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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Menos de dos pesos, nada

Hoy, 1 de abril, comienza una etapa de claras resonancias correntinas que tienen como epicentro su Cruz Fundacional, pero que discurre junto a su historia que no se detiene. Entre las hojas caídas del Otoño recién iniciado, se nos está escapando una hojita que no por romántica, tiene su valor testimonial de nuestra vivencia ciudadana. Le estamos diciendo adiós al billete de dos pesos y atrás quedan no sólo un mojón de la ruta económica, sino también un rico anecdotario ciudadano. Se va el 27 el billete de dos pesos, pero la vida continúa…

Por Carlos Gelmi

De la Redacción

Diario El Litoral

Tiempos hubo en que nuestras principales calles comerciales y en las columnas publicitarias de los medios se multiplicaban los llamativos carteles, invitando a las compras masivas por dos pesos. Inclusive, como es hoy el porcentaje, el dos pesos llegó a convertirse en la bandera de combate en la guerra comercial de cualquier cambalache, y llegó a adoptar ese nombre: “Todo por dos pesos”. Fue el símbolo de una época comercial explosiva…

Atrás quedó el vuelto con estampillas, caramelos y cualquier otra especie que venía a suplir imperativamente a la monedita faltante para completar el peso, de casualidad o como estrategia de la marcación que siempre terminaba en 9…

Ahora se redondeaba en dos, y punto… pero la convivencia de la moneda de 2 y el billete de igual valor se hizo incómoda, y los constantes vendavales de la inflación se llevaron todo por delante, agrandaron los agujeros de los bolsillos y requirieron nuevas reformas.

Llegó la hora de decirle chau al billetito. Todo por dos pesos se termina. 

Ahora llega la hora del nada por dos, chau billete ¿hasta dónde?

Al ritmo que llevamos, no es difícil predecir que muy pronto, el billete de 5 estará cercano a su desaparición…

Y mientras los redondelitos metálicos que se desgastan rápidamente y los frágiles billetes que se pegotean molestosamente como recién salidos de la cucha, se siguen desvalorizando, el boleto del colectivo (9,50) gana terreno y asciende a niveles de divisa de cambio…

Cada vez valemos menos. Como el dos pesos, próximo a expirar.

Aunque falta un mes para sus exequias, ya todos desprecian al pobre billete de 2 pesos. Hasta el remisero te mira con desprecio cuando extendés la mano esperando el vuelto que supone algún billetito de los que se están yendo…

Ahora, ni los pibes lo tienen en cuenta. ¿Qué hacer con uno de ellos, y con dos, y con tres? No alcanzan ni para superar el índice de la indigencia. ¿Por qué no apurar su lastimosa desaparición, terminar con los lagrimones tangueros y chau…?

Falta de respeto

a un símbolo

Como todo cambio, este provocará reacciones. Estarán los que aplaudirán la medida y los que la rechazarán. Para eso estamos en democracia, pero también por eso estamos en el derecho de preguntar: todo esto ¿para qué, qué ganamos, sirve para algo, qué?

Para los numismáticos será un motivo de atracción aunque está abarrotado el mercado, por compra y venta de ejemplares, donde somos grandes surtidores. Para los detractores de estas decisiones, sin embargo, alimentará la polémica de quienes sostienen las diferentes teorías de las escuelas económicas y prolongan el debate sobre cuál es lo más conveniente.

Para nosotros, que la miramos de lejos, sólo nos resta seguir esperando los resultados de este nuevo cambio, como ya lo hicimos tantas otras veces desde aquella vez que empezamos a perder los 0 de las columnas que sostenían las históricas fortalezas de nuestro peso moneda nacional.

De allá al derrumbe, por dos pesos no me dan nada.

Le hemos perdido respeto a nuestra moneda, y eso es muy grave, pero no exclusivo de la gente, sino también de los poderosos que ejercen el gobierno, como ha confesado un ministro que tiene sus ahorros en el exterior por desconfianza en el país. Pasó a ser pieza de museo, desconocida para muchos, aquella histórica libretita marrón de la Caja de Ahorro Postal en la que nos enseñaban a ahorrar desde cinco centavos.

Así de simple. La práctica de ahorro era obligatoria y se cumplía semanalmente, aula por aula, todos los viernes, cinco centavos por alumno, hasta completar un boletín de veinte estampillas (1 peso) que se incorporaban a la Libreta.

Un día, una alumna rompió el esquema igualitario y en vez de 5 llevó 20 centavos. La maestra, la señorita maestra, no dudó… le devolvió 15 y le acreditó los 5 correspondientes, previa aclaración en voz alta de lo que estaba ocurriendo.

Si el ministro que tiene el hobby de depositar sus ahorros en el exterior por no tener confianza en el país hubiese ido a mi escuela y hubiese conocido aquella maestra, hoy ya hubiese presentado su renuncia. O no.

Los tiempos y las formas de pensar, cambian. (Lamentablemente, algunas no)…

A aquella buena señorita no la recuerda nadie, ni yo. Al ministro de marras lo seguirán mencionando para disgusto de su mamá…

De a cinco centavos, así se apuntalaba nuestra moneda. El progreso del país no se construye sobre los escombros del pasado.

Estamos en el

tercer trimestre

En lo que ahora nos mal acostumbramos a llamar “finde largo”, nos encontramos con un confuso almanaque con un menú de variadas unciones. Pasamos de las cada vez más intensas demostraciones de fe de la Semana Santa a las emocionantes renovadas muestras de dolor en homenaje de nuestros muchachos muertos en Malvinas, rescatados parcialmente del olvido, al lograr la identificación de algunas de las tumbas que aún permanecen en territorio usurpado.

Párrafo aparte está escrito con sangre correntina derramada generosamente en el Sur y que tiene en nuestro territorio un emblema pocas veces recordado: el arco inconcluso que en territorio sanmartiniano, en Yapeyú, aguarda para su conclusión la restitución de las Islas a la Soberanía Nacional.

Hoy, 1 de abril, se inicia una etapa de históricas resonancias correntinas que habrán de tener ecos muy caros para Corrientes y sus más de 400 años de historia. Tradición que año tras año se afianza al pie de la Cruz Fundacional.

Pero el tiempo no se detiene. Y al pie de esa Cruz, su historia sigue su curso.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

 

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