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/Ellitoral.com.ar/ Deportes

Hace 46 años, Mandiyú sacaba boleto para su primer roce con los grandes

Un día como hoy le ganaba en los penales a Atlético Paraná, en cancha de Alvear, y lograba el boleto para el torneo Nacional de primera división del año 1974. El triunfo para empatar la serie fue agónico, y la definición desde los doce pasos le dio un toque épico a la conquista. 
En tinta y papel. Facsímil de la portada de Deportes del diario El Litoral del 16 de junio de 1974.

Rubén Poletti

rpoletti@ellitoral.com.ar

Mientras que en Alemania se jugaba el Mundial con participación de la selección nacional, y en Itatí se celebraba un aniversario más de la Coronación Pontificia de la Virgen Morena, hace 46 años en Corrientes, Mandiyú lograba el pasaporte para su primer roce en el fútbol grande.

Fue un 16 de junio, cuando en el partido decisivo de la zona Mesopotamia, por el torneo Regional, vencía por penales en cancha de Alvear a Atlético Paraná (4-3), y clasificaba al campeonato Nacional de 1974, que se jugaría casi inmediatamente.

Nada fue sencillo para los correntinos. En el primer cruce de la región, el equipo Albo cayó de local (1-2) ante Guaraní Antonio Franco, pero una semana después se desquitó en Posadas, para vencer 2-0 y pasar de fase.

En la siguiente etapa el conjunto correntino se cruzó con el poderoso Chaco For Ever, de José “Pepe” Lestani, que ya tenía oficio en este tipo de certámenes. En el partido de ida, en Resistencia, cayó derrotado por 2 a 1, y en la revancha jugada en la capital provincial fue 0 a 0, pasando de esta manera el Albo a la ronda de perdedores.

Tres semanas después, Mandiyú retomó la competencia ganándole como visitante a Colón de San Justo 3-1, y en Corrientes se aseguraba la definición de una plaza para el Nacional al superar al equipo del norte santafesino por 2 a 0.

 

 

El partido “de ida”

La primera final de la ronda de perdedores de la región de la Mesopotamia se jugó el 9 de junio, en la capital entrerriana, donde Atlético Paraná le ganó sobre la hora al Albo por 2 a 1.

A poco de comenzar el juego, Héctor Ortega adelantó en el resultado a los paranaenses, pero inmediatamente igualó Alberto Monzón para la visita. Promediando la mitad del segundo tiempo, el árbitro Carlos Espósito le mostró la tarjeta roja a Julio Ayala, por juego brusco, y a Mandiyú no le quedó otra que resistir el embate del local, aunque sobre el final un error lo dejó con las manos vacías.

La victoria paranaense llegó “en una jugada desafortunada de (Juan Carlos) Luque, que mucho había hecho para conservar el empate. Cedió con la mano a Parras, la pelota no tuvo el destino previsto y ahí apareció como una saeta (Mauricio) Escobar para efectuar, sin dilación, un potente tiro bajo. El silbato final se oyó instantes después”, escribió el desaparecido colega Hugo Ramón Vallejos, enviado especial de este diario a Paraná.

El resultado era estrecho, y el Albo contaba con la ventaja de jugar siete días después la revancha ante su público. La cancha de Alvear quedó chica, ya que fueron a ver el partido no sólo los hinchas propios, que en ese entonces se circunscribían a personal de la fábrica Tipoití, familiares y vecinos del barrio Popular, a los que se sumaron los aficionados de otros clubes del fútbol correntino.

La revancha

En un partido luchado, Mandiyú le ganó agónicamente a Atlético Paraná 2 a 1, repitiéndose el resultado del encuentro de ida. Al igual que en la capital entrerriana, los paranaenses golpearon primero con gol convertido por Víctor Quinteros pasada la media hora de la primera parte.

En el segundo tiempo el local salió con todo, y Raúl Mansilla estableció enseguida la igualdad con un remate desde afuera del área, tras un despeje corto tras un tiro de esquina de Pablo Sierra. Mandiyú apremió a su rival, y hasta hubo una mano de un jugador de Atlético Paraná no sancionada por el árbitro Héctor Lo Bello, que originó protestas en los jugadores locales.

“Jugándose minutos de descuento y tras un tiro libre de Uribe, (Roberto) Ayala cometió penal. La sanción la ejecutó Monzón, logrando la victoria, y por ende la paridad, para que el partido se decida en los tiros penales”, señalaba en su crónica este medio.

Hace un lustro, de visita por Corrientes, en estas mismas páginas, Alberto Monzón, entrevistado por el colega Víctor Sugastti, revivió ese momento: “No hay rebote porque el partido terminó”, rememoró las palabras del árbitro el delantero al que Carlos Salvador Bilardo le echó el ojo y lo llevó a Estudiantes de La Plata, donde fue bicampeón argentino, primero con el “Narigón”, e inmediatamente después con Eduardo Luján Manera. 

“La gente se estaba yendo de la cancha y volvió. Se armó una batahola detrás del arco para ver el penal. Apunté a la cabeza y que sea lo que Dios quiera; por suerte fue gol”, recordó Monzón, el hombre gol de Mandiyú.

En el desempate por penales cobró dimensión la figura del arquero correntino Juan Carlos Luque, que se lució al atajar dos penales y convertir el remate que le dio al Albo la posibilidad de tener su bautismo en el fútbol de primera división.

“Esto es el fruto de muchos sacrificios. Un gran premio para los jugadores. Ellos se merecen porque trabajaron sacrificadamente para llegar a la conquista ansiada. Me alegro por el fútbol de Corrientes. ¿Mi tarea? No, no diga nada, yo sólo fui un colaborador. Ahora trataremos de hacer todo por una campaña airosa en el Nacional”, expresó tras la clasificación el técnico del Albo de ese entonces, Oscar Silvano Romero.

Un mes y 5 cinco días después, prácticamente con el mismo plantel, Mandiyú haría su debut absoluto en el Nacional de 1974, el primer torneo grande al que accedió un equipo de Corrientes.

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