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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Los protagonistas de la comunicación

En el año 2010, cuando “Hormonas versus Neuronas” salía a la luz, John Lennon (Beatles), estaría cumpliendo sus primeros 70 años. La vigencia de sus palabras se convierte en homenaje: Vaya nuestra admiración a este artista popular y planetario, que supo ponerle inteligentes palabras a la música y convertirlas en emocionada poesía. Oportunidad para que los mayores podamos compartir con los chicos nuestros gustos adolescentes y hacer de esto un verdadero tema de conversación.

Por Marta Chemes

Especial para El Litoral

Por José Pérez Bahamonde

Especial para El Litoral

 

Carta de John Lennon: “Nos hicieron creer que el ‘gran amor’ sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años.

No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado.

Las personas crecen a través de la gente.

Si estamos en buena compañía, es más agradable.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad.

No nos contaron que ya nacemos enteros; que nadie en la vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de complementar lo que nos falta.

Nos hicieron creer en una fórmula llamada “dos en uno”: dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba.

No nos contaron que eso tiene nombre: anulación.

Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable.

Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de término deben ser reprimidos.

Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados.

Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad.

No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.

¡Ah!, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto…

Cada uno lo va a tener que descubrir solo.

Y ahí, cuando estés muy enamorado de ti, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien.

Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor… aunque la violencia, se practica a plena luz del día.

Marta: Es probable que no tengamos mucha conciencia de lo interesante que puede ser compartir con hijos, sobrinos, amigos (o nietos), nuestras vivencias de adolescencia... o de juventud...

Pepe: En realidad, las exigencias de lo cotidiano más las malformaciones culturales, nos han ido llevando a perder la opción de disfrutar situaciones de comunicación, conversando con los chicos.

Marta: Los adultos, tenemos mucho para compartir...(¡y más para aprender!) Los adultos tenemos mucho para aprender a escuchar... No siempre estamos en actitud de escucha... y mucho menos de atrevernos a preguntar: “¿Y vos... qué pensás de tal o cual cosa...?” 

Pepe: Nuestro mayor deseo es abrirnos a la idea de la comunicación, buscando que la simpleza del diálogo con el otro nos conecte de una manera confortable para que conversar sea un verdadero placer.

Estamos más habituados a “intercambiar información” y dejamos de lado los contenidos afectivos de esa vinculación que a manifestar afecto y placer.

Marta: Ni nos imaginamos todo lo que podemos enriquecer nuestro vínculo aprendiendo a conversar a través de compartir recuerdos, evocaciones, a través de re-aprender a preguntar y, sobretodo, a valorar la opinión de los menores, con lo mucho que tienen para enseñarnos.

Pepe: Cuando hablamos de hormonas y neuronas, nos estamos refiriendo a las emociones y las ideas. Nuestros hábitos culturales, están disgregando la evolución de la inteligencia emocional. Al preocuparnos por pensar y ponerle palabras a nuestras emociones, alientamos, sin dudas, el fortalecimiento de nuestra identidad como personas.

Marta: El hecho de compartir la carta de John Lennon nos lleva a relatar acerca de un “super-star” de nuestra juventud. Este es sólo un ejemplo de los tantos que podemos elegir para ser protagonistas de un espacio de comunicación, donde “mi historia” te invite a hablar y opinar, protagonizando el tan mentado intento de comunicación.

La conversación por este camino, probablemente no tenga límites generacionales y puede que sea un gusto la charla entre jóvenes y mayores.

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