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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Bajar los impuestos

Desde reformas con efectos amplios y generales, como la baja de las alícuotas del impuesto cobrado a las empresas por sus ganancias o a las personas por sus ingresos, hasta disposiciones específicas, como la instrumentación de deducciones tributarias por invertir en investigación y desarrollo o la eventual aplicación de un gravamen a los pasajes de avión si no se logra una determinada meta de reducción de emisión de gases de efecto invernadero. Los últimos años han sido dinámicos en cuanto a cambios en los sistemas impositivos de diferentes países, con reformas que, en buena medida, apuntaron a procurar la atracción de inversiones, consigna un artículo publicado ayer en el diario La Nación.

En este sentido agregan que la Argentina no estuvo afuera del grupo de países con modificaciones y, de hecho, es citada varias veces en el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), que analiza tendencias y normativas aprobadas en los 36 estados miembros y en nuestro país, Indonesia y Sudáfrica. Ese documento identifica a la Argentina, Estados Unidos, Francia y Letonia como los países con reformas más significativas en 2018 (en algunos casos, como el de nuestro país, con medidas que se van instrumentando de manera progresiva).

Una cuestión destacada en ese documento es que “se confirma una aceleración en los recortes” del impuesto a las ganancias corporativas. Es un punto contemplado en la reforma aprobada por el Congreso argentino a fines de 2017, pero los analistas que piden cambios impositivos a nivel local advierten que, si bien esa y otras cuestiones rumbean hacia donde creen correcto para dar aliento a la economía, el gradualismo, la restricción fiscal, la recesión y los efectos de la inflación hacen que hoy no haya consecuencias visibles, si de dinamizar la economía se trata. La teoría de la “curva de Laffer”, desarrollada por el economista Arthur Laffer indica que si los impuestos bajan desde un nivel elevado se activan la inversión y el empleo y se reduce la evasión con lo cual, en un determinado momento, el Estado terminará recaudando más que antes.

Claro que en estos tiempos, en el análisis de la posibilidad de bajar impuestos entra en juego el desafío creciente que representan los sistemas jubilatorios frente al envejecimiento poblacional. Esa realidad, más apremiante en algunos lugares del mapa que en otros, orienta las recomendaciones hacia reformas tributarias y previsionales que no sean evaluadas ni diseñadas de manera aislada.

Las consecuencias de una disminución de la carga tributaria, en cualquier caso, no suelen ser inmediatas, menos aún si la situación fiscal es un factor no aliado que empuja, por ejemplo, al gradualismo.

“El período de espera existe”, sostiene el tributarista César Litvin, CEO de Lisicki, Litvin & Asociados, autor de un informe que analiza cómo en las últimas décadas varios países usaron las políticas impositivas como instrumentos de desarrollo y lograron su meta. Un caso en el que se pone énfasis es el de Irlanda. En los años 80 ese país inició reformas que incluyeron, por ejemplo, la diferenciación de los niveles de aportes al Estado según el tipo de empresa y su ubicación geográfica. Poco más de una década después se evaluó que era conveniente unificar los regímenes y eso se hizo, con una tasa de imposición a las sociedades de 12,5% (antes de los cambios, ese porcentaje había llegado al 50%). Luego se sumaron incentivos específicos, como un nivel de imposición de 6,25% para los beneficios logrados por inventos patentados en el país o una deducción por invertir en investigación y desarrollo.

En las últimas dos décadas muchas multinacionales se instalaron en Irlanda -destaca Litvin- por esos cambios tributarios y la apertura de su economía. Pero eso se dio de forma paulatina y en la transición hubo fuertes ajustes del gasto público, lo cual desafía la manera de hacer las cosas y, eventualmente, la gobernabilidad misma. “En concreto, se concentró el ajuste en el sector público, con reducción de empleados y baja de sueldos de los ministros y otros funcionarios”, dice Litvin, quien considera que en la Argentina el Estado tiene gasto improductivo para recortar y una alta tasa de evasión sobre la cual trabajar. Según datos del Banco Mundial, Irlanda creció en forma constante desde los 80, aunque con dos años de recesión (2008 y 2009) por la crisis financiera global.

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