Poetas

Por José Ceschi

 ¡Buen día! Cada vez me convenzo más de que el mundo necesita de poesía. Ella nos permite situaciones en una dimensión diferente. Cuando está bien hecha, sentimos una especie de sintonía difícilmente explicable. Razón tiene un pensador oriental al escribir: “La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.”

Y para que haya poesía se necesitan poetas. En realidad todos nacemos poetas; pero hay algunos que se destacan por su inspiración y por su esfuerzo.

En la presentación de José Gobello a “Versos para el camino” del padre José Daniel Tomás, encontramos algunos pensamientos que conviene destacar:

“Un poeta no es una persona que pasa por trances poéticos más o menos ocasionales, sino que vive en estado de poesía; que piensa y siente poéticamente; que tiene una doble visión, la de la realidad sensible y la de la gracia escondida bajo esa realidad. Lo cual no mejora ni el pensar ni el sentir; simplemente los presenta de un modo más atractivo.

La más alta poesía se corresponde, creo, con el más hondo sentir. Por eso no concibo una poesía desprovista de angustia metafísica; no entiendo una poesía, ni una literatura, asépticamente racional, que no estremezca, como Daría, ante la carne que tienta con sus frescos racimos y la muerte que auguraba con sus fúnebres ramos. La poesía no es por sí mismo un sentimiento sino, apenas, una manera de expresar los sentimientos. Esa manera puede ser producto del hábito, del oficio o de un esfuerzo tenaz para arrebatar hasta los últimos secretos de la palabra. La poesía puede disfrazar la banalidad o desnudar el desgarramiento, y estimo que el lector, al discernir la verdad o la trampa, al descubrir por sí mismo todo lo que la magia de la palabra puede inventar más allá de las intenciones del poeta, se convierte en co-poeta, en co-autor. El lector es el intérprete final de lo que la poesía calla, o dice a medidas, o sugiere”.

José Miguel Heredia pone en boca de un personaje de “Perro mundo” esta aguda reflexión: “Los hombres comunes son juzgados por sus actos, pero a los poetas se los juzga por sus sueños...”

¡Hasta mañana!