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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Venturas y desventuras de los realizadores locales

Por Carlos Lezcano

Especial para El Litoral

Luis Puenzo, director del Incaa, aseguró unas semanas atrás que el organismo tenía un presupuesto anual de 3.600 millones de pesos, pero debido a la pandemia, calcula que si tienen 2.000 serán afortunados. La estimación es por lo tanto que el presupuesto será de la mitad, de los cuales el 50% de esos fondos debe ir a Fomento y el otro 50% son cuestiones operativas.

Puenzo también aseguró frente a la crítica situación del cine nacional, que se estudia aplicar impuestos a las plataformas como Netflix para aumentar los fondos para la producción audiovisual nacional, aclarando que “nadie pagaría un peso más de lo que ya está pagando por los servicios de streaming que contrata”.

El Incaa puso a disposición una ayuda económica a la obra social de la Asociación Argentina de Actores de 6 millones de pesos, y será abonada en tres cuotas iguales, mensuales y consecutivas, a pagar durante los meses de abril, mayo y junio.

Frente a esta situación, tres realizadores locales, Marcel Czombos, Carlos Kbal y Joaquín Pedretti, opinan sobre el tema y los problemas específicos de los trabajadores correntinos. 

También consultamos a Maia Navas, creadora y alma mater del extraordinario encuentro Play -Semana de Videoarte, una muestra que se realiza todos los años desde el 2012 en el Centro Cultural Universitario de la Unne.

Marcel Czombos, un director en cuarentena

“Esta en cuarentena para mí es una continuación de los últimos cuatro años de política de Estado audiovisual que tuvimos en el país, donde hubo una pausa en producción audiovisual en la región. La cuarentena está durando cuatro años y medio, y las cosas que se produjeron fueron muy aisladas. En mi caso, tanto “Isabel, la criolla” como “8/9/89”, fueron más empuje propio que una ayuda institucional.

“Musiquero que te fuiste”  me permitió a mí armar el proyecto de “8/9/89” -fue grabado en 2015-2016- e “Isabel la criolla”, son fondos del exterior del Cacic, y después de 2018 no hubo más fondos. No solo a nivel personal sino de la región, estamos en una larga cuarentena. Es decir que no va a haber una producción tan alta como hubo en el 2014, 2013, 2012; ahí hubo una política de Estado que la ganamos nosotros, que fue a su vez una pelea grande con el Estado en una batalla por la federalización de los fondos.

Hay casos aislados increíbles; Clarisa Navas, Joaquín Pedretti o Carlitos Kbal pudieron filmar sus películas, creando una situación maravillosa para la región. Pero es muy aislado a nivel -inclusive- nacional. No hubo demasiada plata puesta en la región para producir durante estos cuatro años y medio, y estoy convencido de que no habrá hasta el año que viene. Tenemos que empezar de cero a pelear para que se federalice la plata. No estamos pidiendo favores a nadie y tampoco le estamos sacando plata ni a la salud, ni a la educación; estamos pidiendo lo que genera el propio cine en la Argentina”.

—¿Cómo es la relación entre el streaming y el cine local?

—Con respecto al streaming hay una verdad grande que es el tema del monopolio Netflix. Es bastante compleja la situación con respecto a las plataformas, desde conseguir una plataforma, a que haya tráfico. Una de las acciones que hice al comienzo de la cuarentena es liberar todo mi material de forma gratuita, todo el material de lo que tenía derecho posible lo liberé para que la gente lo vea, y en verdad es sorprendente la cantidad de visitas que tiene, pero es difícil de poder cobrar por video “on demand”.

—¿Y el Festival Guácara?

—“Decidimos no suspender porque estamos esperanzados de que se normalice para diciembre y, aparte, vamos a cumplir 10 años. Tuvimos cosas terribles para el Guácara siempre y siempre salimos airosos en esa pelea cuerpo a cuerpo con la realidad, y esta es una más. Vamos a armar el proyecto para el Incaa que se presenta en cinco meses y en agosto-septiembre más o menos enviamos la convocatoria, tenemos la esperanza, por lo menos, de que todo se normalice y que podamos hacerlo. Si no, vamos a encontrar alguna forma de hacerlo, aunque sea online, pero el festival no se va a suspender; no hay duda de que podemos transformar y de que podemos buscar la forma de hacerlo”.

