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/Ellitoral.com.ar/ Interior

Farmacia centenaria: de las fórmulas magistrales a los pedidos vía internet

El libro de recetas registró el 18 de julio de 1919 como el día en que se desarrolló la primera actividad en el local. Allí, primero se elaboraban los medicamentos y, luego, empezaron a comercializarlos. La familia Bermúdez se adaptó a los cambios y nunca dejó de estar disponible. 
gentileza/bermudez

Transcurrió un siglo y la primera farmacia de Sauce permanece con sus puertas abiertas. En su salón de ventas continúa casi intacto el antiguo mobiliario de madera que ahora contiene medicamentos industrializados. A pocos metros, la familia propietaria -los Bermúdez- conserva el laboratorio con diferentes elementos que antes se utilizaban en la elaboración de los remedios. Para celebrar su 100º aniversario, realizaron sorteos entre sus clientes y el jueves 18 compartieron una torta. 

“Mi abuelo, Pedro Aníbal Bermúdez, le compró la botica a Mateo Maciel”, recordó Daniela, quien inmediatamente acotó que “él era docente y luego se recibió de farmacéutico en la Universidad de la Plata”.

Y de su unión matrimonial con Pura Eva del Castillo “nacieron Publio, ‘Pina’, Dora ‘Tuca’ y mi papá, Octavio”, agregó Daniela, quien ahora está a cargo de la farmacia junto con su hermano Aníbal y su mamá. Además, actualmente, son parte del equipo de trabajo su primo Manuel Rodas (gerente), Marisel Rodríguez (farmacéutica) y quienes atienden al público, Natalia Galarza y Fernando Borda. “Cuando hay muchos clientes, mi tía Mary también ayuda”, indicó. 

Ellos son quienes ahora mantienen el legado de los Bermúdez que comenzó con don Pedro Aníbal, quien trabajaba con Ricardo Cardozo, el padre del actual ministro de Salud Pública de la Provincia y padrino de Daniela.

En aquellos tiempos, la provisión de los remedios era diferente. “Los clientes traían las recetas con las fórmulas magistrales indicadas por el médico y ellos se ocupaban de elaborar los medicamentos”, contó Daniela en diálogo con El Litoral. 

Después, con la industrialización de los medicamentos, ese proceso fue suprimido. Sin embargo, en una sala contigua al área de atención al público, todavía conservan el laboratorio y múltiples elementos que allí se utilizaban tales como productos base (opio, morfina, etcétera), frascos, balanzas de precisión y diferentes tipos de morteros.

Cambios

“Nos fuimos adaptando a los cambios, por ejemplo, cuando a partir del 2010 entró en vigencia el sistema por el cual se pedían los medicamentos por internet, se sumó al equipo mi primo, quien precisamente lo ayudó a mi papá con todo ese proceso de transformación”, comentó. Al mismo tiempo, aclaró que “nunca se planteó cerrar la farmacia, sino cómo continuar en el rubro”.

Por eso -precisó- que “después de la partida de mi padre (Octavio), mi tía ‘Pina’, que es una farmacéutica egresada de la Universidad de Córdoba, continúo trabajando en la farmacia familiar, pero esta vez en compañía de mi madre”. Hasta que, por cuestiones de salud, tiempo atrás mi tía dejó de estar al frente del local, donde no hay fines de semana ni feriados. 

“Una puerta separa la farmacia de la casa familiar, por lo que si alguien necesita un medicamento de urgencia, siempre estamos disponibles. Siempre fue así”, rememora Daniela, para luego graficar: “Por las noches, por ejemplo, mis padres se sentaban en la vereda, así que por más de que no fuera horario comercial, la gente venía y sabía que sería atendida. Es más, aún si en ese momento no tenían para pagar, igual podían llevarse el medicamento”.

“Eso sigue siendo igual, aún se conserva el sistema de cuentas corrientes”, aseveró Daniela. Es que el paso del tiempo provocó cambios inevitables en la farmacia Bermúdez, pero no pudo eliminar su esencia: “Estar siempre disponible” y dar medicamentos a quienes los necesiten. 

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