Le llevó menos de 24 horas contradecirse -otra vez- a si mismo. Trump volvió a ir a contramano de su comunidad de inteligencia al afirmar que Rusia ha dejado de atacar la democracia norteamericana con el intento de socavar la legitimidad de las elecciones y sembrar caos en Occidente.
Al finalizar una reunión de gabinete en la Casa Blanca, Trump tuvo uno de sus típicos idas y vueltas con los periodista que ingresaron momentáneamente a la sala. Una periodista le preguntó si Rusia seguía atacando a Estados Unidos. “Gracias. No”, respondió el presidente, en medio de varias voces cruzadas.
Fue la segunda vez esta semana que Trump coincide con la visión del Kremlin de Putin , y no con la de su propia comunidad de inteligencia. La primera fue en la conferencia de prensa de Helsinki, en la cual Putin negó cualquier injerencia en la democracia norteamericana, y Trump dijo que no veía “ninguna razón” de que Rusia estuviera detrás de los ciberataques y la guerra de desinformación que tiñeron la campaña presidencial que lo dejó en la Casa Blanca.
Anteayer, en medio de una fuerte ola de repudio y bajo una asfixiante presión política de propios y ajenos, la Casa Blanca orquestó una marcha atrás que Trump ofreció a regañadientes, con una insólita aclaración.
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