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Las mejores playas de los Balcanes

Las típicas postales del Mediterráneo pueden quedar atrás con las imponentes imágenes de las playas de los Balcanes. Esta zona está repleta de rincones únicos donde admirar, disfrutar y vivir el mar como nunca lo has hecho. Ven y descúbrelo desde otro punto vista.

1.    ZLATNI RAT (CROACIA)

La joya del Adriático. Con más de 4.000 kilómetros de costa, este país se ha subido al trono playero balcánico, con sus playas de ensueño, tan perfectas que parecen diseñadas en Photoshop.

Con tales atributos, escoger la mejor playa del país es tarea ardua, pero nos quedamos con Zlatni Rat. Al oeste del pueblo porteño de Bol, en la isla de Brac, esta playa (cuyo nombre significa, literalmente, Cuerno de Oro) es un triángulo de guijarros blancos, completamente rodeado del aguamarina del Adriático.

2.    MURICI (MONTENEGRO)

Con sus montañas, acantilados y el fiordo más al sur de Europa, Montenegro puede presumir de costa dramática. El paisaje montenegrino es un síndrome de Stendhal visual, en el que cada rincón sorprende aún más que el anterior.

En cuestión de playas, Montenegro va bien servido, con Kotor y Ulcinj disputándose encarecidamente el papel de encantadora de viajeros. Pero puestos a salirnos de las recomendaciones habituales, Murici bien vale una mención.

A orillas del lago Skadar, esta playa de agua dulce es una sorpresa para el cuerpo (llegar a Murici tiene efecto sedante instantáneo) y la mente (rodeada de monasterios, viñedos y pintorescas aldeas que hacen de estímulo cuando la relajación ya sea suficiente).

3.    OHRID (MACEDONIA)

Incrustado entre cinco países (cuatro vecinos balcánicos más Grecia), Macedonia puede no tener acceso al mar pero eso no le impide alardear de costa.

El lago Ohrid, compartido con Albania, es una de las joyas turísticas del país y su destino playero por excelencia. El lago tiene varias playas, cada una con su ambiente distinto. Gradiste es la más famosa, y con mucho la más transitada, con mucho ambiente y fiestas cada noche.

Labino es una playa de pedruscos, recluida, silenciosa y de agua cristalina. Pero para muchos, Ljubanista es, con su arena dorada y espectacular enclave, la playa más hermosa de esta zona.

4.    KSAMIL (ALBANIA)

En cuestión de paraíso mediterráneo, Albania viene pisando fuerte. La belleza de su costa la han hecho erguirse como la nueva Croacia, y con mucho orgullo. Pero entre todas sus espectaculares playas, Ksamil ocupa un lugar de honor (que ahí es poco). Compuesta por tres islas de ensueño, tan juntas entre ellas que casi se pueden tocar, este archipiélago captura imaginaciones y corazones viajeros sin necesidad casi de poner un pie en ellas.

Solo viendo su perfil, arenoso y arbolado, desde el embarcadero es suficiente para saber por qué Ksamil es visita obligada de todos los afortunados que recorren Albania.

5.    MESECEV ZALIV (ESLOVENIA)

En el imaginario balcánico, Eslovenia es sinónimo de belleza natural. Los paisajes eslovenos son carne de leyendas viajeras y los que ya han tenido la suerte de venir de visita no escatiman en halagos. Sin embargo, tal poemario se suele concentrar en sus parques naturales, lagos y cascadas… hasta que llegan a Mesecev Zaliv.

Eslovenia tiene poca costa, pero la que tiene no es tímida a la hora de enamorar, con Mesecev Zaliv como mayor encanto. En un extremo del parque natural Strunjan, esta playa rocosa se agazapa entre dos acantilados, recogida de las multitudes y solo accesible a pie.

A los que se atrevan a recorrer el camino, les esperan un remanso de tranquilidad adornado con los mejores atardeceres a este lado del Mediterráneo.

6.    NEUM (BOSNIA Y HERZEGOVINA)

Si bien Bosnia y Herzegovina no suenan como destino playero y no sin razón: la salida al mar del país es una tirita de escasos 20 kilómetros, atrincherada por Croacia a ambos lados. Sin embargo, Neum es una perla en esas costas. Este pueblecito-resort, además de su curioso emplazamiento en el mapa político, no carece de encanto. Rodeado por acantilados, casitas blancas y un mar brillante hasta donde alcanza la vista, no cuesta entender por qué Bosnia y Herzegovina se peleó por este pedacito de costa balcánica.

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