Alegría

¡Buen día! “La alegría es algo que todos los humanos perseguimos. La aflicción nos resulta enormemente pesada. Queremos -con razón- flotar por encima de quejas y gemidos. No siempre lo logramos. Nuestra meta -la buscamos instintivamente- es estar contentos. La tendencia no nos engaña: es importantísimo tener el corazón alegre y reflejar esta alegría en el rostro y en el talante”.

Tomo esta cita de Joan Cuiteras i Vilanova -un autor catalán-, aparecida en una breve reflexión: “La alegría, una exigencia”. Dice a continuación:

“Sin embargo, por diversas razones, es poco frecuente encontrar personas alegres. Se oye que la gente hace ruido, se ve que gesticula, que baila y que alterna... pero uno duda de que en esto se encuentra la verdadera alegría. ¡Hay tantas expresiones sin contenido, tantas preocupaciones intrascendentes, tantas conversaciones vanas! La alegría es demasiado seria para tener una existencia superficial. La alegría es una armonía profunda del corazón. Se sitúa en la sencillez y la naturalidad. La alegría sabe que Dios ha hecho la creación admirable y más aún la nueva creación...

La alegría también encuentra su fuente en el dar sin recibir, en el desprendimiento en bien del prójimo, en las cosas pequeñas que juntas forman el gran tapiz de la vida, en la mirada benigna sobre los demás, en la asunción de las adversidades...

La alegría es compatible con el sufrimiento, porque otorga una seriedad de fondo que busca el buen provecho formador de todas las circunstancias. Sabe que todo acontece por nuestro bien y que la escritura de Dios siempre es recta.

¡Estar alegre, qué suerte! Sí, una suerte para nuestro mundo que necesita testigos de alegría, de la alegría que no se confunde con el simple placer. La alegría que no huye de las manos. Si es verdadera perdura y es una fuerza admirable para tomarse la vida seriamente...”.

No olvidemos que la alegría va de dentro hacia afuera. Debe anidar en el corazón para transparentar sus colores.

¡Hasta mañana!