El viaducto terminó con el aislamiento y se convirtió en la principal postal capitalina

La construcción del puente Manuel Belgrano significó un cambio rotundo en la manera de trasladarse de una provincia a otra. Lo cierto es que, luego de décadas utilizando la balsa y el llamado “vaporcito”, el viaducto logró integrar regionalmente a Chaco y al país a Corrientes, que tiene al río Paraná como límite natural.

La profesora Nancy Sarasúa, que escribió un libro e investigó sobre el puente, dijo en una entrevista a El Litoral que “antes era como una isla y luego de la obra quedó integrada”, haciendo referencia a la ciudad. 

A partir de allí, su importancia es central en la vida de chaqueños y correntinos, además de las implicancias positivas que tuvo en materia comercial y empresarial debido al paso ágil de camiones de carga. “Influyó mucho en el desarrollo de la región”, dijo al respecto Sarasúa. Su padre, Francisco, que trabajó en la construcción, expresó: “Me siento orgulloso de haber arriesgado hasta mi vida para hacer una obra así”.

En relación al segundo puente, la docente estimó importante su proyecto y futura ejecución, aunque expresó que “el Belgrano es y será único, sobre todo por la importancia de ser el primer brazo que nos unió al país”. 

Además, el valor simbólico que tiene el puente es fundamental. Representa, en palabras del historiador, Enrique Deniri, la imagen civil más importante de Corrientes. En este mismo sentido, Nancy Sarasúa expresó que “hoy no nos podemos imaginar el río sin el puente, tenemos la dicha de que desemboca en plena ciudad y está completamente incluida en nuestro paisaje”. Sólo basta con hacer una rápida búsqueda en internet sobre Corrientes para darse cuenta de que el Manuel Belgrano es uno de los íconos principales. 

Respecto del nombre, Sarasúa recordó que fueron varias las alternativas. “La junta de historia de Corrientes propuso “Juan Torres de Vera y Aragón”, pero de esa manera se dejaba afuera al Chaco”, señaló. Además, otra idea fue la de bautizarlo como “Ñañuvá”, que significa “abrazo” en guaraní.

Finalmente, tras cuatro años y medio de trabajo ininterrumpido, se dio a conocer el nombre del viaducto recién en el acto de inauguración que se dio el 10 de mayo de 1973, durante la dictadura militar que en ese momento era encabezaba por Alejandro Agustín Lanusse.

Aunque Sarasúa advierte la falta de balanzas y algunas otras cuestiones que tienen que ver con el mantenimiento, asegura que el puente entre Chaco y Corrientes “es inigualable”, no sólo por su importancia comercial y social, sino también por ser una de las imágenes más representativas que tiene la ciudad, la provincia y la región.