Nueva protesta de los “Chalecos Amarillos”: calma en París y violencia en el interior

Una inusual calma y disciplina marcó este sábado la manifestación de los Chalecos Amarillos en París en su acción XIX. Un contraste con la violencia del sábado pasado en los Campos Elíseos y en un extraño recorrido. Comenzó frente a los leones de la plaza de Denfer Rochereau y finalizó en la basílica de Sacre Coeur en Montmartre, con una espectacular vista desde la colina sobre todo París. Jean Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, fue el único político en participar en la marcha. Un policía sufrió un ataque cardíaco “muy grave” en la plaza de la República, cuando la marcha se dispersaba con algunos incidentes en el boulevard de Strabsourg y avanzaban hacia la plaza. Fue hospitalizado, según informó el ministro del interior Christopher Castaner. Las marchas no autorizadas en las regiones fueron más violentas que en la capital.

“El orden se mantuvo. Todas las manifestaciones declaradas en París y en las regiones se desarrollaron normalmente. Los resultados están allí. Nuestras consignas de firmeza han sido respetadas”, dijo el ministro Castaner, que por primera vez diferenció entre los manifestantes y los “casseurs” o hooligans. 

Al menos 5.000 personas estuvieron en París, contra las 14.500 del sábado pasado, y 32.000 manifestantes en toda Francia, según el ministro. Hubo 233 interpelaciones y 172 personas detenidas preventivamente. Pero la violencia se extendió a las regiones con la presencia de los “Black Box”, los ultras violentos que llegan desde Ucrania, Italia, Alemania, Bélgica y no solo de Francia, y confrontaron abiertamente con la policía.

Los serios enfrentamientos se produjeron en Montpellier, en la plaza de la Comedie, en las cercanías de la estación de trenes. Hubo destrozos, saqueos y confrontación con la policía. En Lille, en el norte del país, también rompieron vidrieras y autos. En Lyon se repitieron los incidentes, en una clara decisión de los Black Box de alejarse de París, súper custodiada, y actuar menos ostentosamente que el sábado pasado.

El gobierno aplicó una política de firmeza y ultra seguridad, con la policía desplegada “reactivamente” en la capital y la marcha en la avenida más linda del mundo, la Concorde y la Asamblea Nacional prohibidas. Un cambio de estrategia, luego de haber perdido el control y ser superados por los violentos incidentes el sábado pasado. Los manifestantes exhibieron los Campos Elíseos incendiados y destruidos como un trofeo al mundo para dañar la imagen del país.