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Stanovnik: “Empezamos la semana mayor, no hay otra fiesta por encima de Pascua”

CELEBRACION. Monseñor Stanovnik bendijo cientos de palmas dando inicio a la Semana Santa.

Con el Domingo de Ramos comenzó la semana más importante para el cristianismo, apertura que fue celebrada por miles de fieles en diferentes rincones de la provincia. 

El encuentro central se llevó a cabo en el atrio de la iglesia Santa Rita, donde feligreses de todas las edades se congregaron para recibir la bendición de sus olivos o palmas. 

Las primeras familias comenzaron a llegar a las 7.30 y con el correr de los minutos se colmó la esquina de Bolívar y Córdoba. Mientras tanto un grupo de animadores denominado “Aliento de Vida” entonaba canciones cristianas y motivaba a los presentes a sumarse a la ceremonia.

Alrededor de las 8 el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, saludó a la multitud y expresó: “Después de haber preparado nuestros corazones desde el comienzo de la cuaresma por medio de la penitencia, oración y las obras de caridad, nos congregamos para celebrar el misterio pascual de nuestro Señor”. E instó a que “con gran fe y fervor recordemos la entrada triunfal y sigamos al Señor para que por la gracia, que brota de la cruz, tengamos parte en su resurrección y en su vida”.

A continuación invitó a los presentes a levantar las palmas y las bendijo diciendo: “Santifico estos ramos, signos de nuestro amor a Jesús. Nos declaramos sus seguidores y anunciadores”. 

Luego de una lectura bíblica (en la que se narra que Jesús montado en un burro ingresó a Jerusalén de manera triunfante), monseñor expresó: “De esta manera empezamos la semana mayor, no hay otra fiesta cristiana que esté por encima de la Pascua”.

 

Significado del ramo

Por otra parte, entre la multitud se podía distinguir a una buena cantidad de niños, muchos de los cuales pertenecían a la catequesis. Al parecer este escenario fue percibido por Stanovnik, ya que exclamó que “debemos tener en nuestro corazón la misma alegría de los niños. Ellos fueron los primeros en entender que este Rey entraba de un modo triunfal a Jerusalén pero con características diferentes a las de alguien que quiere mostrar poder”. 

En ese sentido recalcó que el triunfo de Jesús tiene “características nuevas, porque la victoria de Jesús no aplasta, no infunde miedo ni avergüenza al derrotado”. 

Dicho esto caracterizó: “Jesús rey es manso, humilde de corazón y confía plenamente en Dios, su Padre”. Pero interrogó: “¿Sabemos que ese ramo significa nuestra adhesión total al camino que hizo Jesús y al cual nos está invitando a cada uno de nosotros? Que no nos suceda como a muchos de los que acompañaron con entusiasmo a Jesús en la entrada a Jerusalén, y después, cuando sobrevino la dificultad, desaparecieron. Con el ramo que tenemos en nuestras manos queremos renovar nuestra fe y nuestra esperanza. Queremos decirle a Jesús que lo seguiremos aun cuando nos toque sufrir”. 

“Queremos ir con Jesús hasta el final, cueste lo que costare, acompañados de la fidelidad inquebrantable de María, nuestra Madre”, alentó. Una vez dicho esto comenzó la procesión camino a la iglesia Catedral, donde se realizó la misa.

Misa

La procesión culminó en la Catedral, templo en el que el arzobispo presidió la misa central. En su mensaje explicó que “durante estos días vamos a meditar y a celebrar los misterios centrales de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Tanto hoy como en los días que siguen vamos a contemplar cómo el Padre acompañó y sostuvo a Jesús”.

Enseñó, además, que esta fecha rememora la misericordia de Dios, que entregó a su hijo para salvar la humanidad. Y destacó que es una situación difícil de comprender pero que “sólo la fe es ese don extraordinario que permite ver más allá de la razón y nos hace ver al Padre sosteniendo a su Hijo Jesús para que pueda atravesar la oscuridad del sufrimiento y de la muerte. Jesús no actúa como un llanero solitario, sino que confía totalmente en su Padre y él lo resucita de entre los muertos. Por eso Jesús es vida y esperanza nuestra”.

Para cerrar Stanovnik expresó sus deseos de que “en el año santo contemplemos la misericordia con la que Dios Padre acompañó y sostuvo a su Hijo Jesús en el altar de la cruz. Pidamos a María, Madre de la Misericordia, que nos alcance una fe tan firme que jamás dudemos de que el amor del Padre nos acompaña y nos sostiene siempre, para que aún en los momentos más difíciles seamos misioneros alegres del perdón y de la misericordia con todos”.

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