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/Ellitoral.com.ar/ Interior

Cobrar aportes estatales que les adeudan es vital para el pequeño Cottolengo de Itatí

Con la reciente incorporación de un niño de 11 años, ahora son 37 los residentes. Para el abono de los haberes del personal es fundamental que Incluir Salud y Pami normalicen sus pagos. También los aportes solidarios siguen siendo trascendentales para el funcionamiento. 

Son 43 las personas que a diario trabajan en el Pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí para garantizar la atención que requieren 37 personas que tienen distintos tipos de discapacidades. Por eso, la institución que abrió sus puertas el 20 de mayo de 1968 necesita que el Estado abone lo que les adeuda por la prestación de sus servicios. Pero además cumple un rol esencial los aportes que particulares brindan para que la institución pueda disponer  de recursos que son esenciales para su funcionamiento diario, tales como pañales y alimentos.

Aunque están atravesando  un momento difícil económicamente, resolvieron aceptar a un niño de 11 años con parálisis cerebral que hace un tiempo prolongado estaba viviendo en un hogar, pero que necesitaba estar en un lugar especializado. “El pedido nos llegó hace un par de meses y para nosotros era una deuda pendiente poder abrirle las puertas. Se hizo un esfuerzo más para conseguir los recursos que necesitábamos y finalmente logramos que, el pasado lunes, Rodrigo se incorpore a nuestra familia”, contó el director del Pequeño Cottolengo Don Orione y representante legal de la Escuela Especial, Fernando Guevara al ser consultado por El Litoral.

Tras lo cual recordó y agradeció el aporte de todos aquellos que hicieron posible acondicionar una habitación para el nuevo integrante. Un televisor para que pueda disfrutar de los dibujitos que tanto le gustan, un aire acondicionado, cortinas y sábanas son algunos de los elementos que lograron conseguir “para que pueda tener un espacio agradable para descansar”, describió el sacerdote, quien añadió que “ahora sólo nos estaría faltando un ropero, una mesa de luz y algún tipo de lámpara que se pueda colocar por la pared, por ejemplo, y que permita iluminar parcialmente la habitación durante la noche”.

Lentes

Pero más allá de la ambientación del espacio físico, Guevara destacó el cariño que todos los residentes le brindan a quien ahora es su integrante más joven. “Antes el menor era Braian, de 21 años”, señaló el director de la institución. Al mismo tiempo remarcó que “ahora Rodrigo está recibiendo una sobredosis de afecto por parte de todos los que integramos la familia del Cottolengo”.

Seguidamente, comentó que el niño tendrá un período de adaptación de tres meses y luego, una jueza determinará si es el lugar adecuado para que él permanezca. “Queremos y creemos que sí, acá se hará todo lo que esté a nuestro alcance para que se sienta cómodo y pueda desarrollarse”, manifestó el sacerdote. En este contexto, comentó que tienen previsto que Rodrigo pueda integrarse al Centro de Día realizando diferentes actividades y que inclusive después también se sume a la Escuela Especial. Asimismo, planean trabajar para que el niño pueda adquirir una mayor independencia en sus movimientos físicos. Por ahora,  para trasladarse requiere que una persona maneje su silla de ruedas postural, pero estiman que con la asistencia médica podría utilizar su pierna izquierda.

Cada uno de esos objetivos son parte de un proceso que se inició hace una semana y que incluye interactuar con el niño para poder entenderlo. Es que si bien escucha y ve, tiene dificultades para hablar por lo que sólo emite sonidos que, sumados a gestos de sus rostros, le están permitiendo a quienes trabajan en el Cottolengo conocer un poco más a Rodrigo. “Le gustan los globos, las pelotas de goma, la música y le fascinan los lentes, por eso ya le compramos uno”, comentó Guevara a este medio gráfico.

Tiempo y recursos

En el Cottolengo son múltiples los servicios que brindan y para eso necesitan contar con una serie de recursos. Por ello, de manera constante, deben preocuparse y ocuparse para encontrar la forma de obtenerlos. “Seguimos con una deuda muy grande que nos obliga a enfrentar una situación muy difícil debido a la demora de los pagos por los servicios que brindamos”, expresó el sacerdote. En tanto, agregó que la mayoría de los residentes está incluido dentro del programa federal Incluir Salud que debería enviar recursos mensualmente. Sin embargo, hace más de un semestre no se está girando los fondos correspondientes. A lo que se suma lo adeudado por octubre del 2017 y diciembre del 2018.

Asimismo, algunos residentes son beneficiarios del Pami. Una obra social que si bien pagó por los servicios prestados en una gran parte de la primera mitad del año, también les está debiendo.  Poder cobrar ese dinero adeudado por parte del Estado es trascendental para el abono de los sueldos de los 43 trabajadores del Pequeño Cottolengo Don Orione de Itatí. Considerando en este punto que, también, deben reunir recursos para adquirir elementos para el funcionamiento diario de la institución. En este caso, Guevara destacó el aporte de particulares y también contó las distintas formas de colaborar. “La primera de ellas, por supuesto, es el tiempo, por ejemplo, realizando un voluntariado para brindar compañía a los residentes o ser partícipes de actividades con ellos”, indicó.  (Ver recuadro).

“Más allá de las dificultades económicas que atravesamos por demoras en los pagos por las prestaciones, siempre hay quienes colaboran y en el pequeño Cottolengo de Itatí seguimos siendo una gran familia”, subrayó Guevara.

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