Por primera vez en el río: la emoción de un niño al sumergirse al Paraná

Un niño con parálisis cerebral se animó a sumergirse al río Paraná por primera vez a sus 11 años, en compañía de su familia y con la ayuda de guardavidas que prestan sus servicios en la playa Arazaty de Corrientes.

Se llama Marcos Conesa, vive en la zona sur de la capital chaqueña, Resistencia, y cruzó el puente General Belgrano para disfrutar de las aguas del balneario ubicado en la Costanera Sur de Corrientes.

Marcos nació el 8 de agosto de 2008 y padece distonía, un trastorno que causa contracciones involuntarias de los músculos, producto de un embarazo de alto riesgo sumado a una mala praxis realizada en el hospital Julio Perrando, contó su papá Juan José Conesa a ellitoral.com.ar

La presión alta que padecía la mamá, Marcela Duarte, durante los últimos días de gestación originaba en el bebé una falta de oxígeno, por lo cual el centro de salud donde le brindaban atención la derivó al hospital para someterse a una cesárea.

Sin embargo, "en el hospital Perrando no quisieron hacerle cesárea y lo dejaron dos días más dentro de la panza de la madre", relató Juan José. 

"Se generó la pérdida del líquido amniótico y en pleno pasillo Marcos comienza a nacer. Sin tener contención por parte de los médicos y enfermeros, la mamá alcanza a sostenerle hasta que, cuando se encontraba con medio cuerpito afuera, un enfermero la alza a una camilla", continuó.

Al momento de asistirla, la persona "hace un estirón para ayudarle y le produce un desgarro de útero a la mamá", añadió. 

Cuando el bebé nace "tragó el meconio y el líquido amniótico, que le produjo una convulsión y un paro cardiorrespiratorio y eso le generó una parálisis cerebral y un retraso motriz".

Marcela debió enfrentar dos cirugías y el bebé quedó en el área de Neonatología del hospital, donde permanecieron más de un mes internados.

Los médicos explicaron que Marcos "sufrió una parálisis cerebral y a la vez tuvo convulsiones" al momento de nacer y "ya me habían mencionado las secuelas que él podía tener".

A partir de ahí, la familia debió enfrentar innumerables tratamientos para estimular a Marcos, quien hoy recibe atención en Kinesiología, Fonoaudiología y Equinoterapia.

A través de su rehabilitación, el niño mejoró considerablemente y se moviliza con ayuda de su silla especial.

A Marcos le gusta las carreras de auto, pasear, visitar a su madrina y a sus primos.

"Es muy compañero, expresivo y perseverante", contó el papá, quien además sostuvo que ayuda a reparar las cosas y en los quehaceres.