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Default y superávits gemelos

Por Andrés Asiain (*)

Especial

La gestión de Mauricio Macri deja una pesada herencia de endeudamiento externo, con el acceso al crédito externo privado y de organismos internacionales prácticamente agotados. Ante esa situación, los economistas de las diversas corrientes ortodoxas o heterodoxas plantean la necesidad de una restructuración. El debate es entonces, ¿qué tipo de restructuración debe realizarse?

Al respecto, la capacidad de obtener quitas de capital e interés o de extender los vencimientos, depende de las posiciones relativas de fuerza que tiene Argentina y sus acreedores a la hora de sentarse a negociar. En ese sentido, algunos economistas vinculados al establishment financiero, plantean una urgencia por resolver rápidamente la problemática que no se condice con la situación macroeconómica del país. Si la situación de “default” de hecho en que se encuentra nuestra economía se formalizará, la postergación de los pagos de intereses y de capital facilitaría consolidar superávits fiscales y externos. En efecto, la proyección presupuestaria plantea un superávit primario (sin contar intereses) y el balance externo cerraría positivo en unos USD 500 millones si no se realizaran pagos de interés ni capital por las deudas. Es decir, permitiría reeditar los superávits gemelos que fueron la clave macroeconómica de Néstor Kirchner para generar un proceso de crecimiento económico tras la crisis de la convertibilidad.

En 2020, los pagos entre capital e intereses al sector privado ascienden a unos USD 36.000 M durante 2020, de los cuales USD 20.532 M son vencimientos en moneda extranjera. A ello se suman vencimientos de capital e interés con organismos multilaterales, posiblemente renovables, por USD 4.242 M y el swap chino de USD 18.000 M (cuya renovación debe modificar una cláusula que lo ataba a la vigencia del acuerdo con el FMI).

Respecto a la deuda de corto plazo concentrada en Letes, Lecaps y Lelinks, implican pagos por capital e intereses por 18.588 millones de dólares en 2020, con el 50% de los vencimientos concentrados en el primer trimestre. Por eso, un nuevo reperfilamiento aparece como necesario, si se decide avanzar en una estrategia de restructuración paso a paso.

Dentro de los vencimientos de 2020, el peso de los bonos bajo legislación local es mayoritario, permitiendo una restructuración de fácil implementación -como quedó de manifiesto con el reciente reperfilamiento-. En el caso de los títulos bajo ley extranjera, las Cláusulas de Acción Colectiva facilitan llegar a acuerdos sin la exigencia de tener que contar con el beneplácito del 100% de los acreedores, a diferencia de las restructuraciones hechas anteriormente. Por otro lado, los precios actuales de los títulos de deuda argentina brindan posibilidades de recompra, especialmente los bonos que tienen pagos de capital en el corto plazo y cotizan entre el 45 y 56% de paridad. A través de organismos públicos podrían realizarse compras de títulos como Bonar 20 y Bonar 24 que vencen en un plazo cercano y cotizan muy por debajo de su valor nominal, implicando un importante ahorro fiscal y de divisas hacia el futuro.

(*) Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso).

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