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/Ellitoral.com.ar/ Edición Nacional

Candidaturas en el Mundial

¿Qué hay detrás de la catarata de candidaturas lanzadas en el mes de la pelota? ¿Es que acaso los políticos, ayer nomás estigmatizados, decidieron abandonar por que sí el discurso políticamente correcto de no hablar de elecciones? ¿O simplemente aprovechan la ocasión, como quien hace una travesura a hurtadillas, en el paréntesis totalizador del Mundial?

El hecho es que desde el último mes no hay semana en que un político no lance su postulación para ocupar cargos públicos en las elecciones a celebrarse en 2007.

Hace un mes, la voz de largada la había dado Elisa Carrió, quien apostó con todo a la carrera presidencial, a sabiendas de que probablemente la meta le quede un poco lejana.

La última "sorpresita" nos la dio Rafael Bielsa, ex canciller del gobierno de Néstor Kirchner, quien ha prometido hacer una buena gestión en la Ciudad de Buenos Aires si es que resulta electo jefe de gobierno. Y ello tanto si representa al kirchnerismo como si va por fuera, comandando una fuerza independiente cuyo fuerte estaría en el electorado "progre" porteño.

Y la lista puede seguir. Sin embargo, la vedette del momento es el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna. Un candidato que paradójicamente prefiere no pronunciar la palabra "candidatura", en tanto se junta con el duhaldismo residual y la estructura sobreviviente del radicalismo. Igual, sotto voce, el economista les habría encomendado a éstos que le hagan el trabajo de aparato, el trabajo sucio, mientras él levita impoluto bajo el papel del tecnócrata ideológicamente neutral que sacó a la Argentina de su peor crisis económica. Tremendo dilema para alguien que quiere ser presidente sin ponerse el overol del político.

Pero si de dilemas se trata, nadie mejor que el radicalismo para dar cuenta de sus cuitas. La UCR vive en la actualidad el mayor drama de su historia. La probable candidatura de Lavagna no ha hecho sino dividir las aguas. Por un lado están los que la alientan con entusiasmo, con el Comité Nacional y el alfonsinismo a la cabeza. En la vereda de enfrente se sitúan los gobernadores radicales encolumnados detrás del presidente Kirchner. La lógica de éstos difiere de las ideas "nobles" que inspiran a la conducción nacional del partido en un punto fundamental: los "gobernadores K" están en pleno ejercicio del poder y tienen compromisos de cara a los ciudadanos que los votaron, en provincias con recursos fiscales debilitados.

El centenario partido parece estar muy lejos de resolver esta crisis. Por el contrario, todo hace suponer que seguirá resignado a vivir de prestado, pagando muy caro no sólo los desatinos del gobierno de la Alianza, sino también la ausencia actual de líderes y caudillos propios. El gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, hoy alineado con Kirchner, ha sido lapidario al respecto: "La UCR ha dejado de ser una alternativa y no tiene posibilidades de crecer".

Pero si en Buenos Aires los radicales se desangraban, del otro lado del Atlántico, en cambio, Mauricio Macri disfrutaba de unas apacibles vacaciones mundialistas apoyando a nuestra selección de fútbol en las impactantes canchas teutónicas. Macri es el más tímido de todos los presuntos candidatos. Y es que el aún informe Mesías de la centroderecha no define todavía qué será de su futuro político: si apuesta a la Presidencia o se conforma con el Gobierno de la Ciudad. Falta mucho, es cierto. Pero cualquier analista podría preguntarse si este no hacer obedece más a la sagacidad, a la prudencia del hombre político, o simplemente a la desidia.

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