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Músicos en la pandemia: el nuevo escenario virtual, la vieja precariedad y la vital changa

Apenas decretada la cuarentena, prohibieron los shows musicales masivos. Si bien varios artistas optaron por seguir dando conciertos online, los que no tenían un ingreso fijo sintieron fuerte el impacto. Algunos se las amañaron vendiendo comida o como repartidores. Pese a todo, la mayoría apuesta a una pronta mejoría y consideran que lo virtual es un complemento que vino para quedarse. 

Gustavo Lescano

glescano@ellitoral.com.ar

De golpe se pasó de los encendidos aplausos y la impagable ovación con el “una más…, una más…” del público, al gélido silencio de un living o una habitación. Enfrente, solo una cámara cíclope e inmutable. Una muestra de cómo la pandemia golpeó duro al mundo de la música y reconfiguró su partitura.

Desde mediados de marzo, apenas decretada la cuarentena, una de las primeras actividades públicas que se suspendió hasta nuevo aviso fueron los shows musicales masivos, para evitar aglomeraciones que facilitaran la propagación del coronavirus. Por si fuera poco, también se paralizó el funcionamiento de pequeños locales gastronómicos que solían sumar espectáculos musicales en menor escala.

En definitiva, ni los músicos consagrados ni los novatos volvieron a los escenarios. Al menos no a aquellos que conocíamos hasta antes del covid-19.

Con perspectivas negativas sobre un regreso a las tablas a corto o mediano plazo, el aislamiento social y obligatorio transformó la casa de muchos músicos en un estudio de grabación.

Celulares, laptops y camaritas empezaron a conectarlos a través de las redes sociales a un público remoto e incalculable. Primero fueron unas tímidas actuaciones de prueba, como para acompañar al mensaje comunitario de “Quedate en casa”. Luego empezaron a salir hacia un terreno más creativo y con mejor sonido, con lo cual la virtualidad se consolidó rápidamente.

Así proliferaron los shows en este formato y para distintas plataformas.

Inmediatamente se sumó la modalidad “a la gorra” para recibir un aporte monetario del espectador, esencial para cubrir -en parte- las necesidades de grupos o solistas afectados por el parate.

Sin embargo, pese a que la crisis trajo nuevos desafíos que entusiasmaron al sector, muchos músicos pronto cayeron en una situación de vulnerabilidad. En especial aquellos que afrontaban, por diversos motivos, un contexto de precariedad profesional y de precarización laboral, que no solo tiene que ver con el amateurismo, sino con la misma crisis económica que atraviesa a todas las actividades: quien no tiene un ingreso más o menos estable, difícilmente puede sostenerse con las ganancias de la música. Y menos en tiempos de pandemia.

A medida que se extendió la cuarentena y sus restricciones, más voces expertas coincidieron en que los espectáculos presenciales serán de las últimas actividades que se habiliten en la “nueva normalidad” de la pospandemia. De esta manera, el escenario se volvió mucho más complejo.

Al compás de la crisis

A casi cuatro meses de la suspensión de eventos culturales, la asociación Músicos Independientes de Corrientes (Mico) difundió un relevamiento propio sobre el impacto de la pandemia en el sector. Esta especie de radiografía hecha sobre una población de casi 400 artistas musicales correntinos, detectó varias afecciones preocupantes en el rubro.

“La suspensión de eventos puso en situación de vulnerabilidad económica y social a músicos, mayoritariamente chamameceros y de otros géneros folclóricos”, advirtieron desde Mico. Las cifras hablan por sí solas: “El 73% (de los consultados) es el principal sostén de familia; el 68% no cuenta con ingreso mensual fijo; el 76% ni siquiera es monotributista; el 78% no recibió asistencia económica en pandemia”.

Frente a estas estadísticas, Mico comenzó a colaborar con la presentación de proyectos legislativos en beneficio del sector, como también llevando propuestas de programas especiales y gestionando medidas estatales, en los diferentes niveles, para brindar contención a los artistas populares.

“Con el relevamiento detectamos músicos de los que se sabe muy poco, casi nada, que no salen en los medios pero que están en la profesión y trabajaban intensamente en actuaciones durante todos los fines de semana. Muchos son el sostén de su familia y, como en otras profesiones, se las están ingeniando en esta pandemia para hacer otras cosas y recuperar ingresos”, describió a El Litoral Alejandro “Tato” Ramírez, referente de la asociación.

El acordeonista remarcó que “hay mucha gente que está laburando en otra cosa: algunos están vendiendo comida de elaboración propia o familiar, o hacen torta parrilla en un puesto callejero; otros venden variados productos que pueden conseguir en mayoristas, o bien hacen reparto con sus motos..., se las amañan”.

Al respecto, “hay dos cosas que nos interesa trabajar en medio de esta crisis: primero la cuestión urgente, que es la de brindar asistencia a colegas y activar un trabajo que permita recuperar ingresos mensuales. Y lo segundo es pensar cómo readaptarnos, cómo seguir de acá en adelante”, afirmó Ramírez.

Sobre el tema agregó: “Si vamos a solicitar ayuda al Estados provincial, seguramente nos la darán. Tal vez sea una actuación virtual paga, pero eso significa que en un par de meses te van a pagar, cuando ahora hay que pagar la luz, comprar la mercadería, etcétera. En esto está lo urgente”.

