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Falsas noticias

Hay palabras que desde el vamos suenan feas, incluso en inglés. Fake news no es mala palabra, pero desmerece lo que hace: informar con falsedad las noticias que, por no ser verdaderas o estar fuertemente “armadas” tampoco pueden ser consideradas buenas. Por lo tanto, son fake news, el relaje de ellas.

Por Adalberto Balduino

Especial para El Litoral

Generalmente, los medios en la Argentina, en los últimos tiempos han hecho uso, destacando lo sutil y suavizando lo verdadero. Casi como un cambio de hábito llevado por intereses, pero más que nada por la mala costumbre pública de desechar lo importante para darle importancia a lo relativo. A la nada que inexplicablemente cubren ratings. Fake news para disuadir, pero más que nada conformar espectadores cautivos sin mucha exigencia, porque hablar con sentido de lo que importa es “ser aburridos”, amén del “trabajo de pensar” que hoy es moda.

Dice un calificado columnista de un diario europeo, John William Wilkinson: “Lo que realmente importa no es la lengua, sino el lenguaje”. El lenguaje que suplanta lo urgente y necesario.

Hay coincidencias que se dan en todos lados, unas más que otras donde la degradación de la exigencia ha aflojado expectativas y la admisión es libre y permisiva, creando un periodismo muchas veces más cerca de lo ficcional como si con ello no sólo se conformara, sino que también evita traumas por “dolores de cabeza” ya que pensar se toma su tiempo.

Belmonte, una calificada periodista española, critica abiertamente esos dramas transmitidos que por empalagoso “estilo moderno”, terminan convirtiéndose en un show no previsto de gran audiencia.  Sucedió con la emisión de Telecinco en el “Programa de Ana Rosa”, referente al rescate del pobre niño Julen de 2 años de edad que cayera en un pozo de setenta y pico de metros y estuviera enterrado durante 13 días, en Totalán, Málaga, España. Según especialistas, ese “Velatorio interminable” le significó a la cadena 3.726.000 espectadores ávidos de acción, sumando a las 23,40 horas del rescate: 4.474.000 espectadores. Tan feroz golpe, provocó al escritor Arturo Pérez Reverte que en Twitter se despachó un fuerte reproche, donde mencionaba al pasar algo similar ocurrido en una memorable película que justamente la vi hace mucho tiempo: “Cadenas de roca”, título en la Argentina, y “El gran carnaval”, titulada en España, interpretada por Kirk Douglas y Jan Sterling en los roles estelares. Se trata pues, de una producción de 1951, escrita, producida y dirigida por Billy Wilder para la Paramount Pictures, que le correspondiera el Premio Internacional del Cine de Venecia y el Premio Nacional Board of Review a la mejor actriz, a Jan Sterling. El argumento, un periodista talentoso venido a menos apenas consiguió trabajo en un diario de un pueblo perdido de provincia que, ante el accidente de un ciudadano que queda atrapado por una avalancha de piedras, no ve mejor manera que orquestar un show, con presencia de periodistas de otros lugares del país, televisión y cine de noticias, para así revalidar su prestigio venido a menos. No sólo logra la concurrencia de profesionales de las noticias sino público en general, prolongando el salvataje del hombre accidentado tanto tiempo que concluye con su vida. Es decir, las noticias, el espectáculo tienen un tiempo prudencial y, mucho peor aún que ante la conveniencia pecuniaria, se hace uso de las palabras provenientes de ese cartel peligroso: fake news. 

En nuestro país tal vez no se haya llegado a eso exactamente, pero no se pueden negar los estudios de televisión plagados de panelistas que tratan mil temas a la vez y encima ,generalmente, temas que tienen que ver con las vidas íntimas hasta en su menor detalle. O, pasan al otro extremo donde todos gritan, se retan, se retiran indignados. En principio, qué falta de respeto y qué tan poca exigencia de ver y escuchar programas serios, de jerarquía. Leer artículos que despojados de todo partidismo, sino viendo las cosas objetivamente, podamos leer algo donde la política esté lejana o se comporte seriamente. Cuántas noticias memorables se producen a cada instante en la vida de un país, más allá de las trifulcas, personas que a pesar de todo logran romper el cerco del bienestar y poder hacerse un futuro esquivo. Me ocurre en la radio, y no es creación mía, sino la necesidad de llevar a la gente la vida y sus obras de quienes pasaron por nuestra historia, sus ejemplos, sus logros, habida cuenta de la poca costumbre de leer. Memorar los programas, recordar el periodismo que practicamos, brindar nuestro homenaje a personas comunes, pero trascendentes.

Dice la crónica cinematográfica que el hecho mencionado por el escritor y periodista español Arturo Pérez Reverte, en cuanto al cariz que la noticia fue tomando durante 13 días en Totalán, Málaga, tuvo lugar en Texas mucho antes cuando Jessica McClure de 18 meses, también cayó a un pozo, pero con la diferencia que fue rescatada cuando se cumplían dos días sin especulación alguna, ni aprovechador oportuno. En ese entonces y sin especulaciones, tuvo la exclusiva la estación CNN aún incipiente cuando recién comenzaba. 

La película de marras que sirvió a Pérez Reverte para criticar por Twiter “Cadenas de Roca” tiene que ver con dos historias reales acaecidas en 1925 en Kentucky, cuyo nombre era Floy Collins quien quedó atrapado en una cueva, y el otro el de una niña Kathy Fiscus, en San Marino, California, de esto hace un buen tiempo.

No se niega la naturaleza de los accidentes, sino las coberturas que generalmente rompen el verdadero marco de seriedad y se aproximan peligrosamente a la competencia. No suena lindo, pero sirve para catalogar todo lo malo del manejo de la información. Aunque fuera en inglés no dejan de repeler todo lo que entendemos por transparencia, objetividad, capacidad de criterio: fake news. La “verdad” de las historias periodísticas no tan verdaderas. 

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