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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Una docente y un gran maestro

Mientras que muchos argentinos están expectantes por la gran posibilidad de que un docente argentino sea elegido en la exótica y suntuosa ciudad de Emiratos Arabes, Dubai, como el “mejor maestro del mundo”, aquí, otros tantos aún no salen de su asombro ante la descabellada actitud de una maestra -directora de un colegio- que mandó a sus casas a cuatro niños por no contar con servilletas o botellas de agua en la hora del almuerzo.

Entre uno y otro caso hay diferencia, lo que muestra a las claras cómo es ejercer una profesión cada vez más devaluada, no mucho por la constante lucha por una mejora salarial, sino que priorizan lo económico por sobre la enseñanza.

Más allá de que el docente Martín Salvetti, de 45 años y el primer argentino finalista del “Global Teacher Prize” -son diez los que llegaron a la final entre 10 mil candidatos de 179 países-, conocido como el “Nobel de la Educación”.

De ser elegido, recibirá un millón de dólares pagaderos en diez cuotas. Asegura que no se le pasa por la cabeza vincular el dinero con la educación, que “son incompatibles, pero de algo tenemos que vivir”, reflexiona ante el diario Clarín con cierta resignación.

Asegura que nunca le sedujo la plata, ni se le ocurre pensar qué haría con ese montón de billetes. “Me dediqué a la docencia, no está en mi pensamiento la plata. Docencia y plata van por caminos distintos. Uno trabaja por satisfacción personal o por dinero. Si en la docencia trabajás por dinero, perdoname, pero le pifiaste fiero”.

Respecto a la situación vivida en nuestro país con la insólita decisión de la directora de un colegio, vale señalar que el hecho ocurrió en la Escuela 28 de Andacollo, una localidad de unos 4.000 habitantes del norte neuquino, ubicada a unos 500 kilómetros de Neuquén capital. La institución tiene 228 alumnos, y 110 comen todos los días.

Los alumnos beneficiados con el plan de alimentación se sentaron a la mesa para recibir el almuerzo. Cuando la maestra se dio cuenta de que cuatro de ellos no tenían su botella de agua y una servilleta, los hizo levantarse y abandonar el espacio.

Acto seguido, escribió una nota en el cuaderno de comunicaciones de cada chico. “Familia: hoy Miguel no cumplió con los acuerdos para quedarse en el comedor. Se retira 12.50. Por favor, cuidar que traiga servilleta y botellita para el agua”, detalló la docente en uno de sus mensajes.

Los chicos se quedaron sin poder consumir su alimentación del mediodía y además tuvieron que irse con anticipación a sus hogares. Algunos, según denunciaron los padres, descubrieron que en sus casas no los esperaba nadie por haber llegado antes de lo acostumbrado. Otros estudiantes finalmente pudieron almorzar en el edificio, pero después de las 14.

La situación generó el enojo de los padres, quienes hicieron un reclamo a las autoridades de la institución y a la Defensoría del Niño.

“Nuestros niños sufrieron un daño moral y humillante por parte de esta docente, negándoles el alimento”, señalaron en una carta enviada a la Defensoría.

En un contacto con los progenitores, la profesora en cuestión se mostró arrepentida por su decisión, aunque los padres dejaron saber que esperan que el Consejo Provincial de Educación tome medidas disciplinarias en su contra. 

Las autoridades de Educación de Neuquén anticiparon que se encuentran realizando una “profunda investigación de los hechos”. “Acá se vulneraron los derechos de los niños, eso está claro, y ya tomaron intervención la dirección del colegio y las autoridades educacionales de la provincia”, explicó Viviana Buamscha, coordinadora de Planeamiento y Trayectorias Escolares de la provincia.

Mientras que en Dubai hay un maestro representando a toda la docencia argentina, aquí hay otros que adoptan actitudes que flaco favor le hace a los estudiantes, mucho peor cuando son niños.

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