Kapanga puso la fiesta en una jornada inicial “pesada” del Taragüí Rock 2018

Gerardo Morales Cuyé

@CoachGMCuye

Las expectativas del público de la región para con esta edición 2018 del Taragüí Rock no eran muy altas. El achique en la cantidad de días (anteriormente eran tres, y este año son dos) y la repetición de algunas de las bandas principales fueron motivo de desilusión para muchas personas, quienes lo demostraron a través de las redes sociales. Cierto es que no se puede contentar a todo el mundo, pero en este contexto de “ajuste” económico, el Gobierno optó por recurrir a lo ya conocido y relativamente exitoso en tiempos anteriores.

Esta alteración explica por qué el cierre de la primera jornada del sábado en el anfiteatro Cocomarola tuvo como protagonista a una banda de ska y rock como lo es Kapanga, cuando el resto de la grilla estuvo orientada hacia el heavy metal, el hard rock y estilos similares. El público de la movida “pesada” pudo disfrutar de grupos históricos como Bastión, Madre Noche y Spiritual; los jóvenes El Quinto Poder y Rito Nocturno; y los grandes Cabezones y Carajo (ver recuadro). De igual forma, el cuero, las tachas, la distorsión y el “headbanging”; quedaron de lado por un rato cuando Martín Fabio hizo su aparición en el escenario Osvaldo Sosa Cordero.

Con la imagen del Gauchito Gil, infaltable para un devoto como él, y un pañuelo verde atado al soporte del micrófono, el “Mono” abrió el show con “Descarte”, una especie de funk con ritmo tranquilo, que hacía pensar que el sonido había sido disminuido después de la potencia que mostró Carajo. No era una idea descabellada teniendo en cuenta el malestar de los vecinos de la zona tras el último recital de rock que se hizo en el anfiteatro. Pero no, esta suposición se fue al tacho cuando inmediatamente siguió “El Universal”, y los fanáticos pudieron corear a viva voz el clásico “yo quiero estar con vos”, mientras Fabio surcaba el escenario corriendo de un costado al otro.

El público de la movida “pesada” disfrutó de grupos históricos como Bastión, Madre Noche y Spiritual; los jóvenes Quinto Poder y Rito Nocturno; y los grandes Cabezones y Carajo.

El aire festivo que transmitía el grupo desde arriba, destacándose también en este aspecto el guitarrista Miguel “Maikel” De Luna Campos, provocó que hasta los más metaleros se pongan a bailar entre los bancos del anfiteatro, desafiando al riesgo de una caída por pisar en falso, y más teniendo en cuenta el consumo de alcohol. Entre tema y tema, el Mono tiraba algún que otro chiste (malo), y la algarabía seguía con otros clásicos como “No me sueltes” o “En el camino”.

El aspecto visual también suele ser clave en Kapanga, y esta ocasión no fue la excepción, mostrando en las pantallas extractos de películas o series alusivas a algunas de sus canciones, como por ejemplo con “Ahí viene Ramón”, o “Caballero Rojo” y la clásica máscara de Fabio.

Para el cierre llegó lo mejor: “Bisabuelo” dejó en evidencia que la banda “no vino al pedo” a Corrientes, y con “El mono relojero” el público le cantó a sus problemas: “¡andate a dormir vos!”

Con la imagen del Gauchito Gil, infaltable para un devoto como él, y un pañuelo verde atado al soporte del micrófono, el “Mono” abrió el show con “Descarte”.