Sabado 20de Abril de 2024CORRIENTES24°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$850,0

Dolar Venta:$890,0

Sabado 20de Abril de 2024CORRIENTES24°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$850,0

Dolar Venta:$890,0

/Ellitoral.com.ar/ Opinión

¿Quién es, de verdad, Alberto Fernández?

Por Ernesto Tenembaum

Publicado en Infobae.com

Cuando Cristina Fernández gobernaba el país, Gustavo Béliz estaba exiliado, era perseguido por los servicios de inteligencia del Estado. Vilma Ibarra escribía un libro lapidario sobre ella. Gabriel Katopodis acompañaba a Sergio Massa en la construcción de una alternativa al kirchnerismo, y luego seguiría a Florencio Randazzo; Felipe Solá buscaba todas las alternativas para intentar derrotar al kirchnerismo; Daniel Arroyo cuestionaba su política social y el crecimiento de la pobreza; y Alberto Fernández calificaba al gobierno de Cristina como “patético”. Victoria Donda, por entonces, denunciaba al gobierno de Cristina por las violaciones a los derechos humanos. Ginés González García había sido expulsado del Ministerio de Salud. Julio Vitobello y Claudio Moroni no tenían nada que ver con el Gobierno. Incluso Mercedes Marcó del Pont, con su equipo integrado por Matías Kulfas y Cecilia Todesca, habían sido despedidos: Kulfas describía en otro libro el tobogán en que cayó la economía entre 2011 y 2015.

Muchos de ellos, en momentos duros, fueron críticos, fueron valientes y sufrieron todo tipo de acusaciones injustas, en parte, por defender principios democráticos. Durante largos años, resistieron como les salió la obsecuencia, la soledad y el verticalismo. Su llegada al poder es, en algún sentido, una reivindicación a la crítica que supieron sostener. Si alguien mirara esa parte de la foto del nuevo Gabinete, que es mayoritaria, podría llevarse la errónea impresión de que representa una capitulación de Cristina Kirchner: la victoria de quienes militaron contra su gobierno, o fueron excluidos.

Sin embargo, en las últimas semanas, la cobertura informativa dominante concluía en que Alberto Fernández sería un títere porque había cedido a todos los deseos de quien lo designó. Eso no necesariamente fue un error. Hay datos que habilitan a pensarlo. En ambas cámaras del Congreso dos integrantes de la familia Kirchner, Cristina y Máximo, tienen cargos clave, ella colocó a militantes incondicionales en los cargos administrativos más importantes y dirigentes tradicionales del kirchnerismo controlan áreas relevantes como el Pami, la Procuración del Tesoro, el Ministerio de Defensa o el de Seguridad. Si uno toma esa parte de la foto, y le suma el poder de la provincia de Buenos Aires, Fernández parece un presidente cercado.

Las personas que odian o temen a Cristina concluirán rápidamente que Fernández es un pelele que se deja amedrentar y terminará haciendo exactamente lo que ella quiere. En cambio, quienes la aman dirán que Cristina es una líder brillante y generosa que solo está allí para colaborar con el nuevo presidente, salvo que él se convierta en un traidor. Ella no fue a la presentación del gabinete como un gesto de desprecio y maquina la venganza en las sombras, dirán unos. Y los otros: no fue porque prefirió dejar el escenario para él.

El Gabinete de Alberto es un reflejo cabal de Alberto: puede ser muchas cosas al mismo tiempo. 

Alberto Fernández es un político inasible hasta la exasperación, incluso para Cristina Kirchner. Eso se puede percibir en su relación con el periodismo, un tema que fue dominante a principios de la semana, cuando difundió un mensaje lleno de insultos contra Hugo Alconada Mon. Hay políticos que no reaccionan contra la prensa, porque no les importa, no les llega, o están por encima de eso.

¿Y Fernández?

Se puede pelear con Alconada Mon, Mercedes Ninci, Jonatan Viale y, al mismo tiempo, ser amigo personal de muchos periodistas que lo critican o concurrir a un evento de Clarín o solidarizarse con Maru Duffard, de Canal 13, cuando un grupo de energúmenos la insulta en la primera presentación del libro Sinceramente. Es las dos cosas a la vez, o ninguna, o una, o la otra. Alberto Fernández puede difundir su algarabía porque habló con Donald Trump y luego decir que Estados Unidos ha vuelto a sus peores épocas, ante el respaldo del mismo Trump al rol del ejército en la caída de Evo Morales. Alberto Fernández ha sido un denunciante de la corrupción del kirchnerismo y un defensor de la tesis de que el kirchnerismo es perseguido por la Justicia, según el momento. Ha participado del período político en el cual el peronismo se transformó en la expresión del neoliberalismo, y de su negación, el kirchnerismo.

En una misma frase, Fernández puede parecer amenazante o conciliador. Ha sido kirchnerista, antikirchnerista, neokirchnerista, cavallista, pro Clarín o anti Clarín, proconsumo, proexportador, designa a Ginés, un enemigo de los laboratorios pero se abraza el mismo día con Alejandro Roemmers. Puede esperar con ansiedad la firma de un acuerdo con el FMI y los acreedores privados, pero al mismo tiempo designar en el Ministerio de Economía a un joven que ha dedicado su vida a denunciarlos. ¿Inteligencia múltiple? ¿Esquizofrenia?

Y, finalmente, la pregunta central que, inevitablemente, define a todo presidente.

¿Podrá?

¿Te gustó la nota?

Ocurrió un error