Acaparar cada vez más visitantes, que inviertan más y vuelvan todas las veces que puedan, son algunas de las premisas centrales de todo destino turístico masivo. A esa cuestión económica, se suma que estos sitios intentan brindar una experiencia única que puede ir de la mano de la adrenalina, la nostalgia, el lujo o los sabores autóctonos. Todos estos preceptos están presentes en los tradicionales destinos de verano de la Costa Atlántica, y en los no tan tradicionales también.
Primera parada
Para esta temporada de verano, 2015-2016, en Villa Gesell se está preparando un homenaje a los años 70, la era dorada del hipismo costero. Al respecto el director de Turismo de la Municipalidad de Villa Gesell, Feliciano Felice, precisó que se realizará una fiesta retro, para recordar los años de dominio hippie de la ciudad. La misma tendrá lugar el último fin de semana de este mes (el 27 y el 28) y 15 días después comenzará la Semana del Mar.
El funcionario subrayó que el festival retro contará con la actuación Los Naúfragos, junto a la banda The Beats Experience. En tanto el actual Centro Cultural Pipach se reabrirá como el boliche que fue en un principio y permitirá "recrear la famosa disco del 60". La evocación exigirá vaqueros y remeras teñidas, dibujos búlgaros, sandalias y pelo largo, aunque esto último complicará a los fanáticos de aquella movida, ya que las pelucas son muy inconvenientes cuando hace mucho calor, pero la invitación a participar con todo está abierta por parte de los organizadores.
En la Semana del Mar, el chamamecero Antonio Tarragó Ros se presentará el 5 al 8 de diciembre junto a los integrantes del grupo Vox Dei, como para que la onda setentista no se corte.
Felice también adelantó que antes que llegue el verano deben tener listo un nuevo ingreso al bosque de la ciudad principal, mucho más directo "como forma de incorporarla a la vida de los visitantes", lo que tiene la intención de favorecer las caminatas pero también integrar más la vida natural y la lucha contra el sedentarismo.
La ciudad también trabaja para mejorar el conocimiento de los visitantes a la reserva dunícola del sur del partido, donde se mantiene el paisaje original que tuvo que enfrentar Carlos Gesell cuando inició su gran trabajo. Así se reorganizan paseos al faro Querandí, en una base de la Armada Argentina que es el último punto al que se puede acceder por la playa, ya que el sur es una reserva intangible en la que no se puede entrar, para conservar la zona de la manera más virgen posible.
Más movida cultural
Los primeros días de diciembre hará su debut de la Camerata de Mar de las Pampas, en los bosques de la localidad del mismo nombre, que interpretará Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, con el rumor de fondo del océano y el viento que cruzará los pinos que conservan los médanos.
Formará parte de esa velada prometedora la presentación del violinista Pablo Saraví, el ahijado artístico Marta Argerich, quien ofrecerá su arte en la capilla de Mar de las Pampas, este nuevo y pujante pueblo que vive en medio de la naturaleza trabajada con las manos del hombre.
Las Gaviotas
La segunda parada también corresponde al municipio de Villa Gesell, se trata de “Las Gaviotas”, una exclusiva villa turística bonaerense cuya urbanización y arquitectura se conjuga a la perfección con el escenario natural que la rodea. Musa inspiradora de artistas plásticos e intelectuales, Las Gaviotas es el reino del relax, con sus magníficos spas y piscinas climatizadas.
Desayunar en el bar de la playa es uno de sus sellos, dado que los complejos hoteleros están ubicados frente al mar, lo que permite al turista salir de la habitación y encaminarse hacia allí para tomar café con medialunas.
Quienes vienen de pasear por el pequeño centro o de caminar por el bosque, suelen dirigirse también a una casona de madera y vidrio, con colores suaves en su interior: es el restaurante La Palapa, visitado a toda hora para comer abadejo o lenguado, crocantes de papa y salsa de ostras, cebollas glaseadas y rabas, cazuela de mariscos o la tradicional paella.
Allí nadie se quiere perder el lomo envuelto en panceta con mil hojas de papas, ni los tagliatelli con tomates y albahaca. Los vinos y los postres, como el Mozart de chocolate, no cesan de cosechar elogios.
Una de las propuestas recreativas es alcanzar el muelle de Villa Gesell en una caminata que tiene como paso obligado la vecina Mar de las Pampas. Desde Las Gaviotas, tomando el camino del bosque de pinos, siguiendo el curso de rectas y curvas, se alcanza la calle de ingreso a la villa vecina, que presenta un centro comercial que impacta por la magia que imponen sus cafés, restaurantes y galerías comerciales emplazados en el medio del bosque.
Postas silenciosas
Mar de las Pampas, que debe su nombre a que allí la llanura de la pampa húmeda alcanza el mar, es conocida también como la "ciudad sin prisa", y elogiada por sus fantásticos médanos de arena fina, solitarias playas donde pueden practicarse diversos deportes de arena y agua, más su inigualable bosque de pinos, acacias y cipreses.
La otra villa vecina a Las Gaviotas es Mar Azul, que debe su nombre al intenso color del océano por esas latitudes. Su pequeño centro comercial, ubicado en un lugar estratégico, concentra todas las necesidades básicas para los veraneantes y hay cabañas disponibles para todas las épocas del año.
Los cuatriciclos, las camionetas 4x4, las cabalgatas, la guitarra y el mate y los fogones a la luz de la luna conforman el típico escenario veraniego. Mar Azul, el último balneario dentro del municipio de Villa Gesell, es uno de los mejores sitios de pesca de la costa atlántica, donde guías especializados en las rompientes del mar, organizan salidas embarcadas para alcanzar las aguas que atesoran mayor y mejor calidad de corvinas, brótolas y pejerreyes.
También desde Mar Azul se puede ir caminando a Mar de las Pampas practicando trekking por caminos que huelen a pino y donde se deja escuchar el bramido del mar.
El sueño de muchos es acampar en Mar Azul, dado que cuenta con uno de los campings más codiciados de la costa. Enmarcado por el bosque y con vista al mar desde cualquier parcela, cientos de carpas de distintos formatos, tamaños y colores, consagran este camping como ideal. Cuenta con todos los recursos vinculados a las necesidades del visitante, como vestuarios, duchas, almacén, proveeduría y parrillas.
Cuando la luz del día comienza a declinar, comienzan a humear las parrillas, algunas con carne y otras con la pesca del día, para paladear una cena campestre acompañada por el acorde de guitarras y bajo un espectacular cielo estrellado.
Faro Querandí
La excursión al faro Querandí, construido en 1922, y ubicado a 30 km de Villa Gesell, es una de las experiencias más valiosas que ofrece Mar Azul, desde donde parten jeeps o cuatriciclos hacia un camino de mar y bosque que plantea subidas y bajadas sobre enormes médanos que suelen despertar un exceso de adrenalina, hasta que por fin se deja ver el faro blanco y negro, en medio de una inconmensurable soledad. Mide 54 metros de altura y tiene una escalera caracol de 276 escalones, su luminosidad alcanza 18 millas marinas, equivalentes a 20 Km de distancia y es increíble la atracción que despierta en el público de todas las edades.