Carlos Kbal, la tarea de administrar dificultades

“Es un momento tan raro, tan extraño y nuevo. Como el cine. Hacer producciones, administrar las dificultades, y eso estamos haciendo día a día. Tuve “suerte” con mi película porque el año pasado llegó un momento que nos planteamos la opción de pedir una prórroga extraordinaria ante el Incaa y filmarlas en marzo de este año, y ahora veo que hubiera sido una catástrofe para la película tener que suspender el rodaje con todo lo que eso implica y con lo magro que era ya de por sí nuestro presupuesto, y se te disparan los costos; no podríamos volver a pedir actualización del Incaa. Por suerte optamos filmarla en noviembre y diciembre del año pasado, y no en las mejores condiciones. Se fue dando una suma de cosas a lo largo de todo el año que nos llevó a esa fecha. Más que nada era el Incaa el tema, porque venía muy mal manejado por el estadounidense Ralph Haiek, que el presidente Macri nombró. El ex presidente de la Nación puso un norteamericano a manejar el cine argentino y terminó muy mal esa administración en diciembre, al punto de que no nos llegó la cuota de rodaje a tiempo, y si no era por los aportes externos, entre ellos la Municipalidad de Caá Catí, no la hubiéramos podido hacer; contamos con la voluntad del equipo que puso el hombro. Luego vino la nueva administración, que como primera medida buscó rescatar los rodajes parados y así fue que pudimos terminar la “peli” antes de Navidad”.

Posproducción en cuarentena

“La pandemia me sorprendió ya en la posproducción de la película y que si bien no es lo mismo sentarse al lado del editor, se puede avanzar igual pero no es lo mismo que sentarse al lado del editor y trabajar en conjunto. La transición para la película es esperar que se flexibilice, porque el editor es Marcel Czombos, así que tendría que ir hasta Santa Ana a trabajar. La posproducción de sonido la haremos en Misiones, con un ingeniero de sonido dedicado al cine exclusivamente; el color también en Misiones y con terminación en Buenos Aires. Tuve el privilegio, hace unas semanas, de ser jurado en un plan de contingencia que sacó el Instituto de Cine de Misiones que consiste en dar premios a desarrollos de proyectos. ¿Por qué? Porque es la etapa del cine en que uno puede trabajar en su casa. Trabaja, de hecho, casi todo en la casa, a menos que salga a investigar o a ver locaciones. El desarrollo de proyecto es básicamente de armado de carpeta para presentar a posibles coproductores y el Instituto de Misiones sacó un plan de contingencia para premiar cerca de 20 proyectos con $35.000 a cada uno y poder presentarlo a futuro en algún lado.  Esto ya logró un aumento considerable de la producción de cine.

Estaría buenísimo poder contar con algo así en Corrientes, pero acá estamos muy lejos de todo lo audiovisual. Siempre digo que acá la cultura sólo pasa por el carnaval y el chamamé. El audiovisual no está considerado como un generador de trabajo.

El año pasado buscamos apoyo pero nunca nos respondieron, a pesar de que la película generó más de 100 puestos de trabajo. Caá Catí movió muchísimo dinero allí y mucha gente del lugar trabajó, pero lamentablemente en la Provincia no se lo ve igual. 

Esperamos que el Incaa saque un plan de contingencia similar al que sacó el Iaavim, porque existe la promesa de hacerlo, porque hay mucha gente parada. El cine en el país genera más de 10.000 puestos de trabajo y en su gran mayoría está todo parado porque los rodajes están suspendidos”.

Una camino de película

“La historia habla de perdedores que tienen un programa de radio sobre misterios del universo y ovnis y quieren salvarse pasando a la televisión. Justamente cae un ovni en los Esteros del Iberá y salen a buscar a los hombrecitos verdes. Ahí comienza la historia y se encuentra con unos personajes de lo más inverosímiles, mientras transitan Corrientes. 

Antes había escrito un par de cortos, incluso unos documentales para Paka-Paka que quedaron  en un concurso semifinalista; pero tuve la suerte de mandar a un concurso nacional del Instituto Nacional de Cine para primeros largometrajes y quedó seleccionado en 2016. Quedó suplente, en realidad, y como uno de los cinco ganadores cayó, pasó el mío, que era el primer suplente. En 2019 firmamos contrato y nos lanzamos a filmar la película, pero el Incaa andaba muy mal y se retrasó todo. 

En el NEA los mejor pagos son los misioneros, porque tienen su Instituto de Cine que los apoya; y siempre hay apoyo a películas misioneras. Acá no hay nada de eso.

A partir del gobierno anterior hay un sistema de puntaje donde los del interior estamos bastante lejos de obtener fondos del Incaa. Se intentó industrializar, pero siempre ganaron las grandes productoras, y las pequeñas o los productores del interior no tenían chance de hacer un largometraje. En ese contexto tuve mucha suerte con ese proyecto que ganó en el Concurso Opera Prima.  

Con Pablo Almirón filmamos en 2017 una película sin recurso prácticamente. El consiguió $100.000 del Instituto de Cultura y ahora está en etapa de posproducción, pero se quedó trabada ahí porque es algo muy caro. Lo más importante se hizo durante 20 días de rodaje en San Cosme, con apoyo del Municipio, pero nadie del equipo técnico cobro un peso por la película. Lo hicieron porque teníamos ganas de hacer una película en Corrientes, pero no es bueno, porque si uno piensa dedicarse profesionalmente a esto no podés pasarte la vida haciendo películas gratis. Está bueno como experiencia, hay que hacerla, pero ahora estamos en un proceso de buscar llegar a la industria del cine en Corrientes. Clarisa Navas va por su segunda película, este año se estrenó en Berlín; Joaquín Pedretti estrenó en la India hace poco “Un Gauchito Gil”. El cine es un trabajo en equipo y el equipo no siempre solo es Corrientes, tenés que buscar apoyo externo. Creo que despacito, siguiendo estos rumbos, tenemos buenas expectativas con la nueva dirigencia del Incaa”.

