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Asombrosos casos de teleportación

Los ejemplos sobre transporte de una cosa o una persona a distancia son pocos, pero existen dentro del campo del fenómeno Ovni a nivel mundial. Los investigadores no han podido dar una explicación razonable al respecto, pero se cree que los objetos voladores no identificados son los causantes de este extraño comportamiento.
Un caso. Interpretación de cómo un hombre fue teletransportado a Salta.

Por Francisco Villagrán

Especial para El Litoral

Entre algunos de los casos de teleportación, transporte de una cosa o una persona a distancia, se destacan algunos muy impactantes, entre los cuales se puede mencionar al sucedido en Argentina y que, en su momento, causó conmoción periodística en todo el país. Ocurrió entre Buenos Aires y Bahía Blanca, allá por enero de 1962, cuando desde allí un hombre fue teletransportado hasta la ciudad de Salta.

La noche era oscura y bastante fresca y el cielo estaba nublado, el hombre iba transitando en su auto y no recordaba bien lo que le había sucedido, estaba viajando por la ruta, cuando se durmió profundamente. Luego, despertó y se encontraba sentado en medio del campo, solo. Lentamente, sus recuerdos se fueron aclarando, encontró la ruta y corrió en busca de su auto, pero no lo encontró. Aturdido y desorientado, siguió caminando en medio de la noche. En su creciente desconcierto, como es de suponer, ansiaba llegar a Bahía Blanca para denunciar el robo de su auto.

Luego, ya cansado, se sentó a la orilla del camino esperando que pasara un auto para pedirle ayuda. Un hombre se detuvo ante su desesperado requerimiento. “Me sentí mal –explicó al hombre que lo auxilió– iba para Bahía Blanca y perdí el conocimiento, además deben haberme robado el coche, ya que no lo encuentro”. Su interlocutor lo miró perplejo y luego sonrió levemente, diciéndole: “Pero amigo, mire que estamos a la entrada de la ciudad de Salta”.

No podía ser, la ciudad de Salta se encontraba exactamente a 2.416 kilómetros de donde le había ocurrido el hecho. Cuando llegó a las primeras casas, se enfrentó a la realidad, pero se negó a creer. Llegó a un destacamento policial y ante las autoridades relató así su odisea: “Salí de Buenos Aires el 29 de enero, solo, iba rumbo a la ciudad de Bahía Blanca, por unos trámites comerciales que debía realizar. Ya próximo a llegar, de noche, un fuerte haz de luz violácea me enfocó y allí instantáneamente se detuvo el motor del coche. Me bajé para ver qué ocurría y esa luz se volvió hacia mí. Sentí que me abandonaban las fuerzas y experimenté unas náuseas terribles. Luego no recuerdo nada más hasta que desperté y me encontré sentado solo, en medio del campo”.

La policía escuchó el relato y consideró al hombre un fabulador irresponsable, sin embargo, ante la insistencia y el formal desafío del declarante, el comisario decidió telefonear a Bahía Blanca, a fin de dar un corte definitivo al asunto. Para su sorpresa, a las dos horas llegó la respuesta de la policía de Bahía Blanca: todos los datos proporcionados por el testigo, coincidían exactamente. El auto fue encontrado donde él había señalado, abandonado y con la puerta abierta, fue confiscado y puesto a resguardo, luego pudo recuperarlo. Todo indicaba que, en pocos minutos, un ser humano había sido arrebatado y transportado a 2.416 kilómetros de distancia. ¿Quiénes hicieron eso y para qué? Misterio…

Este suceso es rigurosamente verídico, las actas policiales fueron elaboradas en la comisaría, firmadas y selladas por los oficiales intervinientes y están en poder del Departamento de Coordinación Federal de la policía (si es que alguien no las hizo desaparecer…). El protagonista de este increíble suceso, cuyo nombre no fue dado a conocer oficialmente, vive actualmente en la ciudad de Comodoro Rivadavia, siendo infructuosos los esfuerzos de la prensa por ubicarlo. Los hechos pronto quedaron en el olvido, como suele suceder, pero los acontecimientos confirmaron que ese gran enigma, llamado teleportación, es real y ocurre más a menudo de lo que imaginamos.

El soldado que llegó a Manila

Hubo un caso increíble, que los investigadores encontraron buceando atrás en el tiempo, y descubrieron que en la historia mexicana hay un emblemático caso de teleportación, que fue mencionado en algunos libros de historia de ese país. Se trata del caso del soldado que llegó de Manila. La historia fue así: el 25 de octubre de 1593 un soldado español apareció repentinamente en la Plaza Mayor de la Ciudad de México. Como fue incapaz de explicar su presencia en ese lugar, y además vestía el uniforme de un regimiento destacado en la capital de las islas Filipinas, situadas a unos 14.000 kilómetros al Oeste, el soldado fue arrestado y juzgado por el Tribunal de la Inquisición, en cuyos archivos figura este caso.

Lo único que pudo decir el soldado fue que el día anterior, 24 de octubre, se hallaba de servicio en Manila. En aquella época un viaje tan largo duraba varios meses, pero el soldado aseguró que se había trasladado de una ciudad a otra “en menos de lo que canta un gallo”, luego de haber sido envuelto en una extraña y fuerte luz. Dio detalles precisos de su vida en Manila hasta el momento de su desaparición e informó a los jueces de un reciente asesinato: el del gobernador español de las Filipinas. Meses más tarde, el relato del soldado quedó confirmado en todos sus detalles, cuando llegó desde Manila la noticia del asesinato del gobernador español, además de otras pruebas que demostraban algo imposible de creer: ¡el soldado viajó a través del océano, cubriendo 14.000 km en el curso de un día! Pero cómo lo hizo, no se supo nunca.

El matrimonio Vidal

Pero todavía más incomprensible es el extraño viaje que realizaron los esposos Vidal (un nombre supuesto) residente en Buenos Aires, en enero de 1968. Circulaban en su coche por la ruta que va desde Chascomús a Maipú, cuando los envolvió una nube, negra y espesa. Ambos cayeron en un profundo sueño y cuando despertaron descubrieron algo asombroso: el sol brillaba y ¡estaban en las afueras de la ciudad de México!

El auto, cuya pintura había desaparecido, estaba deteriorado y fue enviado a un laboratorio de los Estados Unidos para ser examinado cuidadosamente. La embajada argentina en México se hizo cargo de los pasajes de regreso a Buenos Aires y les fue entregado otro rodado, nuevo, a instancias de las autoridades norteamericanas, que se hicieron cargo de la investigación. 

Nunca se informó oficialmente de los exámenes realizados al auto, un Peugeot, ni los resultados obtenidos. Sólo se sugirió al matrimonio “que se olvide lo ocurrido”.

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