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/Ellitoral.com.ar/ Arquitectura & Construcción

Una familia austríaca se radicó en Argentina y fabrica un novedoso material de construcción

Se trata de un módulo encofrado de fibras de madera mineralizadas con forma de “ladrillo grande”. Su empresa fue reconocida como 1º Embajador Nacional de Emprendimientos Sustentables por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

Teniendo en cuenta la potencialidad de la región misionera, la familia Cordes se instaló en Argentina y desde el 2011 empezó a investigar cómo adaptar las tecnologías europeas a las materias primas de la zona noreste del país. 

SIMACON S.A.S. es la primera empresa en América Latina que logró, en forma industrial, reemplazar el uso de Poliestireno Expandido (EPS) en sistemas constructivos tipo ICF (Insulated Concrete Form) por un material compuesto de hormigón y fibras de madera mineralizada. 

Entrevistados por el suplemento Arquitectura + Construcción, la familia que conformó la empresa Simacon explicó por qué fueron reconocidos como Embajadores de Emprendimientos Sustentables por ser “una de las iniciativas más representativas de los valores de emprendedorismo y sustentabilidad”.  

La clave está en las siglas del nombre: SIMACON viene de SINergia de MAdera y CONcreto.

Suple Arquitectura: ¿Cómo nació y qué le dio origen?

La fuerte reforestación con especies coníferas (Pino) de grandes extensiones en el nordeste de Argentina y la falta de tecnologías actualizadas generan una gran cantidad de residuos forestales en la industria forestal.

En nuestro país de origen, Austria, así como en el resto de Europa Central, se usan desde la época postguerra este tipo de residuos para la fabricación de sistemas constructivos modulares tipo ICF. En las últimas décadas estas tecnologías de material tienen cada vez más aceptación en el reemplazo del uso de derivados de petróleo como el EPS. Hay muchas empresas en Europa, EEUU, Canadá, Rusia y Australia que aplican la misma tecnología adaptada a su entorno con mucho éxito. Hoy la tecnología ICF es la tecnología de construcción de mayor crecimiento en el mundo (Se estima un 27,5% anual).

¿Cuándo empezaron a trabajar y cómo fue la evolución de la empresa?

Nuestras investigaciones para adaptar las tecnologías europeas a las materias primas de la zona noreste de Argentina empezaron en 2011. En este proceso trabajamos asistidos por la Universidad técnica de Munich. La construcción de máquinas para la elaboración y una planta industrial tardaron hasta  2015. La nueva (segunda) planta industrial, con una mayor capacidad de producción empezó a trabajar en diciembre del 2017. 

¿Qué los motivó a la creación de este emprendimiento?

Las causas fueron varias: la ausencia local de nuevas tecnologías en la construcción; la gran necesidad de acceso a viviendas con mejores prestaciones (resistencia, aislación térmica, bajo costo y alta velocidad en la construcción) y la falta de salida laboral para mano de obra poco calificada.

¿Qué necesidades o problemas soluciona?

Tenemos que lograr con los mismos o menores costos, hacer casas más eficientes. Te pueden venir con toda la argumentación verde, pero si no es accesible por el precio, no tiene ningún sentido. Con los módulos ICF buscamos generar aislación, para que así las casas en verano puedan volverse mucho más frescas, o lo contrario, más templadas en invierno. Nosotros como sociedad, siempre nos planteamos cómo podemos generar más energía, pero la idea es consumir menos energía. Tenemos que pensar en el mañana. 

Este producto permite construir viviendas con altas prestaciones a bajo costo en forma rápida sin necesidad de mano de obra calificada.

¿Cuáles son las aspiraciones y desafíos para los próximos años?

Instalar una planta de producción en la provincia de Corrientes. Continuar generando antecedentes en diferentes áreas de la obra privada y pública. 

Prevemos ampliar el catálogo con productos complementarios como placas aislantes y bloques de cerramientos con la misma tecnología de material.

¿Cuándo empezaron a medir impacto ambiental y por qué?

El producto se diseñó con la idea de usar fibras de madera para ofrecer una alternativa de construcción sustentable a costo accesible y baja complejidad. Toda la línea de producción está planteada de forma que se aproxime a residuos 0 (cero).

 El producto en sí no solo tiene un balance positivo de CO2 en su proceso de producción, sino también las viviendas futuras construidas con este material permiten, durante toda su vida útil de más de 100 años, ahorrar energía por su gran capacidad de aislamiento térmico.

 Al ser un sistema modular podemos utilizar mano de obra menos capacitada, siempre cumpliendo con las exigencias de los códigos de construcción modernos y las certificaciones de sostenibilidad internacional en la construcción como LEED o BREEAM.

¿Cuál es la expectativa sobre el avance de la construcción sostenible en Argentina?

Tanto desde el sector privado como desde el sector público se está exigiendo mayor eficiencia en las edificaciones. Esto corresponde tanto a la fase de obra así como al ciclo de vida completo de la edificación, y responde a una cuestión económica.

 Un edificio construido con materiales modernos y de alta eficiencia, al final de cuentas resulta más rentable que un edificio con tecnologías y prestaciones tradicionales.

Los nuevos códigos de aislamiento térmico, los estándares actualizados de calidad mínima para viviendas sociales y por supuesto el reacomodo de las tarifas energéticas son factores que contribuyen que, a un plazo relativamente corto la sostenibilidad, al igual que en otros países, pasará a ser un componente clave en el sector de la construcción en Argentina.  

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