Gerardo Morales Cuyé
@CoachGMCuye
Pasaron ya más de cuatro años de aquel 19 de septiembre de 2013, cuando Damián “Chueco” Gauna (guitarra y voz), Mariano “Parru” Casco (bajo y voz) y Juan Tomás “Puchito” Encinas (batería), casi por casualidad debieron subir al escenario de un entonces habitué bar de espectáculos musicales, para cubrir la fecha de esa jornada a pedido del dueño del local. Ese día había nacido Silencio Blues Trío, una banda que desde sus comienzos fue avanzando en la escena a pasos agigantados.
Es que existen en Corrientes incontables grupos que ya llevan varios años en su haber, pero son pocos los que pudieron destacarse tan rápidamente como los músicos de SB3. El talento de los tres y la herencia artística de sus familias se conjugaron en lo que ellos denoniman “una buena química”.
En ese lapso de tiempo lograron grabar un demo con sus canciones propias, tocar en el Taragüí Rock en dos oportunidades (2015 y este año), y compartir escenario con dos próceres del blues argentino como Miguel “Botafogo” Vilanova y Claudio Gabis. La deuda, si se quiere, seguía siendo la posibilidad de poder plasmar su arte en un disco. Deuda que se saldó el jueves pasado, con la presentación de “Silencio en el Teatro”.
“Nos ofrecieron tocar en el Teatro Vera porque nos iban a dar un premio. Es un lugar muy lindo y lo hicimos muy bien así que entonces dijimos ‘¿qué tal si ponemos unos mangos, que no tenemos, para grabar un disco?’”, relató Parru Casco, en una amena conferencia de prensa en la que sobraron cerveza y blues.
El álbum cuenta con una prolija presentación en cuanto a packaging, un poco más grande que los formatos comunes, y similar a lo que puede ser un tríptico o un centro de mesa. La tonalidad oscura con tintes rojos de la tapa denota el profesionalismo con el que fue realizado el trabajo, el cual adquiere un valor extra si se considera la modalidad autogestiva de la banda.
“Después de la idea de grabarlo, esto tardó un tiempo más para conseguir la plata para mezclarlo, y otro tiempo más para tener la plata para remasterizarlo. Luego, recibimos un subsidio de fomento que gestionamos del Instituto Nacional de la Música”, contó Casco, y “Chueco” Gauna agregó: “A pesar de los tropezones y muchas cosas que pasaron en el camino, llegar a esto fue casi impensado”.
Poner el CD en el reproductor no desentona con lo destacable de la labor a nivel visual y material; y tampoco deja mentir a “Puchito” Encinas cuando dijo en la conferencia que “ese día tocamos muy bien”. Si no fuera por los aplausos de la gente al final de cada canción, el disco se siente como grabado en estudio, con las letras de tinte urbano y la genial combinación, que acostumbra SB3, de blues, funk y rock.