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Espiral: ¿inocuo?

Por José Ceschi

¡Buen día! Uno de los anticonceptivos mecánicos más difundidos es el dispositivo intrauterino (DIU), llamado comúnmente espiral (el masculino o femenino, según los gustos idiomáticos). Al principio, pareció un método seguro para evitar la fecundación. Luego, se vio que muchas mujeres quedaban embarazadas, muy a su pesar. Finalmente, se comprobó que el DIU no es un anticonceptivo, sino un elemento abortivo (aunque en todos los casos). Habitualmente no impide la fecundación, sino que, una vez realizada, el DIU impide la anidación del pequeño ser humano. Esto quiere decir que, a lo largo del año, una mujer puede padecer varios abortos sin siquiera darse cuenta (para no hablar de los abortos espontáneos que toda embarazada puede padecer sin recurrir a métodos artificiales).

Aparte de su carácter abortivo, el DIU suele provocar complicaciones físicas de distintas índoles. Es más, hubo muchos casos de muerte por hemorragia, infecciones en la pelvis y otras causas estrechamente ligadas al dispositivo. En la Argentina hay un cierto “código de silencio” que impide a muchos médicos denunciar muertes claramente provocadas por ese medio. En otros países las cosas no resultaron tan fáciles. Se sabe, por ejemplo, que en los Estados Unidos una importante empresa que los fabricaba se fue a la quiebra, debido a un pasivo de casi 400 millones de dólares. Semejante deuda tuvo su origen en las demandas judiciales realizadas por familiares de mujeres que perdieron la vida por el del DIU.

El tema es muy serio y cuando está de por medio la salud y aun la vida de una mujer, no puede ser promocionado o sugerido este medio contraceptivo, menos desde ciertos niveles oficiales como se ha pretendido hacer.

Pablo VI, en su importante encíclica “Humanos Vitae” sobre la natalidad (25.7.68), sugiere a los médicos y a los miembros del personal sanitario: “Consideren como propio deber profesional el procurarse toda la ciencia necesaria en este aspecto delicado, con el fin de poder dar a los esposos que los consulten sabios consejos y directrices sanas que de ellos esperan con todo derecho” (n. 27).

¡Hasta mañana!

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