lo que dice la lluvia” de Amandayé, fue mucho de canción y grito. En la platea escuchaban Ramona Galarza y Pocho Roch (creador del nombre del grupo junto con el poeta Cacho González Vedoya). El tiempo parecía escaso para cada artista, pero cómodamente por noche desfilaron importantes figuras internacionales y la gente entendió que el cronograma no tenía otro sentido más que el de brindar la mayor cantidad de números artísticos por noche.
Hace 50 años que el dúo Verón Palacios anda cantando el chamamé correntino. A los célebres se sumaron Oscar Mambrín y el acordeonista brasileño Tostao, Ipú Porá, Avá Ñeé, Chamamé Cangú, Antonio Tarragó Ros y amaneciendo lunes, el grupo Sapukay.
Despedida con saldo positivo, corazón henchido de música, más que nunca Corrientes reafirmó su soberanía como Reina de la Fiesta Nacional del Chamamé.
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