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Bajar el estrés, bienestar y alimentación saludable para un cerebro activo

Sabemos que envejecer es parte de la vida. A todos nos gustaría llegar a la tercera edad lúcidos y saludables. ¿Cómo mantener un cerebro activo a través de los años? El psiquiatra Ramiro Isla brindó una serie de recomendaciones para cuidar nuestra salud cerebral: bajar el colesterol, no golpearse la cabeza, bajar la presión arterial, bajar la homocisteína y tener estimulación cognitiva permanente. 

 El envejecimiento tiene que ver con el ADN, explicó el psiquiátrica Ramiro Isla a El Litoral. A medida que envejecemos las células tienen menor calidad de vitalidad. El cerebro tiene muy poca capacidad de reparación y poca capacidad de duplicarse. 

De todas maneras “hay posibilidades de neurogénesis, se pueden fortalecer o generar circuitos nuevos”, destacó el especialista. Sin embargo “sin actividad cognitiva se debilita”, agregó Isla. 

Se entiende por actividad cognitiva a la lectura, resolución de problemas, actividades manuales, aprender idiomas, entre otras. “Lo importante es aprender cosas nuevas de manera constante, aportar actividad, esfuerzo, para fortalecer los circuitos cerebrales. No realizar las actividades de manera rutinaria, intentar innovar, cambiar, aprender”, destacó el psiquiatra.

 

Estrés

Es importante destacar que el estrés, las actividades de la sociedad moderna, los miedos, la ansiedad, si eso se mantiene por más de dos semanas el cerebro comienza a deteriorarse más allá de la edad, explicó. Además, influyen los estados de ánimo, factores negativos, depresión. 

Si todo esto persiste el cerebro comienza a involucionar, aunque es reversible, es importante tener en cuenta estos factores. 

Factores clínicos 

Cada cerebro tiene determinada capacidad genética para soportar los malos tratos. A esto se le denomina resiliencia cognitiva. Lo que implica que hay genes que protegen la genética. 

En este modo de superar lo traumático intervienen factores biológicos, ambientales y socioculturales. 

Los cuidados del corazón son similares a los que piden para el cerebro. 

El corazón y el cerebro están muy relacionados. Por ello, hay que controlar la hipertensión, la diabetes, hay que hacer ejercicio aeróbico, bajar el colesterol, no fumar, ingerir alimentos saludables, controlar el estrés, realizar estimulación intelectual y tener una vida activa. A esto hay que agregar, bajo prescripción médica, el uso de vitamina B12, vitamina D y ácido fólico.

En definitiva, para mantener un cerebro activo es primordial buscar una actividad agradable, no volverse loco, esforzarse de manera económica, lo ideal es hacer lo que nos hace feliz. Conocer nuevas cosas, leer, aprender, entablar relaciones sociales, evitar la soledad, llevar una alimentación de calidad, en lo posible seguir la dieta mediterránea, son algunas claves. Hay que entender que nunca se deja de aprender, todo es aprendizaje constante y eso es positivo. 

Actividad física

Desde el punto de vista médico, el paciente tiene que controlar los factores de riesgo, que son los mismos que para el corazón en pacientes cardíacos, se debe controlar la hipertensión arterial, el colesterol y si tiene diabetes, tenerla bien controlada. 

El paciente debe realizar ejercicios físicos, la actividad produce factores neurotróficos, que son los que van al cerebro, tratando de reparar lo dañado. Se requiere por lo menos media hora de ejercicios aeróbicos para producir esos factores.

Tecnología

Respecto al uso de redes sociales o juegos, si no se realiza de manera aditiva, sino como distracción, aprender cosas, interactuar, si se utiliza de manera positiva, no tiene por qué ser perjudicial, sino al contrario. 

Se puede utilizar las redes sociales de manera activa, es decir no ser un simple ente pasivo. Interactuar, redescubrir y entablar relaciones. 

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EL CEREBRO 

Este órgano está formado por miles de células nerviosas que responden a diferentes estímulos que se envían desde el organismo y su exterior. El cerebro controla y regula la mayoría de las funciones vitales del organismo, aquellas como los latidos cardíacos y la presión arterial son sólo dos ejemplos. Para las cuales no debemos hacer ningún esfuerzo consciente. Además de intervenir en los movimientos voluntarios de nuestros músculos, los movimientos voluntarios son aquellos que se desean realizar.