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¿Es posible una alimentación saludable sin carbohidratos?

En los tiempos actuales, donde la Nutrición como ciencia está siendo muy manipulada. Existen modas alimentarias que prometen un estado nutricional óptimo, una de ellas es la que estigmatiza a los hidratos de carbono convirtiéndolos en los culpables del sobrepeso. ¿Fobia a los hidratos de carbono?  

Por Narella Antonina Colussi (*)

Hace ya algunos años que se vienen demonizando alimentos ricos en hidratos de carbono sin ninguna discriminación respecto a sus tipos, si bien existen carbohidratos simples como el azúcar, los dulces, las golosinas, los postres que no ejercen un efecto saludable, existen otros denominados carbohidratos complejos que si son indispensables para una nutrición óptima como los cereales integrales (pastas, pan, panificados y todo producto que contenga harinas integrales), y las legumbres. 

La European Food Information Council entre otras entidades con gran cantidad de artículos científicos de respaldo expresan que el consumo de cereales integrales reducen en un 30 % el riesgo de padecer varias afecciones crónicas propias de las sociedades modernas, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y la obesidad. Esta propiedad beneficiosa es atribuida a su alto contenido en fibra, que no solo es responsable de lograr saciedad, contribuir a controlar algunos parámetros bioquímicos como el colesterol y la glucemia y favorecer el tránsito intestinal sino que además su principal rol es de ser sustancias prebióticas que favorecen el crecimiento y funcionamiento de bacterias probióticas, actualmente uno de los temas centrales a los que las Sociedades Científicas de Nutrición se abocan en miras de sus implicancias metabólicas de la microbiota intestinal.

La importancia de la conciencia

Muy pocas veces ingerimos alimentos con la plena conciencia del efecto que ejercerán en nuestro organismo, su influencia en el equilibrio del medio interno y la calidad de vida. Sin embargo, la alimentación está estrechamente relacionada con la salud de modo tal que una dieta rica en grasas saturadas, azúcares simples y sodio eleva el riesgo de sufrir enfermedades crónicas no transmisibles como obesidad, diabetes, cáncer, enfermedad cardiovascular y síndrome metabólico. 

De forma opuesta, existen alimentos con la facultad de proteger al organismo y prevenir el desarrollo de dichas patologías, los mismos reciben el nombre de “Alimentos Funcionales” definidos por el Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (Ilsi) como aquellos de los que se espera que ejerzan un efecto beneficioso específico sobre la salud, por contener natural o industrialmente un determinado contenido nutricional o de compuestos activos de carácter protector.  Los cereales integrales (harinas integrales) y legumbres, las fuentes alimentarias más ricas en hidratos de carbono complejos, vitaminas y minerales por tanto constituyen en sí mismos alimentos funcionales naturales, de allí la peligrosidad de su demonización y el abandono de su consumo.

¿Qué son exactamente los cereales integrales?

Las semillas de los cereales como trigo, avena, cebada y centeno (cereales Tacc) y arroz que aún no han sido procesadas están compuestas por capas que de afuera hacia adentro son salvado, endospermo y germen. El salvado es el recubrimiento sólido más externo de los cereales y contiene una interesante cantidad de fibra dietética sobre todo de la de tipo insoluble, además de otras sustancias saludables como compuestos fenólicos, minerales como zinc, fósforo y magnesio y vitaminas hidrosolubles como las B2 y B3. La diferencia con respecto a los cereales o harinas refinadas es que para elaborar productos como pan, pastas, galletitas o copos de cereal tradicionales se someten a los cereales y sus harinas a tratamientos de procesamientos a fin de mejorar la textura, sabor, palatabilidad y color, pero durante el proceso de refinado de las semillas suele retirarse el salvado y por ende perderse del aporte de sus nutrientes esenciales.

Los alimentos integrales son productos que han sido elaborados con harinas integrales de cereales como trigo, avena, centeno y maíz, ejemplo de ello son el pan integral, galletitas integrales, pastas, masas para tartas, empanadas entre otras opciones. Cabe destacar que el consumo de cereales Tacc solo está restringido para aquellas personas que tengan enfermedad celíaca ya que los mismos constituyen un alérgeno para su organismo.

La Nutrición es una ciencia, se rige por la evidencia científica

La evidencia científica no ha avalado ninguna premisa que fomente la carbofobia, es así que se promueve la práctica de un plan alimentario completo, armónico, adecuado y de óptima calidad nutricional caracterizada por un patrón de consumo variado: esto incluye inicialmente lácteos descremados, huevo, carnes magras (vacuna, pollo, pescado), vegetales, frutas, cereales integrales, legumbres, aceites naturales (girasol, maíz, oliva), actualmente se han incorporado otros alimentos dentro de un patrón saludable en vista de las implicancias que la mirobiota intestinal tiene para la salud, algunos de ellos son los alimentos fermentados, lácteos probióticos y frutas e infusiones ricas en compuestos polifenólicos. Es vital además recordar que la alimentación de una persona siempre se diseña acorde a sus hábitos, gustos, costumbres, estado de salud/enfermedad y alcance socioeconómico ya que la nutrición debe ser de carácter personalizada. 

 

(*) La autora es magister internacional en Nutrición y Dietética, y licenciada en Nutrición. Dispositivo “El Camino” - Atención médica, nutricional, psicológica y psiquiátrica (Carlos Pellegrini 1728, Cel.: 03794-346971).

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