Totalmente fortalecido, Momo se despidió de sus shows hasta el 2020

Verónca Echezárraga

vechezarraga@ellitoral.com.ar

Entre alegría y nostalgia los shows de comparsas se despidieron hasta el 2020. La última noche en el anfiteatro Cocomarola podría ser calificada como “potente” y la comparsa Ara Berá fue la que mejor supo aprovechar esta oportunidad para tratar de sacar puntos de ventaja. Sapucay, Copacabana y Arandú Beleza también dieron espectáculos de primera categoría, pero no experimentaron grandes cambios respecto a los dos shows anteriores. La Verde y Blanca cumplió además con la promesa de reemplazar las bandera británicas por banderas piratas (ver recuadro). 

El Rayo tiene (como todas) fortalezas y debilidades, pero hay algo que la hace diferente: esta comparsa es autocrítica y flexible a la hora de los cambios, y son esas dos características las que la llevan a remontar e incluso a veces a dar vuelta resultados. Esa capacidad es justamente la que hizo que su show del miércoles en el Cocomarola fuera uno de los favoritos de la noche.

Sucede que la primera presentación de la “Rapsodia Nocturna” de Ara Berá no había conseguido seducir al público, como sí lo había hecho su competidora directa Sapucay. El espectáculo era interesante pero no terminaba de ser del todo claro, especialmente en las batallas entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Esto fue totalmente subsanado el miércoles cuando, además, hubo un mejor manejo del escenario con figuras que ingresaron con trajes completos y cubrían espacios. En el último show estuvo ausente la gran bastonera Agostina Atrio (luna roja), pero su actuación fue reemplazada de manera brillante por la coreógrafa Maia Roldán. 

Con alrededor de 700 integrantes, para Sapucay resulta más difícil realizar cambios muy evidentes en su espectáculo. Quizás por eso la comparsa del Gallo se ocupó de salir lo más impecable posible desde el primer día y mantenerse en ese nivel (elevado) hasta el último minuto. Su vestuario es impactante tanto por el lujo como por la claridad. Así, por ejemplo, aparece San La Muerte, con una muy buena caracterización, el agua, se nota que es agua (incluso en el show ese grupo está ubicado en el escenario de abajo), y sucede algo similar con cada uno de los personajes. El espectador del show de Sapucay no tiene que pensar mucho, sino solamente sentarse y disfrutar de una típica historia de amor que podría haber ocurrido a principios del siglo pasado en el Hotel Continental más conocido como la Mansión de Invierno. 

La propuesta de Arandú Beleza pretende ser un llamado de atención a la sociedad por los males que azotan al mundo. Aunque no hay denuncias muy jugadas, el show de la Verde y Blanca deja una sensación amarga y por momentos dolorosa en el auditorio y esto se debe quizás a los mensajes proyectados en las pantallas, a la música y claramente también al contrapunto que hace entre cuestiones como la opulencia y la indigencia, la relación entre el poder y el silencio y los daños que la ambición desmedida está causando al planeta.   

Copacabana, en tanto,  volvió a demostrar que está dispuesta a dar pelea. Este año la Esplendorosa planificó un show que, además de romper esquemas es claro, divertido y con un final que hizo lagrimear a más de uno. Su relato sobre un joven que recorre el mundo para tratar de salvar el carnaval podría convertirse (ojalá) en el principio de un cambio en las estructuras autoimpuestas del show de comparsas. La fiesta de Momo continúa hoy y mañana en el corsódromo Nolo Alías y tendrá su broche de oro durante las cuatro noches del fin de semana largo por el feriado de carnaval.