Kiciloff, la bolilla que faltaba

Kiciloff, gobernador de la provincia de Buenos Aires, por gracia de Cristina, toma a diario actitudes que sorprenden y que contradicen algunas posiciones que toma el Presidente.

Basta con recordar su bravuconada con el pago de parte de la deuda de la Provincia con inversores extranjeros, justo cuando Alberto estaba en Europa. 

Con cara de bueno, tratando de encontrar soluciones para la deuda, amenazando a los acreedores que iban a tener que ponerse de rodillas para arreglar el pago y terminar pagando el 100 % sin chistar o cuando insiste en que hay “presos políticos”, mientras el Presidente lo niega.

Ahora, muestra otra contradicción manifestándose rosista, al entronizar un cuadro de Juan Manuel de Rosas en su despacho, agradeciendo a Alberto que se lo había mandado accediendo a su pedido.

El marxista, adora a quien gobernó con el lema “Viva la santa federación, mueran los salvajes unitarios” o ¿Rosas tenía ideas marxistas? Precediendo a Marx.

Indudablemente desenterrar a Rosas es un gran aporte a cerrar la grieta en el país despertando enfrentamientos del siglo XIX entre unitarios y federales. ¿Cómo se entiende el marxismo y el rosismo?

Hay que ir a Stalin para encontrar una similitud entre marxismo y Rosas. Ambos perseguían y mataban a los que no pensaban igual, “mueran mis salvajes opositores”. Era esta la bolilla que faltaba para ubicar a Kiciloff.

Marxista y rosista. Imposible conciliar ambas ideologías salvo, como decíamos, igualar a Stalin y Rosas.

Un nuevo aporte a la unión nacional del kirchnerista gobernador. ¿Qué dirán los admiradores de Rosas con el acompañamiento de un marxista? ¿Será que el Restaurador también combatía el Capital?