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Trasplante de órganos... ¿y personalidad?

Donación en auge. Los trasplantes son cada vez más comunes.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

En las últimas décadas se puso de moda el donar órganos, o parte de ellos, para salvar vidas y en este campo sucedieron hechos que no tienen explicación científica. Por ejemplo, un niño de nueve años que recibió el corazón de una nena de tres años que murió ahogada, desarrolló un inexplicable miedo al agua que antes no tenía. Las últimas investigaciones en torno a este extraño suceso, buscan echar luz al respecto y apuntan a la existencia de un alma o conciencia inmortal. Ahora bien, ¿cuál podría ser la explicación científica para estos hechos? Uno de los cardiólogos más importantes de España y el mundo es el Dr. José María Caralps Riera, quien se interesó por esta clase de sucesos cuando estudiaba en los EE UU. Es jefe del Servicio de Cirugía Cardíaca del Hospital de Barcelona y en 1984 realizó el primer trasplante exitoso de corazón en España. A lo largo de su carrera realizó más de doscientas delicadas operaciones de este tipo y llegó a ocupar la presidencia de la Sociedad Europea de Trasplantes Cardíacos.

Respecto de buscar una explicación científica sobre los trasplantes, señaló que “la primera teoría es la llamada memoria celular, según la cual todas las células de una persona tienen la capacidad de almacenar memorias vividas por ésta. Otra teoría con bastantes defensores es la que se conoce como memoria sistémica que sostiene que todos aquellos órganos que están en relación constante como el corazón bombeando sangre y el cerebro enviando señales al mismo, son capaces de almacenar memoria y energía. En relación a esta última explicación el Dr. Caralps asegura que su fundamento podría encontrarse en una células propias del corazón llamadas ICA, capaces de segregar aminas como la dopamina o la epinefrina, que pueden influir sobre todos los órganos del cuerpo, incluido el cerebro. Estas células poseen capacidades magnéticas como otras que hay en el cerebro, de modo que no sería nada descabellado decir que también pueden contener memorias esenciales de la persona. También el médico deja en claro que estos recuerdos propios del donante, que algunos trasplantados han comunicado a sus médicos, tienden a desaparecer con el tiempo y no tienen significación patológica, pero es necesario estudiarlos porque podrían ofrecer informaciones interesantes para el avance y el estudio de la ciencia médica en este campo.

Otra importante opinión es la de la Dra. Candace Pert, profesora del Departamento de Fisiología y Biofísica de la Universidad de Georgetown, EE.UU., quien es una firme defensora de que la mente no está en el cerebro sino en el cuerpo entero: “La mente y el cuerpo -afirma- se comunican a través de unos químicos llamados péptidos, que se encuentran tanto en el cerebro como en el estómago, en los músculos y en los órganos más importantes. Por lo tanto, las memorias no solo son almacenadas en el cerebro, sino en una red psicosomática que se extiende por todo el cuerpo.”

Sorprendentes testimonios

El Dr. Paul Pearsall es un cardiólogo especialista que el año pasado dio una conferencia para médicos cardiólogos en Houston, Texas, sobre la memoria del corazón y una médica tomó la palabra para narrar que “tengo una paciente, una niña de ocho años, que recibió el corazón de otra de diez, que había sido asesinada. Su madre me la trajo a consulta cuando comenzó a tener sueños sobre el hombre que había matado a su donante. Después de algunas sesiones me fue imposible negar la evidencia de lo que me estaba contando. Su madre y yo decidimos entonces llamar a la Policía, que apoyándose en la descripción hecha por la niña, logró identificar y descubrir al asesino. El momento, el arma homicida, el lugar, la ropa que llevaba, todo lo que la pequeña había visto antes de ser asesinada fue contado en detalle. Con estos datos la Policía llegó al asesino, que sin mayor resistencia, abrumado por la evidencia, confesó su crimen y fue sentenciado a cadena perpetua”. Un caso realmente increíble.

Otro caso impactante fue el de Jimmy, un pequeño de nueve años al que le trasplantaron el corazón de una niña de tres que murió ahogada en la piscina familiar. La madre del niño declaró ante los investigadores que “lo que más me impacta es que Jimmy ahora le tiene pavor al agua, cuando antes le gustaba mucho ir a nadar, le encantaba. Vivimos cerca de un lago y se niega a salir al jardín trasero de la casa, que da sobre las aguas del lago. No para de cerrar la puerta trasera y echar llave. Dice que le tiene miedo al agua y no sabe porqué, además se niega a hablar del tema. Otro más: Ben es un profesor de primaria de 56 años en Washington y comenzó a tener un sueño repetitivo tras ser sometido a un trasplante de corazón: veía un fuerte haz de luz que le alcanzaba el rostro y sentía un gran calor. Entonces aparecía frente a él un hombre que lo miraba fijamente. Resulta que el donante era Casey, un policía de 34 años que murió tras recibir un balazo en la cara por parte de un narcotraficante, a quien se aprestaba a detener. Su mujer cuenta así su muerte: “El maleante le disparó en plena cara, la última imagen que tuvo debió haber sido la de un terrible relámpago. La Policía nunca pudo detener a este sujeto, pero ahora, en base a la descripción, es posible encontrarlo.” Casos como estos hay cientos, miles quizás en todo el mundo, lo cual nos hace pensar acertadamente que en el campo de trasplante de órganos, hay muchas cosas que  recién comenzamos a descubrir y entender.

El Dr. Evan Balaban, del Instituto de Neurociencia de La Jolla, California, tomó células del sistema nervioso de un embrión de pollo y las implantó en uno de codorniz y viceversa. Como resultado, la codorniz cacareaba y picoteaba como un pollo, y éste movía la cabeza igual que una codorniz, lo cual demuestra que en este campo, la ciencia está en pañales. Por ejemplo, hoy en día se utilizan válvulas cardíacas de cerdos en humanos. Para reducir el rechazo de las células humanas a otras procedentes de una especie diferente, los científicos ya están preparando a cerdos donantes, introduciéndoles genes humanos para un futuro trasplante a un ser humano.

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