La verdad triunfa

Como olvidar, aquel fatídico 18 de octubre de 2018, del que hace hoy hoy dos años, que marcó mi vida y la de mi familia para siempre ¡!! 

Nunca imaginé que yo, que me sentía orgullosa de pertenecer a la Gendarmería Nacional, Institución que abracé con amor y vocación de servicio, terminaría viéndome en forma inesperada y abrupta, encerrada entre rejas. producto de  la mala fe de malos funcionarios, operadores del sistema judicial.

Atrás quedó el recuerdo  de aquellos barrotes injustos, que me separaban de mis efectos, sobre todo de Antonia, mi bébé de dos añitos, que todos los días, durante largos cuatro meses y medio esperaba mi regreso, que parecía una eternidad en producirse. 

Pero el día llegó, y atrás quedaron aquellos momentos atravesados por la ansiedad de regresar a mi casa, abrazar a mis seres queridos; Sabía que iba ser duro, sobrellevar el estigma de pensar que nadie me va a creer, que pondrían en tela de juicio mi conducta, que tal vez me señalarían, con el dedo por un delito que nunca cometí, Un aparato judicial extremadamente rápido para condenar  pero lento a la hora de pedir perdón, o aunque sea ensayar un tibio ofrecimiento de disculpas.

No le deseo a nadie el dolor que produce la condena social que sentencia y ensucia a las personas sin piedad;  Pero siempre sostengo que Dios es justo y que tarde o temprano la verdad triunfa. Y la verdad triunfó,  probé que todas las acusaciones eran falsas y recibí la absolución, por parte del fiscal que entiende en la causa. 

Pero el calvario continúa, porque hoy, pese a mi libertad, ésta aún no fue homologada. Parece un simple trámite, sin embargo, en la difícil situación económica y social que atravesamos, y en plena pandemia, aspiro y necesito ser cuanto antes ser reincorporada a la Fuerza que tanto amo, y poder volver a contar con el sustento de mi hogar.

Pese a todo, Injusto sería  dejar de reconocer a todas aquellas personas que confiaron en mí, y estuvieron siempre presentes dándome fuerzas para seguir adelante y sobrellevar mi angustia.

Agustina Faraone Sigel.