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Los jesuitas en la Provincia

A su llegada a Corrientes los jesuitas se establecieron en el solar sito de Fray José de la Quintana y Tucumán. En ese lugar, con nuevo edificio, funciona el Colegio Nacional.

Por Francisco J. Scaramellini Guerrero

El 31 de julio se celebra la festividad de San Ignacio de Loyola, gran santo de la Iglesia Católica, creador de los ejércitos espirituales y fundador de la Compañía de Jesús.

Por eso, quiero hacer algunos comentarios sobre la Orden Jesuítica en nuestra ciudad.

Sabido es que los jesuitas llegaron a Corrientes el 13 de marzo de 1690 y se establecieron en el solar sito en la esquina de las actuales calles Fray José de la Quintana y Tucumán, llegando el mismo hasta el río Paraná. Luego del alejamiento de la orden de esta ciudad, el colegio allí levantado tuvo diversos usos, tales como Casa de Gobierno de la Provincia y sede del Colegio Nacional, hasta que fue demolido para levantar el actual edificio de dicha casa de estudios.

Nuestra ciudad se ha caracterizado por tener diversos patronos. Don Juan Torres de Vera y Aragón dispuso que bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario sea erigida la iglesia matriz. San Juan Bautista -santo del fundador- San Sebastíán, San Pedro y la Virgen María bajo las advocaciones de Nuestra Señora de la Natividad, la Pura e Inmaculada Concepción y Nuestra Señora de la Merced fueron invocados como tales en diversas oportunidades, hasta que se declaró Patrona Jurada a esta última.

Lo que es poco conocido es que el Cabildo, ante el infeliz estado en que se hallaba la ciudad, por los ataques de los indios y plagas como la langosta, declaró el 18 de febrero de 1691, Patrono y Abogado de la ciudad al sacerdote jesuita y apóstol de las Indias Orientales y Occidentales, San Francisco Xavier por ser “tan allegado a Dios Nuestro Señor” (Raúl de Labougle, Historia de San Juan de Vera de las Siete Corrientes (1588-1814).

Producida la expulsión de los Jesuitas de España y sus dominios, por orden del Rey Carlos III, los bienes de los jesuitas fueron subastados.

En dicha venta, el caracterizado vecino de nuestra ciudad don Domingo Latorre, adquirió la Imagen de la Virgen Dolorosa, que se conservó en su familia, pasando a su hija dona Clara Latorre Mantilla, esposa del Dr. Juan Eusebio Torrent, y luego a su nieta doña Mercedes Torrent de Márquez.

Cuando doña Adelaida Vedoya de Ballesteros hizo construir, cumpliendo los deseos de su padre, la iglesia de Jesús Nazareno, para trasladar allí la antigua imagen de propiedad de la familia Vedoya que se veneraba en la Iglesia Catedral, pidió a doña Mercedes Torrent de Márquez llevara a la nueva iglesia la imagen de la Virgen Dolorosa.

Así lo hizo esa matrona, construyendo para ello el altar de mármol que luce en la nave lateral izquierda de la Iglesia de Jesús Nazareno. Este templo fue donado al Obispado por doña Adelaida.

En la década de 1960, la Compañía de Jesús volvió a Corrientes, con sacerdotes jesuitas españoles, venidos de Asunción del Paraguay a cuya provincia jesuítica quedó vinculada la de esta ciudad,

El entonces Arzobispo de Corrientes ubicó a los nuevos religiosos en la Iglesia de Jesús Nazareno. Posteriormente la iglesia fue cedida formalmente a la orden, y la casa jesuítica de Corrientes fue transferida a la Provincia del Río de la Plata (Buenos Aires).

Lo que quiero resaltar es como la imagen de la Dolorosa, de la manera que he narrado, volvió a manos de los jesuitas.

Dicha imagen figura en el inventario de bienes muebles del Patrimonio Artístico Nacional, Provincia de Corrientes, editado por la Academia Nacional de Bellas Artes, pag. 70, número 180, donde se la describe como imagen de vestir, de madera policromada, con túnica y manto de terciopelo negro, de madera tallada, con peluca de pelo natural, aureola de rayos y doce estrellas, y corazón con siete puñales, de plata repujada y cincelada.

Junto con la imagen, doña Mercedes Torrent entregó el correspondiente nicho de madera, del siglo XVIII, con forma de prisma rectangular, con dos puertas, con decoración de tempera sobre madera que se ubica en el interior de la caja, con temas alusivos a la Pasión del Señor. En el fondo del nicho se observa el monte calvario con la Cruz, el paño del descendimiento, las escaleras, el sol y la luna. En las paredes laterales se observa la mano de Judas sosteniendo la bolsa con monedas, la lanza, el hisopo, una canasta con los clavos, la corona de espinas, el cáliz, la túnica inconsútil, los azotes, una cimitarra y un garrote. Las hojas han sido divididas en dos paneles cada una. En la de la izquierda, arriba el velo de la Verónica y el Hecce Homo, y abajo, un momento de la subida al Monte Calvario, con Jesús caído bajo el peso de la cruz, soldados romanos y las santas mujeres. En la puerta de la derecha, la flagelación y el gallo, y abajo, Jesús ante Caifás, el guante de la bofetada y un perro.

Este nicho, verdadero tesoro del arte guaranítico, se conservaba en la casa adjunta a la iglesia, y hoy se halla en la Casa de Ejercicios,

Para terminar, quiero referirme a la imagen de Jesús Nazareno, que como dije más arriba, fue originariamente propiedad de la familia Vedoya. Se trata de una figura de vestir representando a Cristo de rodillas caído bajo el peso de la cruz, la cabeza, las manos y los pies son de talla policromada, de sencilla factura, y Jesús se halla vestido con una túnica de terciopelo rojo, y está coronado de espinas, Las punteras de la cruz son de plata. Estimo que la talla es del siglo XVIII y es similar al célebre Cristo de Medinaceli que se venera en Madrid.

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