Joaquín Pedretti

“El primer problema creo que siempre es uno mismo. La pandemia hace que una uno tenga que revisarse desde muchos lugares y, a partir de allí,  también revisar la forma en la hace cine y su trabajo. Ya sé que esto no escapa a los demás empleos y las circunstancias nos obligan a un nuevo panorama, a una nueva realidad o “normalidad”, aunque no sé si existe la normalidad, ni creo que el mundo sea el mismo después de todo esto. Nunca lo fue, pero ahora se va a notar un cambio más radical que va a afectar obviamente nuestro oficio y supongo que nos tendremos que adaptar, desgraciadamente, como siempre; porque somos un rubro que no está muy considerado dentro del panorama político y social. Nos toca -como siempre- tratar de salvar el pellejo y darle la vuelta. Así que no tengo mucha claridad respecto a cómo salir de esto, cómo va a ser la transición, porque realmente no sé qué está pasando.

Todo es posible. Pero a partir de ahí hay que pensar y repensarse como realizador, porque a mí, por lo menos, el proceso colectivo me mueve, me hace aprender cosas, me hace desaprender cosas y creo que es lo que me tiene ocupado en este oficio; no paré de trabajar”. 

Producción de imágenes

“Algo interesante que puede llegar a pasar es que se deje de producir imágenes para revisar las imágenes y eso me parece muy interesante; de hecho, se está viendo eso, y al mismo tiempo creo que las autoras o los autores van a tener que tomar una decisión política a la hora de aceptar lo que el Estado nos proponga como salida laboral; porque también esto del streaming tiene toda una estructura que lo avala y hace que los que menos ganan -en ese sentido- sean los que realizan. Entonces, va a haber que revisar un poco eso y tomar una decisión de participar o no de eso.

Hay un concepto muy interesante relacionado a esto que está en un libro de los 70 de ‘Cine expandido’, donde ya advierte que esto estaba pasando desde que hubo esa transmisión simultánea de la llegada del hombre a la luna, se empezó una carrera satelital que generó lo que llama la atmósfera y esa atmósfera hoy nos puede, una energía que nos habita y nos condiciona, y supongo que ahora se agudizó eso porque todo el mundo está conectado todo el rato y eso obviamente no deja indiferente a la gente que hace cine, pero sí que la gente que hace cine o que hizo cine de manera colectiva -supongo- va a sentir esa nostalgia”.

 Es una pena, porque  uno hace las películas para que se vean, y las circunstancias, si bien permiten que la gente esté viendo más material, condicionan al contacto. La película que hicimos fue para sala y para llevarla a los lugares. No es una película para Netflix”.

Maia Navas, aislamiento y producción    

“Un problema que tiene que ver con el confinamiento es la actividad económica que afecta a  todos los sectores y no escapa a ello el sector del audiovisual, ya sea en realizadores cinematográficos como artistas visuales en general, porque se han perdido muchos eventos donde se iban a mostrar las producciones.

Se ha estancado el financiamiento de proyectos en curso; tampoco se puede salir a filmar o producir. Además, se han trabado las cadenas de pagos y de trabajos ya realizados.

Es imposible no centrar primero la mirada en la problemática económica. Después podríamos hablar de lo que nos produce o cómo se ha modificado nuestro entorno de trabajo que a veces tiene que ver con el afuera. Muchas veces esto significó un cambio de planes y en mi caso me encontraba editando una obra de largometraje de video-ensayo y contaba con la mayor parte del material, pero me faltaba la edición. Como se trata de un trabajo solitario y tiene que ver con la computadora, sigo trabajando, pero hubo unas escenas  que quedaron pendientes y no se pudieron llevar a cabo, y otras que se transformaron. Como trabajo mucho con aspectos sonoros o discursivos relacionados con el entorno que habito, había ciertas cuestiones que tenía pautadas previamente que se transformaron, y hay otros paisajes sonoros  o capas que se generan con la particularidad de la situación en que estamos trabajando”.

Play

“El panorama es incierto, fuimos llevando a cabo las etapas de organización, preparativos y elaboración del proyecto 2020 con las autoridades de la Unne, pero todavía es prematuro hablar si se realizará o no y en qué formato se haría. Estamos viendo alternativas y posibilidades, pero todavía no sabemos, avanzamos como todos los años, pero todo es incierto aún.

No me gustará que sea virtual porque Play tiene algo muy lindo que es el espacio encuentro, de establecer nuevas redes, conexiones que pasan en los talles, las muestras o charlas que proponemos y que se perderían si fuese virtual.

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