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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

La tensa calma después de la tormenta

Desde el entorno de la diputada aseguran que no volverá a patear el hormiguero en las próximas semanas. “Lilita” aún es una de las dirigentes con mejor números del oficialismo, por debajo de María Eugenia Vidal.

Por Federico Mayol

Nota publicada en infobae.com

A última hora del viernes, el equipo jurídico de la Coalición Cívica ultimaba los detalles de la denuncia que, según confiaron, presentarán en estos días ante la Justicia electoral en relación a las pintadas que la semana pasada aparecieron en la autopista Riccheri con la consigna “Carrió 2019”.

En la CC juran que nadie mandó a pintar los paredones del Conurbano bonaerense. Que, por el contrario, fue alguna mano negra entusiasmada con la posibilidad de instalar una eventual candidatura de la diputada y así agitar más las aguas embravecidas por las que estos días navegó la coalición de gobierno.

Es que, ahora, Elisa Carrió no quiere tensar más la cuerda. Con la salvedad de que cuando se trata de la líder de la Coalición Cívica no hay pronósticos certeros, en su entorno aseguran que durante el tratamiento del Presupuesto y en las vísperas de la cumbre del G20, prevista para fines de noviembre, la diputada no va a volver a patear el hormiguero. “Ya dijo todo lo que tenía que decir”, explican.

En efecto, en estas últimas tres semanas Carrió tensó como nunca antes la relación con Mauricio Macri. Lo hizo enfocada en la inquietante vinculación entre el Gobierno y la Justicia, en momentos en que tanto su imagen como la del jefe de Estado arrojan sus peores números desde que Cambiemos desembarcó en la Presidencia, en medio de un descreimiento generalizado del sistema político.

“Lilita” aún es, sin embargo, una de las dirigentes con mejor números del oficialismo, por debajo de María Eugenia Vidal, la única que se mantiene por encima del 50% de imagen positiva, según el último sondeo que analizaron días pasados en los principales despachos de la Jefatura de Gabinete. Marcos Peña aprovechó la coyuntura para medir por primera vez a dirigentes como Juan Grabois o Juan Schiaretti, o al conductor Marcelo Tinelli.

La líder de la Coalición Cívica registra sus peores mediciones en el Conurbano bonaerense. Mantiene su alta popularidad en la ciudad de Buenos Aires -aunque con una leve baja- y en zonas del interior como el NOA, según confiaron desde una de las oficinas de la Jefatura de Gabinete en la que se desmenuzan los números. Y retiene más votos que Macri entre los votantes que se inclinaron por Cambiemos en el balotaje del 2015: casi 10 puntos más que el jefe de Estado.

En Casa Rosada no cayó para nada bien el fuerte embate de “Lilita” contra el ministro Germán Garavano. Una reyerta inesperada entre la diputada y el liderazgo presidencial. Carrió no solo cuestionó en duros términos al ministro hasta la presentación del juicio político. Fue más allá. Recientemente en la mesa de Mirtha Legrand, aseguró que con la salida de Mario Quintana se había ido “el mejor funcionario” y habían quedado “los peores”.

Tal vez el más cruel de los mensajes: directo al esquema de decisiones del Presidente. La dirigente estaba influenciada por notas periodísticas -que no le hicieron gracia- que pronosticaban en la víspera de ese programa de televisión un pedido de disculpas públicas.

El Gobierno se encargó de hacerle saber a “Lilita” del enojo presidencial y de su entorno. Entre gestiones para desactivar los cortocircuitos, más allá de que por el momento no hay en agenda una cumbre entre los líderes del PRO y la CC.

José Torello, jefe de Asesores de la Presidencia, integrante de la mesa judicial que aconseja a Macri en cuestiones de la Justicia y uno de los nexos entre la Casa Rosada y la diputada, viajó hasta Exaltación de la Cruz para ver a la dirigente. Hablaron durante horas.

Fabián Rodríguez Simón, “Pepín”, otro de los nexos, también habló con ella. La alusión a “los pepines” por parte de la diputada cuando mencionó en el programa de Canal 13 a los que, según “Lilita”, operaban en la Justicia tampoco fue bien recibida.

Lo comparó con Daniel Angelici, su blanco predilecto. Un síntoma del descontrol por el que atraviesa la coalición oficialista. Rodríguez Simón y Angelici se llevan pésimo.

Carrió llamó, además, a la gobernadora bonaerense y al jefe de Gabinete. Con ambos mantiene buen vínculo. No corre la misma suerte Horacio Rodríguez Larreta, cuya relación aún está resentida, consecuencia del primer fin de semana de septiembre en el que crujió la alianza oficialista. El jefe de Gobierno empezó a mandar mensajes a través de diferentes dirigentes de la CC.

Con Emilio Monzó, que fue clave en el acercamiento entre Macri y Carrió en el 2014 y el 2015, el vínculo también se enfrió. Rogelio Frigerio, pieza fundamental de la denominada “ala política” del Gobierno, sufrió el escarnio mediático: la diputada dijo que podía ser candidato a presidente, pero por el PJ.

Frigerio es, según sus colaboradores, uno de los funcionarios del Gobierno que en su momento alertó por las constantes críticas de “Lilita”. Una señal de los vientos de cambio. En noviembre del 2014, en el hotel 725 del centro porteño, Frigerio y Carrió compartieron un homenaje al fundador del MID y se mostraron confiados en lo que al año siguiente sería la interna de Cambiemos. El entonces presidente del Banco Ciudad comparaba a su abuelo con la líder de la Coalición Cívica, según las crónicas de aquel evento.

La tensa calma que ahora transita la coalición de gobierno despierta inquietudes. ¿Cuánto va a durar? ¿Está todo pensado, como aseguró Carrió, para agitar el avispero antes de la campaña electoral? ¿Cómo impacta en el sistema judicial? ¿Cómo impacta en el electorado propio? ¿Agudiza o maquilla la crisis del programa económico?

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