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Familia: apuntalarla

Por José Ceschi 

¡Buen día! La anemia o la vitalidad de la familia argentina será profecía de la anemia o la vitalidad de la patria y de la Iglesia. A una familia vigorosa corresponderá una nación vigorosa. A una familia debilitada, una nación empobrecida”.

 El pensamiento pertenece a un arzobispo que ha luchado tanto a favor de la familia: Vicente Zazpe. Lo expresó en la peregrinación a Guadalupe de 1976. Rescatamos algunos párrafos, que son meditarse con seriedad: “Apuntalar la familia es asegurar la patria, la infancia, la juventud, la responsabilidad, el futuro. 

Pero la familia argentina no ofrece un cuadro alentador y el evangelio nos exige ser optimistas, pero profundamente realistas. A la familia nacional no le basta el retoque, el remiendo o una cirugía menor. Es necesaria su renovación y su recreación. 

No es sólo el deterioro de su imagen, sino de la realidad, de su preparación, de sus condicionamientos, de su estabilidad, de su unidad, de su fecundidad, de su religiosidad.

Hay que apuntalarla desde la niñez, la juventud, el noviazgo; desde la educación escolar y universitaria, desde el cine y la televisión, desde la radio y la prensa escrita, desde la legislación y la economía, desde la salud y la vivienda, desde un proyecto político nacional y desde una acción pastoral intensa y convergente. Hay que integrar las familias marginadas y comprometer las integradas. 

No se trata solamente de la familia criolla, sino de la piamontesa, la friulana, la suiza, la alemana. La familia proclamada y promulgada por Cristo no es una versión corregida y mejorada de la familia precristiana. Es una versión inédita, original y apasionante... La familia es iglesia en pequeño, es comunidad sagrada donde la fe es transmitida y celebrada; donde la paternidad es sacerdocio y la maternidad diaconía, donde la oración es liturgia familiar y la abnegación sacrificio cotidiano.

La familia de Cristo no tolera la improvisación, la inmadurez ni la anticipación prematura. No se prepara desde el noviazgo ni desde el altar, sino desde la juventud, la niñez y desde el hogar de los padres...”. (Del librito: “Zazpe: Familia, realidad y proyecto”).

¡Hasta mañana!

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