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Enigmas de los Esteros del Iberá

Aguas. El Iberá es un gran reservorio de agua del planeta.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Las lagunas y esteros del  Iberá, que en guaraní quiere decir “agua que brilla”, conforman un complejo de bañados, esteros y lagos, donde se encuentra la legendaria Laguna del Iberá, aún no bien explorada. En total la Reserva Provincial Esteros del Iberá abarca 1.300.000 hectáreas que la erigen en el segundo humedal más grande de Latinoamérica, detrás del Gran Pantanal, de Brasil, formando el acuífero guaraní que abarca también Brasil, Paraguay y Uruguay.

Colonia Carlos Pellegrini es el portal de entrada a los esteros más importante, además de otros. En este inmenso territorio, que ocupa el 14 % de la provincia de Corrientes, hay más de 60 lagunas y una variedad de fauna descomunal: 40 especies de anfibios, 1.250 clases de peces y 60 de mamíferos, 350 variedades de aves, 60 de reptiles y 25 clases de mariposas, además de 1.400 clases de plantas diferentes. Yacarés, carpinchos, ciervos de los pantanos, ñandúes, corzuelas, monos carayá, víboras yararás, aguará guazú, tapir, garzas varias, cigüeñas, chajás, jabirú. Cientos de pajaritos como el martín pescador y el pacáa, entre los más conocidos. Y quizás hay muchas especies aún sin clasificar. A tal punto llega el interés en el mundo, que el prestigioso diario norteamericano The New York Times incluye a los Esteros del Iberá entre los 50 destinos recomendados a visitar en el mundo.

En un territorio tan grande es normal que haya hechos y cosas curiosas, enigmas y misterios que coexisten en los Esteros del Iberá, y a eso vamos a referirnos. Según cuentan los habitantes de la zona, desde hace muchos años se han visto misteriosas luces evolucionar en la parte interior de los esteros, a baja altura y luego elevándose y perdiéndose en el cielo a gran velocidad. ¿Ovnis? Podría ser, pero nadie ha investigado a fondo para dar un veredicto más o menos aceptable. En zonas de los esteros aún no hay energía eléctrica, por tanto cada estanciero busca tener su propio generador eléctrico. Así pasó en 1982 con Luis María Beltrame, vecino del lugar, quien probando su nuevo equipo generador, en la primera noche, cuando encendió las luces del casco de su estancia, que quedó totalmente iluminado, vio que se le venía encima, en picada, a gran velocidad, un objeto circular iluminado. Frenó en seco a poca distancia de su casa, pegó un giro de 120 grados, y lentamente, como a paso de hombre, fue pasando frente a la casa, como inspeccionando todo. Allí el estanciero pudo ver dentro del objeto por las ventanillas, largas y rectangulares, con vidrios polarizados, una especie de rotor de dos luces, y algunas figuras humanoides moviéndose adentro. Luego de esto, el objeto desapareció a gran velocidad en el cielo, perdiéndose en la negrura de la noche.

Otra noche, estando ya toda la familia durmiendo, se iluminó toda la estancia con una fuerte luz como si fuera de día, que lo atravesaba todo, el dueño de casa salió afuera y miró de donde provenía la luz, sobre la laguna Maciel, y desde donde iluminó toda la estancia, luego de algunos pocos minutos, la luz se apagó y en absoluto silencio, el objeto se elevó y desapareció velozmente.

Testimonios increíbles

El estanciero comentó, haciendo referencia a estos hechos, que “en ningún momento sentí miedo, tenía curiosidad por ver qué era, por momentos sentí la sensación de que me estaban observando, pero en ningún momento tuve temor. El objeto tenía aproximadamente unos 10-12 metros de diámetro y después de eso, nunca más apareció. Yo siempre miraba afuera a ver si volvía, pero no apareció más”. En otra ocasión, un grupo de pescadores contó que en una de sus incursiones a la Laguna Iberá vieron como unas bolas luminosas, de medianas proporciones, emergían del agua, los sobrevolaban lentamente como observándolos y luego volvían a sumergirse en el agua. Luego de esa noche de pesca, no quisieron volver más a la zona, por temor. Y como este caso hay muchos más, algunos que ni siquiera fueron comentados, pero ocurrieron, aunque muchos no le dieron importancia en su momento. Algunos habitantes de la zona, ya de años, comentan que a veces suelen verse luces circulares moviéndose en el fondo de la laguna, y se ven perfectamente a través de las cristalinas aguas. También hay casos de fenómenos que pueden considerarse paranormales, como ser apariciones fantasmales, sombras, voces, entidades luminosas,  que a veces se ven en la zona de los esteros… En fin, hay para todos los gustos.

Otro caso curioso sucedió a fines de la década del 70, cuando fueron descubiertos unos extraños sapos de gran tamaño, de unos 50 centímetros aproximadamente, que aparecieron en algunos lugares de los esteros, y nunca habían sido vistos antes. Posteriormente se comprobó que estos gigantescos batracios eran similares a los que habitan el Lago Titicaca, ubicado en la zona fronteriza de Perú y Bolivia, a unos 3.850 metros de altura, por lo cual se esgrimió la teoría de que los Esteros del Iberá están o estuvieron conectados en algún momento con el Lago Titicaca.

De acuerdo a los informes realizados por especialistas, estos sapos enormes viven por miles en el fondo del Titicaca y se trata de un tipo único de batracios que han dejado de ser anfibios y que, a pesar de tener los pulmones anquilosados, respiran a través de una capa de piel porosa y excesiva, que se derrama en impresionantes pliegues laterales. Esta suerte de mecanismo fisiológico, les permite extraer oxígeno del mismo medio y sobrevivir.

En fin, todo es posible entre las sorpresas que a veces nos da la naturaleza, sobre todo en el campo de la biología, donde a veces hay cosas que no se han descubierto todavía y desafían a la ciencia.

Ahora bien, ¿cómo se explica que estos animales hayan ido a parar al Iberá desde las alturas del lago Titicaca?

La única explicación lógica sería que alguna vez estuvieron conectados en forma subterránea. Sería otro de los enigmas de la naturaleza, que más de una vez nos sorprende.

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