Sin dudas, la situación de algunos músicos es muy complicada. “No queremos ahondar en estos casos ni exponerlos públicamente, sino más bien ocuparnos y juntar algunas mercaderías y acercarlas a los que las necesitan. Es muy duro lo que están pasando: pensar que hace tres o cuatro meses eran ídolos en los grandes escenarios del chamamé y hoy hay que llevarles mercadería… La verdad, todo es muy complicado”, contó un sensibilizado “Tato” Ramírez.

Componer el futuro

“La pandemia sirvió para desnudar muchas cosas difíciles en el ámbito musical, pero también generó la aparición de varias alternativas para seguir en la profesión, como algún show online por redes sociales y a la gorra, con CBU propio o teniendo auspiciantes. Hay muchas opciones, pero primero esperamos que se termine esta cuestión sanitaria. Igual, debemos entender que el streaming y todas las opciones virtuales vinieron para quedarse. Tenemos muchas propuestas y estamos dispuestos a mantener reuniones con la Provincia para diagramar y concretar eventos en este formato. De igual manera con la Municipalidad y, aunque aún no pudimos tener contactos, esperamos contar con su apoyo en este sentido”, indicó Ramírez.

El chamamecero de 33 años, hijo de “Nino” Ramírez y actual integrante del grupo Tajy, también advirtió sobre una brecha tecnológica que hay que cerrar para avanzar con los shows virtuales. “No todos tienen equipos para transmitir un evento de este tipo, o no tienen experiencia o no fueron capacitados para tal fin”, planteó.

Por eso, reducir esta brecha es otro aspecto que desde la asociación Mico están gestionando. “Nuestra idea, que la llevó adelante Ariel Báez (diputado provincial e integrante del grupo Los Alonsitos) y presentó un proyecto en la Legislatura, es que frente al impacto de la pandemia los músicos podamos acceder a créditos a tasa cero para poder comprar equipos. Al menos cubrir el costo de un celular nuevo con capacidad para hacer estas transmisiones, una notebook accesible, un micrófono, cámaras, placa de sonido, etcétera. Un programa de asistencia similar al que se implementó con los docentes”, referenció “Tato” Ramírez.

Consultado al respecto por El Litoral, el legislador Ariel Báez confirmó el fin de semana que hubo avances en la coordinación del Gobierno provincial, a través del Instituto de Cultura, con el Banco de Corrientes, para definir la factibilidad de las líneas crediticias, aunque -aclaró- todavía no hay detalles sobre modalidad y fecha de lanzamiento.

La semana pasada “avanzamos en un pedido al Poder Ejecutivo para que se gestione una línea de créditos a tasas subsidiadas para la compra de herramientas tecnológicas, que hoy son sumamente necesarias para dar clases online o brindar espectáculos bajo esa misma modalidad”, recordó el diputado y acordeonista de Los Alonsitos.

En cuanto a asistencia estatal al sector de la cultura por el impacto del coronavirus, cabe señalar que también está abierta la inscripción (desde hoy y hasta el viernes 17) para solicitar una ayuda excepcional y extraordinaria del programa “Becas Sostener Cultura II” impulsado por el Fondo Nacional de las Artes en conjunto con el Ministerio de Cultura de la Nación y la Anses. Las becas serán por un monto de hasta $30.000. Para más información: www.cultura.gob.ar, o por e-mail a sostenerculturafna@fnartes.gob.ar.

Sinfonía de esperanzas

En lo que va de la cuarentena y el distanciamiento físico, tanto en Capital como en el interior se brindó apoyo estatal al sector y se desarrollaron diversos eventos para que la música no se detenga y para que los músicos sobrevivan al fuerte impacto.

Por ejemplo, en Caá Catí el Municipio entregó en dos ocasiones una cierta cantidad de kits de accesorios a los músicos como ayuda ante el parate.

En Capital, la Municipalidad desarrolla los domingos su Peña 2.0 en formato virtual, un encuentro con el chamamé que hasta antes de la pandemia se realizaba en costanera Sur.

En tanto, el Gobierno provincial acompañó una serie de presentaciones de chamameceros que se transmitió por internet y la televisión local desde el Teatro Vera. Además, actualmente patrocina la emisión de un ciclo de acústicos con bandas de distintos géneros.

Asimismo, la Provincia sumó hace poco el “Corrientes Cumbia”, online y por TV.

En otras comunas impulsan ciclos de recitales online, tal es el caso de Mercedes con “Bandas en el andén”. Y el domingo pasado la Municipalidad organizó una peña chamamecera presencial y online, con un cupo de solo diez espectadores.

Del mismo modo, a principios de julio se lanzó en Curuzú Cuatiá una serie de recitales virtuales a beneficio de los músicos locales.

Estos son solo algunos ejemplos del esfuerzo del sector para gestionar un apoyo estatal y comunitario que les permita superar el golpe, pero también para acrecentar su solidaridad, abrir perspectivas creativas para la pospandemia y seguir llevando música a la gente. Una preciada ofrenda en tiempos de incertidumbre, porque la música salva…, y los músicos lo saben.

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