Taragüy avanzó a la final gracias a un nuevo triunfo en el clásico correntino

Fernando Barreto

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Durante la presente temporada, el clásico correntino tuvo un dueño absoluto: Taragüy. El conjunto Cuervo ganó los tres partidos disputados, incluido el de ayer, el más importante de 2017, al tratarse de la semifinal del Regional NEA. El triunfo sobre Aranduroga fue por un ajustado 24 a 23 y, de esta forma, sigue en ruta para defender el título conseguido el año pasado.

El clásico que se jugó en cancha Cebra, pero con Taragüy como local por haber terminado en mejor posición durante la etapa clasificatoria fue movido y entretenido desde el primer minuto. Claro que sobre el final, la incertidumbre en el marcador mantuvo la expectativa porque el juego entró en un bache.

La variación en el marcador, que había comenzado a los 60 segundos, permitió ver un juego abierto y con ataques sucesivos hasta promediar el segundo tiempo. Cuando el marcador se clavó en 24 a 23, la ansiedad y los nervios hicieron que la producción de los dos equipos decaiga.

Aranduroga sintió la presión de salir a buscar dar vuelta el resultado, pero cometió muchas imprecisiones y en algunos casos también tomó malas decisiones.

Por su parte, Taragüy aguantó con la defensa la mínima diferencia y luego festejó el pasaje a la final donde se encontrará con Curne (ayer venció Sixty 36 a 0) para repetir la definición de 2016.

El actual campeón comenzó con el acelerador a fondo. Al minuto llegó el primer try. Line ganado por Lucas Luzuriaga, habilitación a Martín Moncada que quebró la defensa y habilitó a Martín Gauto que se dirigió hasta el ingoal.

Aranduroga contestó con un penal de Enzo González,  pero Taragüy, en ese pasaje, tuvo mayor posesión de la pelota y fue más punzante con sus ofensivas. Así, después de un reagrupamiento de sus delanteros, jugó a lo largo de todo el ancho de la cancha para que Matías Chiama marque el segundo try de su equipo.

Lentamente, el equipo Cebra fue emparejando las acciones. Lo hizo con un buen trabajo de sus delanteros, principalmente en el scrum. A los 20 minutos, llegó la igualdad en el marcador. La jugada comenzó precisamente en esa formación, se levantó el octavo Matías Hamn y cuando la defensa lo frenó, apareció la potencia de Ezequiel Reyes para tirarse en el ingoal contrario. Con la conversión de Enzo González, el marcador quedó empatado en 10.

Un nuevo penal de González adelantó por única vez a Aranduroga (13 a 10). Sin embargo, Taragüy despertó rápidamente y sacó un letal contragolpe. La acción dio inicio con Matías Chiama y Benítez Ardoy desbordando por una punta. Después, llegó el apoyo de los delanteros que insistieron en varias oportunidades pegados a las formaciones y Juan Codermatz fue el responsable de sumar 5 puntos.

La conversión de Benítez Hardoy y otro penal de González dejaron el tanteador 17 a 16 a favor de Taragüy.

En el segundo tiempo, las jugadas ofensivas fueron escasas. Si bien las defensas cumplieron un buen papel, el principal justificativo estuvo en el flojo manejo de manos.

Taragüy demostró todo su oficio para aprovechar al máximo un error de despeje por parte de Aranduroga. El pilar Reyes utilizó el pie y dejó mal parado a sus compañeros. Marco Palma tomó la  pelota y comenzó el ataque por el centro de la cancha. Logró habilitar a Bruno Broll que llegó hasta la misma H, facilitando la conversión de Benítez Hardoy.

Parecía que el golpe anímico podía comenzar a definir el partido, pero nuevamente los delanteros de Aranduroga entraron en acción y marcaron supremacía en el scrum. Después de insistir varias veces con esa formación, a cinco metros del ingoal rival,  y provocar una tarjeta amarilla en la primera línea cuerva, llegó el try penal que dejó el marcador 24 a 23 con 20 minutos por jugar.

Allí el partido cayó en un pozo, pese a que el escaso margen permitió que la emoción siga latente. Taragüy defendió el punto de ventaja con muchos tackles, pero con pocas opciones para atacar.

En tanto que Aranduroga sintió la presión de salir a buscar nuevos puntos y se equivocó. Tomó malas decisiones que le impidieron ir a jugar a campo rival y las pocas veces que intentó desplegar el juego llegaron las imprecisiones en los pases.

Así transcurrieron los instantes finales hasta que en la última jugada del cotejo, Broll malogró un penal, pero ya no había tiempo para otra jugada.

En los últimos años, Taragüy dejó en claro que manda en el clásico correntino. Ayer ganó sin sobrarle nada, aunque está en su segunda final consecutiva y el sábado buscará retener la corona.