En vísperas de Pascua, Stanovnik alentó a dar pasos de reconciliación y a compartir el pan

Transcurriendo la Semana Santa, una multitud de fieles participó de la conmemoración litúrgica de la “Pasión del Señor”, que ayer se recordó en diferentes escenarios de la provincia. La ceremonia central se realizó en la Iglesia Catedral, con un culto caracterizado por la formalidad y centrado en la adoración de la Cruz.

A las 15 comenzó la ceremonia ante un altar que se encontraba completamente desprovisto de todo tipo de adornos y por única vez en el año no se celebró la santa misa. En su lugar el arzobispo de la provincia, monseñor Andrés Stanovnik, presidió una homilía cuyo eje central fue la devoción a la cruz. De hecho, antes de dar inicio a la ceremonia el obispo, acompañado por la iglesia, se postraron ante la imagen de Jesús.

Luego de la lectura de la “Pasión del Señor”, monseñor con su mensaje alentó a los fieles a contemplar a Jesús crucificado. En este marco, comenzó la homilía del Viernes Santo diciendo: “Me aterra solo pensar que fuimos nosotros quienes hemos matado a Dios. Y me estremece aún más saber que ese crimen lo cometieron hombres religiosos y llenos de celos por dar cumplimiento a los mandamientos”.

 Además, narró que durante el juicio y la condena que recibió Jesús se “desataron los demonios de la mentira, de la corrupción y del odio en toda su manifestación. Sin embargo, la respuesta de Dios fue tan inesperada como sorprendente porque dijo: ‘Padre perdónalos porque no saben lo que hacen’”, indicó el arzobispo.  Dicho esto, convocó a los presentes a examinar la imagen mental que tienen de Dios.  

“¿Me sirve para responder al reclamo de las injusticias y atropellos a la dignidad humana que se cometen a diario?”, preguntó monseñor. Inmediatamente alentó a los presentes expresando: “Contemplemos al Crucificado, El rompe todas las imágenes falsas que nos hacemos de Dios, deporta toda ideología religiosa, cuando esta se convierte en algo más importante que la persona humana y no se oriente al bien común”.

A continuación, instó a los presentes a tener gestos de misericordia con el prójimo. “Dios que se hace cargo de nosotros también nos invita a que nos hagamos cargo de nuestros hermanos, colocándonos junto con ellos, ayudando a sanar y restaurar. Creando lazos de amistad y puentes de consenso, sobre todo evitando la complicidad con el pecado”, manifestó a la feligresía.

Reconciliación

En lo que respecta a la solicitud de “hacerse cargo de los hermanos”, monseñor Stanovnik  precisó: “Hacia quienes tengo que dar un paso de perdón y reconciliación. Con quienes puedo y por consiguiente, debo compartir un pedazo de pan. El pan como símbolo de las angustias que padecen muchas personas y familias”.

Para cerrar, instó a aprovechar estos días para “acercarse al sacramento de la reconciliación  y renovemos nuestra fe en Dios y padre que nos abraza con su misericordia. A la Madre María le suplicamos que nos cuide de todo peligro y nos sustente en el camino del bien y del amor”, sintetizó.

Procesión y viacrucis

Al finalizar la homilía, alrededor de las 16.30, el centenar de devotos que participó de la ceremonia central se unió a la procesión que se realizó en las inmediaciones de la Catedral, con las imágenes de Cristo yacente y la Virgen Dolorosa.

Luego a las 19.30, como ya es tradición, se realizó una oración especial del viacrucis en costanera. El encuentro comenzó a las 19.30 con una animación en Punta Tacuara desde donde caminaron hasta debajo del puente, recordando los últimos momentos de la vida de Jesús. 

Dicho encuentro fue organizado por la Comisión Arquidiocesana de Fe y Cultura, junto con la comunidad capitalina, con el fin de “unir el tiempo de oración con una propuesta para toda la familia en uno de los lugares emblemáticos de la ciudad”, indicaron desde el arzobispado.