Adiós Gelmi, nunca más aquellas veladas

Por Roberto Capará

De la Redacción

El domingo, Día del Padre, ese que se torna en especial aunque no lo sea, porque todos lo días son sus días, una noticia me impactó.

Pegó fuerte en quien durante 44 años compartió la redacción de este diario con él. “Murió Gelmi” me avisaron al atardecer en mi casa. Nueve días antes fue la última vez que lo vi y charlamos un ratito, porque últimamente mi turno era matutino y él llegaba a la Redacción por la tarde. Al lugar donde redactaba sus “Interrogantes y Afirmaciones” o “Sencillerías”, a veces con seudónimos que no los recuerdo, o sus comentarios que llevaban su firma.

Fueron muchísimos años de convivir, vivenciar, muchas cosas y horas. No voy a reseñar  ni calificar su pluma. En esos tiempos de la década del 70, cuando ingresé al diario en 1972 y él, dos años después, cuando retornó a su Corrientes natal para sumarse al nuevo diario que nacía, Epoca, pero puso a El Litoral como estación terminal.

El, avezado periodista. Yo, novato. Pero en aquella Redacción con mucha gente mayor que yo, no había distingos. Sí, captación de conocimientos y experiencias.

Pero había algo más, interminables tertulias como decía mi abuela una vez que cerrábamos la edición del día. Y nos quedábamos a esperar la salida del ejemplar que confeccionamos horas antes.

Partidas de truco, de ajedrez de lo cual tomaban parte algunos amigos que nos visitaban. Y, por que no, el saboreo de algún trago de whisky que, lo íbamos a comprar al cierre, en el “mercadito paraguayo” del puerto y mendigar algún cubito de hielo por el vecindario.

Fueron muchísimas y largas noches que, se extendieron hasta promediar los 80. Vaya a saber por qué esas memorables reuniones hasta las 2 o 3 de la mañana, hora de salida del nuevo diario rumbo al voceo y pregonar, se fueron terminando hasta que llegó el final.

Pero no terminó nunca la buena relación. Jamás la de un jefe a un redactor. No había distingos, salvo quien determinaba si algo se publicaba o no.

Aquellos momentos de noctámbulos perdurarán siempre. Muchos, casi todos, como Tachín Galvez, Hugo Vallejos ya no están. También compartían Hugo Santander y Ticki Gonzalez, uno ya jubilado, camino hacia donde voy y el otro todavía trabajando. Y varios más. No muchos, pero todos condescendientes.

Así nomás es la vida. El tiempo pasa, y no lo hace en vano. ¡Por suerte, quedan los lindos e inolvidables recuerdos!