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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Con un promedio de vida de 35 años, transexuales sufren de un limitado acceso a la salud

Los métodos insalubres a los que acuden las mujeres y hombres trans incide directamente sobre sus cuerpos. El deterioro causado por la auto hormonización o los productos inyectados por personas sin conocimientos en materia de salud, demuestra una problemática que más allá de los años de lucha y derechos conquistados evidencia que aún queda mucho por hacer. En esta nota, una activista correntina cuenta la realidad que atraviesa este sector de la sociedad y el único médico dedicado a realizar cirugías reparadoras en la provincia, explica la experiencia dentro de los quirófanos. 

María Eugenia González es una mujer trans. Tiene 42 años y se autodefine como “sobreviviente”. Es una mujer con DNI, la primera en conseguirlo en Corrientes, y un nombre que la define como tal. Es trabajadora y también parte de la organización OTRANS Argentina, una asociación civil que busca resguardar y  promocionar los derechos humanos de la Comunidad Trans.

Conversó con ellitoral.com.ar para contar la realidad de las mujeres y hombres que como ella nacieron en un cuerpo y con un sexo genético que siempre sintieron lejos y con el cual nunca lograron identificarse.  El estigma, la expulsión del sistema y la discriminación son alguno de los muchos factores que inciden sobre sus personalidades.

María Eugenia se remontó a experiencias, tanto suyas como la de sus compañeras y compañeros que atravesaron por diferentes procesos hasta llegar a sentirse cómodos con su identidad. Dice que es difícil, que falta educación para que la sociedad se despoje de prejuicios y también formación en los espacios de salud porque “los profesionales no están preparados para recibir a personas automedicadas, con siliconas, aceites o lubricantes en sus tejidos”, dijo. 

Explicó que al llegar a una cierta edad, donde la incompatibilidad con el sexo biológico empieza a ser más fuerte, muchos no ven otra salida que acudir a la automedicación o a métodos caseros que pasan del boca en boca tras el afán de feminizarse, en el caso de las mujeres o de masculinizarse, si son hombres.  “Debería haber promoción de la salud para no llegar a estas instancias y esto debe empezar en los CAPS, porque es el primer lugar al que acuden las personas en los barrios”, comentó.

María Eugenia está a punto de recibirse de enfermera. Por eso, siente muy de cerca la ignorancia a la que muchas veces están expuestos porque los médicos que no se forman "los tratan como conejillos de india y no respetan al paciente y su autonomía", afirmó. La lucha que lleva junto a sus compañeros y compañeras es para que muchos otros puedan verse cómo se sienten, cuenten con información y ya no acudan a métodos que dañan la salud. 

Reinaldo Ros es un médico cirujano plástico correntino y el único en la provincia que realiza cirugías reparadoras.  Luego de recibirse viajó a varios países y se especializó en el transexualismo junto a médicos internacionales. 

“Hace diez años llegué a Corrientes y empecé a trabajar con personas que tenían la idea del cambio de género o que  tenían frustraciones con cirugías previas. Hoy por hoy la demanda es mayor porque se ven los resultados y se van animando mucho más”, dijo en diálogo con este medio.

Ros, explicó que el 70 u 80 % de este grupo “se maneja con profesionales no aptos o calificados en el área de salud”, quienes a través de la práctica ilegal “utilizan productos como el aceite o la silicona industrial que se vende por frascos o tambores”. El doctor afirmó que estos medios no son avaladas por el ANMAT, que es el ente nacional que regula las drogas o medicamentos que pueden ser ingeridos o inyectados al cuerpo humano.

Al no ser legales para el uso en personas se puede producir la “inoculación” del producto, ya que su intervención no suele realizarse en un ámbito estéril, un quirófano o sala de operaciones dejándolo expuesto a gérmenes que pueden atacar al vaso sanguíneo, el riñón u otros órganos. Y no sólo eso,  el producto puede “migrar a cualquier parte del cuerpo y puede producir la muerte por una mala filtración renal, pulmonar o cardiovascular”, contó el doctor. 

Estas situaciones son comunes en la población transexual donde tanto María Eugenia como el doctor Reinaldo Ros, coinciden en que la expectativa de vida es de 30 a 35 años.  Él es quien en Corrientes se dedica con su equipo multidisciplinario a atender a esta población. 

Un problema real

Para María Eugenia estamos ante un problema real, y ya no potencial. Porque los y las transexuales se mueren muy jóvenes, se frustran, caen en depresión,  son excluidos de su familia o discriminados en diferentes ambientes . A través de la Ley de Identidad de Género 26.743, las obras sociales tienen la obligación de garantizar la atención ya sea semi (con hormonas)  o completa (reconstrucción del cuerpo) a las personas trans.

Ros explicó que los pacientes cuando llegan a consultas están decididos y que generalmente se frenan por dos razones, “una la económica y la otra por no contar con el apoyo familiar”.  En el caso de que se decida hacer una reconstrucción completa, aseguró que se debe “estudiar al paciente desde el punto de vista orgánico, funcional y psicológico antes de hacer la intervención”.

Así también, tanto él como González, entienden que faltan profesionales formados para atender los diferentes casos porque cada cuerpo es diferente. Ros comentó que en Argentina no hay muchos espacios dedicados a la profesionalización en estos temas por lo que “hay que conectarse por otras vías”. Así también otras de las limitaciones tienen que ver con lo moral “más relacionado a los prejuicios” de los propios médicos que no quieren capacitarse en estas temáticas.  

“La ley nos ayudó mucho, más allá de que no se cumple del todo, nos dio el DNI, nos ayudó a instalar el tema en nuestras familias. Muchas veces la exclusión está el la familia en la madre o el padre”, cuenta María Eugenia quien se lamenta porque en la provincia, las opciones son pocas y porque muchos de los tratamientos que hoy deben hacerse para lograr un buen estado de salud son en otras partes del país.

Si bien, la Ley garantiza la atención por parte de las obras sociales, quienes no cuentan con algún servicio de salud muchas veces se ven empujados a métodos insalubres el cual junto a la falta de información, ponen en riesgo su salud y la vida misma de este grupo de personas. Hay diferentes métodos para llegar a cubrir las cirugías pero en el mientras tanto, muchos son los que quedan excluidos. 

 

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