Gobernantes, a las cosas

Por Alberto Medina MEndez (*)

Especial para El Litoral

Las internas partidarias, las alianzas electorales, el armado de las listas de candidatos, los postulantes a diferentes cargos en todo el territorio nacional fue el denominador común de los últimos meses.

No es novedad que la política dedica casi todas sus energías a sumar votos, y lo hace con mayor esmero a medida que se acercan las fechas de los comicios. El Nordeste argentino no ha sido la excepción a la regla y ha vivido con mucha intensidad esta etapa política con fuertes disputas en cada una de las provincias de esta parte del país.

Es habitual que en circunstancias como las descriptas, la gestión cotidiana de los gobiernos decaiga en su ritmo y la dedicación por parte de los funcionarios se reduzca a priorizar tanto lo político.

El año electoral ha sido prolongado. Tal vez demasiado extenso. Se inició con la realización de difíciles procesos internos en muchos partidos, prosiguió después con una seguidilla de acuerdos electorales que se concretaron oportunamente en cada una de las elecciones provinciales y municipales, para finalizar con otra larga serie de turnos electorales nacionales para definir los cargos parlamentarios del Congreso en ambas Cámaras y seleccionar la fórmula presidencial que conducirá los destinos del país.

Todo lo vivido ha sido duro, complejo y las rivalidades se han manifestado de maneras muy diversas. Pero esa faceta rica en anécdotas y aprendizajes debe darle paso a una nueva etapa, que permita dar vuelta la página y dejar de lado la competencia electoral para poner todo el esfuerzo en lo más importante, que tiene que ver con cumplir con el mandato de los ciudadanos y satisfacer de ese modo los genuinos reclamos de la sociedad.

La región tendrá, desde el 10 de diciembre dos nuevos gobernadores. Por un lado Domingo Peppo, quien fuera Intendente de Villa Angela sucederá a Jorge Milton Capitanich asumiendo como Gobernador de la Provincia del Chaco. Lo propio ocurrirá con Hugo Mario Passalacqua en la vecina Misiones, quien recibirá los atributos provinciales de la mano de Maurice Closs. Un caso diferente es el de Formosa, donde Gildo Insfran iniciará su sexto mandato consecutivo al frente del Ejecutivo provincial. 

Más allá de los matices y las particularidades, los cuatro gobernadores de la región, sus respectivos ministros y funcionarios, los intendentes de cada una de las ciudades, los legisladores provinciales y concejales tienen una misión de gran trascendencia, esa que no debieran abandonar en ningún momento, más allá de los intereses y vicisitudes electorales.

Cierta mezquina visión política muy enquistada por estas latitudes, ha instalado esa idea de que en Argentina los años impares son meramente electorales y que sólo en los pares se puede aportar dedicación a  la gestión de gobierno. Lamentablemente, esa afirmación sólo surge de la observación empírica de la realidad y se ajusta, en buena medida, a la conducta tradicional de la política. 

Después de tantas elecciones, y de concurrir a las urnas en varias oportunidades, va siendo momento de dedicarse con idéntica potencia a resolver los problemas concretos de los ciudadanos.

Un nuevo escenario político nacional, con un flamante Presidente y un clima especial de cambio darán un marco general a esta imperiosa necesidad de solucionar cada uno de los aspectos que la gente ha venido planteando.

Empleo, seguridad, educación, salud, justicia, el combate contra la pobreza y las adicciones, en fin, la grilla de preocupaciones es casi interminable. Las expectativas ciudadanas son elevadas y los gobernantes tienen el complejo desafío de estar a la altura de las circunstancias.

El tiempo de los discursos y la retórica parece agotarse. Ahora habrá que pasar, sin excusas, a la acción concreta, a la generación de ideas y a la implementación de políticas específicas en cada uno de los campos que merecen debida atención.

Tal vez sea bueno recordarle a la clase política de la región que es tiempo de poner el máximo de energía posible para trabajar por los ciudadanos. La política chica tendrá que reducir su espacio para darle paso a la política con mayúsculas. Parafraseando a José Ortega y Gasset, “Gobernantes, a las cosas”.

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