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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Intolerancia, un mal siempre presente

Fue una larga noche con dos sectores perfectamente definidos e identificados: por un lado el grupo verde había encendido algunas fogatas en la avenida Rivadavia, para combatir una noche fría, de 6 grados. Por el otro, el “sector celeste”, compuesto por aquellos que se oponen al proyecto por el aborto seguro, legal y gratuito, que había celebrado el “no” de forma anticipada con fuegos artificiales.

La vigilia en el Congreso dejó ver, una vez más, la intolerancia siempre presente. Aunque en esta oportunidad la violencia no tuvo la magnitud de otras veces -inclusive los daños fueron mínimos-, los hechos registrados fueron la consecuencia de las diferencias entre ambos sectores, donde cada uno de ellos cree ser dueño de la verdad.

Algunos incidentes aislados comenzaron a minutos de la votación del aborto legal en la Cámara de Senadores y continuaron luego del fallo de los legisladores. Hubo ocho detenidos (siete hombres y una mujer) por atentado y resistencia a la autoridad, y una mujer joven resultó herida.

Mientras hablaba el senador Luis Naidenoff, el último del extenso listado, hubo fogatas y carros hidrantes en una zona de la “marcha verde”, en Rivadavia y Callao. Los altercados continuaron durante varios minutos, luego de que se rechazara el proyecto.

El grupo verde había encendido algunas fogatas para combatir una noche fría. Algunas personas, entonces, arrojaron palets de madera y cartones para alimentar el fuego. 

Unos pocos manifestantes, mojados, atacaron el vallado de seguridad y lanzaron elementos, botellas y piedras, contra los efectivos de Gendarmería. Fuentes policiales confirmaron que también lanzaron dos bombas molotov.

Varios de los responsables de generar tensión tras la movilización pacífica eran personas encapuchadas, algunas con palos, piedras y botellas.

El grupo de violentos arrojó esos elementos contra efectivos de la Policía de la Ciudad, que respondió con un carro hidrante, gas pimienta y detuvo a ocho personas.  

También se registraron confusos incidentes entre manifestantes, que fueron disuadidos por los efectivos desplegados en todas las inmediaciones.

La votación en el sector verde se vivió con lágrimas, abrazos y cantos contra la Iglesia. Un importante grupo de manifestantes se mantuvo hasta el final cantando eufórico en las inmediaciones del Congreso con los pañuelos de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en alto.

Muchas prefirieron cantar sin parar, con euforia y alegría, sin cansancio después de más de 12 horas de vigilia para seguir la sesión en el Parlamento. “Iglesia, basura, vos sos la dictadura”, fue uno de los más escuchados.

Los cantos iban principalmente dirigidos a la Iglesia Católica y en algún caso al sector autodenominado “por las dos vidas”, que en cuanto se supo el resultado arrojó fuegos artificiales sobre la avenida Entre Ríos.

“Iglesia y Estado, asunto separado”, gritaba un grupo de adolescentes en la vereda del histórico café El Molino, mientras en algunos rostros se empezaban a ver las primeras lágrimas de tristeza de la jornada.

“¡Que sea ley, que sea ley!”, se podía escuchar en los alrededores del Congreso antes de que comenzara la desconcentración.

El intercambio de frases entre “verdes” y “celestes” se dio durante toda la noche: “¡Que sea ley!”, fue el grito que se escuchó durante toda la vigilia. Del otro lado de las vallas, del lado celeste, llegaba música de fiesta, muy fuerte, muy alta. 

Del lado verde respondían con los pañuelos en alto, con sus canciones de batalla: “¡Aborto legal en el hospital!” y “¡Son la dictadura!”.

La democracia permite que distintos sectores puedan expresar sus diferencias. El Senado dio su veredicto y habrá que aceptarlo. Y seguir la lucha.

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