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/Ellitoral.com.ar/ Nacional

La historia del jubilado correntino que recibirá una herencia millonaria

Trabajó de locutor y empleado en la mesa de entradas de la Tesorería del Gobierno de Misiones. Tiene 66 años y vive en el barrio de Villa Cabello, en Posadas.

"Luché todos estos años para que se reconociera mi identidad y lo hice por mi dignidad", dice Manuel Antonio Manubens Calvet, cómodamente sentado en el garage de su casa del populoso barrio de Villa Cabello, en Posadas, donde vivió casi toda su vida.

Este correntino, de 66 años, es el heredero menos probable de la fortuna que dejó Juan Feliciano Manubens Calvet cuando falleció en 1981 y que esta semana volvió a ser noticia porque la Justicia cordobesa formalizó el reparto, y ordenó la transferencia de los bienes tras casi 40 años de litigio.

Manuel, que toda su vida trabajó de locutor y empleado en la mesa de entradas de la Tesorería del Gobierno de Misiones, ahora recibirá 5 millones de dólares de los US$ 230 millones en que fue valuada la herencia en el año 2017.

La Nación compartió con Manuel una mañana en su casa del barrio de Villa Cabello en Posadas, casi en las afueras de la ciudad. Vive como cualquier jubilado en un barrio de clase trabajadora. Estaba leyendo los diarios con Cristian, uno de sus nietos.

Lo increíble es cómo logró este correntino de origen muy humilde, meterse en una de las fortunas más disputadas de la Argentina. Hijo de una cocinera en una estancia correntina donde Manubens Calvet iba de visita, con seis medio hermanos -todos de padres diferentes-, y casi sin pruebas y con un ADN que dejó más dudas que certezas.

Manuel, que llegó a encadenarse en Villa Dolores hace años para que la Justicia cordobesa admitiera su reclamo, fue condenado en primera instancia por falsedad ideológica por la Justicia Federal, pero luego absuelto por la Cámara de Casación. "Queda una causa por estafa procesal y vamos a pedir el sobreseimiento", explicó uno de sus tres abogados, el penalista Rosendo Montero.

Es un hombre sereno y con mucha paz. Durante cuatro décadas sostuvo contra viento y marea que es el único hijo del multimillonario cordobés.

"Ayer estuve hablando con todas las radios: me llamaron de la CNN, ¿vos sabés qué es la CNN?", pregunta. Pasa un colectivo casi vacío y el inspector, parado en el estribo, lo saluda: "Chau, Manubens", le grita.

Aparece un amigo de su época de empleado estatal y se queda parado, sin hablar, simplemente compartiendo el momento, con todo el tiempo del mundo. Todo sigue como si nada para este hombre acostumbrado a esperar.

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Seis hermanos de padres distintos

Lo más increíble de la historia de Manuel Manubens o Manuel Maidana, como se lo llamaba hasta que la Justicia le dejó usar el apellido del cordobés, es que logró que lo admitieran en el reclamo.

Partiendo de un origen muy humilde, y prácticamente sin pruebas contundentes, obtuvo el reconocimiento como uno de los herederos y único hijo de Manubens Calvet, un empresario cordobés que ni siquiera tenía campos en Corrientes. "Es cierto que no me parezco a él, yo soy bien correntino, mi hijo por ahí se parece un poco más", admite.

Las pruebas de ADN que se hizo tampoco confirmaron el parentesco. Montero le dijo a La Nación: "Al cuerpo de Manubens Calvet lo hicieron desaparecer, las pruebas se cotejaron con otros familiares y dieron un 66% de probabilidades".

Manuel, según su relato, fue concebido en la estancia correntina Santo Domingo, de la acaudalada familia Patri, ubicada casi en el perímetro de los Esteros del Iberá.

"La estancia tiene pista de aterrizaje y en su avioneta llegó un día de visita Juan Feliciano Manubens Calvet, mi mamá era cocinera, y ahí se conocieron", señala.

La historia no se la contó la madre, que nunca le dijo quién era su padre. "Mi mamá no hablaba castellano, solo guaraní y no sabía leer ni escribir en castellano", señala. La mujer murió sin decir nada sobre su origen.

Lo más increíble: Manuel tuvo seis hermanos y todos de padres distintos."No son hermanos, son medio hermanos, el único hijo de Manubens Calvet soy yo", se apura en remarcar la diferencia. "Solo mantuve contacto con una de mis media hermanas", explica.

Manuel dice que se enteró que su padre era un tal Manubens Calvet años antes, cuando vio su nombre escrito en un papel dentro de un libro. Sin embargo, en ese momento no le dio importancia.

Su lucha comenzó a principios de los 80, cuando vio en el diario que una paraguaya había sido apresada por afirmar falsamente que era hija de Manubens Calvet y comprobó que se trataba de un personaje que había dejado una herencia millonaria.

"Me fui a Ituzaingó a hablar con un maestro mío que se había recibido de abogado. Con él fuimos a Córdoba y nos presentamos ante el juez, hace muchos años, ahí comenzó todo. El juez me dijo: mirá, tenés que averiguar bien y traer pruebas", recordó.

Manuel cuenta que cambió como seis o siete veces de abogado. "Yo no les pagué, pero supongo que deben haber cobrado, parte de la herencia va a ser para los abogados. Ahora tengo tres abogados", señala. "No tengo sus teléfonos, ellos me llaman acá", explica.

Dice que una de las pruebas principales que aportó son una foto en la que Manubens Calvet está con su madre y con él, todavía bebé, en brazos. Le pedimos que la muestre y entra a la casa, y tras un rato dice que no la encuentra. Sí, en cambio, muestra el DNI donde se lee claramente su nombre y apellido. Al rato viene uno de sus hijos, que también tiene un DNI con el mismo apellido.

"Luché por mi dignidad", cierra, este hombre, con paz y serenidad. Rodeado de su familia y sus amigos, y con una sonrisa por haber llegado a un final feliz después de tantos años de lucha.

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Por Martín Boerr

La Nación

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